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Es lógico que sea amado y odiado por muchos. Nada más certero para provocar grandes pasiones como entrar en los terrenos fangosos de la burla y la crítica. Sobre todo en Colombia, donde la gente no está acostumbrada a recibir con estoicismo comentarios con tintes negativos o burlescos, sino con la piel irritada y en estado de reverberación. Eso le pasa a cualquiera que intente levantar el dedo para señalar, eso le pasa al que tenga el coraje para ir en contra de la corriente y dar más de tres opiniones. Eso seguramente le pasa a Daniel Samper, quien ya es conocido por sus columnas de opinión, primero desde la revista Jet- Set y ahora desde Semana. Como director de SoHo, una de las revistas más exitosas dentro del mercado colombiano, también ha sido blanco de críticas. El Espectador lo entrevistó.
¿Cómo ha sido la experiencia de escribir una columna en ‘Semana’?
El ritmo es muy duro. Escribir cada semana es como una cárcel verdadera y con dos limitantes que la convierten en un reto. Que el tema debe ser político y que tenga un ángulo humorístico. Lo estoy asumiendo, espero que con dignidad.
¿Qué disfruta más, ser director o columnista?
Son dos oficios muy distintos. Es la diferencia entre jugar un partido de fútbol y ser el técnico del equipo.
¿Cuáles son esos temas recurrentes objetos de la crítica en su columna?
Desde luego el principio elemental consiste en burlarse de los poderosos y tratar de defender a los débiles, en términos muy generales. Y, por supuesto, hacer críticas al régimen de derecha que nos gobierna, y a la figura intocable de Uribe: trato de que sea con metáforas divertidas (cómo sería una universidad dirigida por Uribe, por ejemplo), pero que giren en torno a lo terrible que me parece la figura mesiánica del Presidente, su preponderancia por los temas de seguridad frente a los sociales, sus ganas de imbuir al Estado en la religión católica y demás desmanes típicos de un Gobierno tan de derecha como el suyo.
Algunos critican que cuando no se conoce bien el tema es fácil esconderse en el humor, ¿qué opina de esto?
No creo que me esté ocultando detrás del humor. Trato de registrar en esa columna el oleaje cotidiano de las grandes noticias. Esas noticias están aterrizadas en cosas muy cotidianas, un diálogo con mi esposa o con unos amigos, o con una tía que es ultrauribista, de modo que es una visión de los sucesos contada desde un ángulo cotidiano y con algo de humor, por supuesto.
Carolina Sanín, columnista de nuestro diario publicó en El Malpensante un artículo y este es un aparte. ¿Qué opina?
Para un lector escrupuloso puede resultar incómodo que un pornógrafo aparezca, de repente, como voz de la opinión pública. Es difícil imaginar que Newsweek, por ejemplo, contrate a Larry Flynt para que escriba semanalmente una columna en la que pretenda sensibilizar a los lectores sobre las injusticias de la sociedad o los desmanes de los políticos. Pero estamos en Colombia, donde es usual ejercer actividades que se contradicen entre sí (para la muestra, los legisladores delincuentes). Por eso, no es sorprendente que Daniel Samper Ospina, director de la revista SoHo (“Sólo para Hombres”), funja también como columnista de opinión en Semana.
Me gusta que haya gente que se dedique a leerme con tanta pasión, así sea para detestarme; cuando leí su novela me fui a las veinte páginas, no insistí así fuera para escribir después en contra de ella. De modo que me gusta saber que ella no se pierde ni una sola de mis columnas, así sea para pasarlas después a cuchillo bajo su pluma, pluma que ha colaborado y alumbrado las páginas de SoHo, la revista que ella considera pornográfica.
¿En algunos momentos se siente contradictorio en su trabajo?
Según como lo vea, pero en términos generales no. Creo que le di profundidad a una revista frívola. Conseguí que detrás de esa especie de caparazón que invita al consumo haya un espacio refrescante para hacer periodismo, conseguí encontrar grandes firmas y temas creativos, originales, para que esos grandes periodistas y escritores los desarrollaran. En esa misma medida conseguí hacer que gente que generalmente no leía terminara leyendo. De eso me puedo sentir orgulloso y no me siento contradictorio con lo que he hecho. Si me critican por frivolizar una revista profunda, es un contrasentido, SoHo nunca ha sido una revista profunda.
¿No es triste que para vender contenido se tenga que desnudar a las mujeres?
Creo que lo de empelotar a las viejas es más que empelotar a las viejas. Pienso que desmitificar el desnudo puede hacer que un país se vuelva más liberal. Hay muchísimos moldes ideológicos que heredamos de la sociedad que uno puede romper a través de la imagen de un desnudo. No es simplemente un argumento comercial, sino también un mensaje que hemos empezado a transmitir a través de los desnudos de los hombres
Así como sirven para romper imaginarios, también logran perpetuar aquellos que no son necesariamente buenos…
Entiendo las críticas de las personas que dicen que la revista es muy machista, pero no la veo así. No veo los desnudos de SoHo como una agresión contra las mujeres. Me parece respetable en oficios que tienen que ver con la imagen para los cuales salir en una revista es un hecho laboral . Hay una discriminación de ciertas feministas contra ese tipo de trabajos. Abrogarse el derecho de decir desde la cima de la intelectualidad qué trabajos son buenos o no, o sanos o profundos. SoHo saca mujeres porque es una revista de intereses masculinos, y a nosotros los hombres nos gustan las mujeres bonitas. Hay más machismo en las revistas para mujeres que sacan mujeres en su portada. La prueba de que SoHo no es una revista machista es que si hiciéramos una revista para mujeres, sacaríamos hombres. Las dos ediciones que hemos hecho se han evaporado.
¿Y si fuera alguno de sus familiares?
Si mi hermana, mi mamá o mis hijas quieren ser modelos y les parece importante para su carrera, no tendría el mínimo reparo en que salgan desnudas en una revista.
¿No se vende un poco la idea al hedonismo masculino y un poco la fobia al compromiso y la poca esperanza del amor romántico y el matrimonio?
Todo lo contrario. Hemos hecho toda clase de artículos y de cuentos de amor, hemos promovido todos los temas del alma humana, entre ellos la muerte y desde luego el amor, que para muchos es a veces lo mismo. Así que no creo que sea una revista empecinada torpemente en el hedonismo, hemos tenido muy buenas firmas, hemos intentando tocar todos los temas que involucran la cotidianidad de un hombre, pero creo que hemos defendido más de una vez el amor.