‘Fuimos verdugos de la sociedad’
El ex paramilitar ‘Diomedes’ dice que con sus propias manos asesinó a más de 150 personas y que participó en unos 50 falsos positivos.
Redacción Judicial
Luis Adrián Palacio, alias Diomedes, dice que entró al Ejército como infiltrado de las autodefensas, reafirma sus denuncias contra el general (r) Mario Montoya y reconoce que mató a más de 150 personas, muchas de las cuales eran inocentes. Sostiene que por sus denuncias está amenazado, pero que no se retractará nunca. En la otra orilla, el oficial (r) Montoya lo tilda de mentiroso y de canalla por sus señalamientos. Asegura que no lo conoce y que fue él quien lo hizo sacar del Ejército porque traficaba con armas. Y recalca que Diomedes tiene un largo prontuario criminal que lo descalifica como testigo creíble, ya que está procesado por extorsión, concierto para delinquir y otras atrocidades perpetradas durante su paso por las Auc. Sin embargo, Diomedes aseguró que no se va a retractar de sus denuncias.
¿Cómo se vincula con las Auc?
Desde 1998 me incorporé y al año Doble Cero me mandó a prestar servicio en el Ejército para infiltrarme. Primero fui autodefensa y luego soldado.
Usted contó ante un fiscal de Justicia y Paz de un supuesto envío de armas que el general Mario Montoya le hizo a ‘Doble Cero’. ¿Cómo fue ese hecho?
Cuando era soldado en el Chocó trabajaba con las Auc. En el Batallón Manosalva era el encargado de sacar armamento y entregarlo a las Auc. Luego vine a Medellín con el general Montoya, a finales de 2001. De la IV Brigada saqué 50 fusiles, unos 800 camuflados, 50 mil cartuchos de todo calibre, botas militares y granadas. De todo.
¿Quiénes eran sus contactos con el general Montoya?
En la IV Brigada trabajaba con los sargentos Piedrahíta y Pardo. El contacto con el general Montoya eran ellos.
¿Pero usted tuvo contacto directo con el general Montoya?
Dos veces. La primera fue cuando salí de la cárcel Bellavista, cuando me capturaron en una base por supuesto tráfico de armas. Salí de Bellavista y a los 15 días me fui para la IV Brigada y hablé con él y la respuesta fue: “Ábrase, que esto se calentó”. A los días me llama Doble Cero para que le recogiera la camioneta que me dio el general Montoya.
¿Dónde, según usted, el General le entregó el armamento?
Al frente del obelisco de Medellín. Él llegó en uniforme y con dos escoltas. Dio seis fusiles AK 47 y M-16.
¿Cómo salió usted de la cárcel?
Ellos mismos (el Ejército) me consiguieron abogados y en 15 días estaba en la calle. Luego me fui a trabajar al bloque Metro y en 2004 me capturan otra vez en Yarumal (Antioquia).
¿Cómo fueron los supuestos contactos entre ‘Doble Cero’ y el general Montoya?
Doble Cero había sido capitán del Ejército. Ellos dos se hablaban desde hacía mucho tiempo para transportar gasolina y tropa por el nordeste de Antioquia.
¿Cuándo entró a las Auc?
Por medio del hermano mío, que entró en 1994 y yo en 1998.
¿En qué acciones participó?
Muchos homicidios en Antioquia.
¿Más que una infiltración, usted entró al Ejército como un contacto de las Auc?
Exactamente. Para suministrarle material de intendencia y de guerra a Doble Cero.
¿Cómo se organizó la acción en la que recibió el armamento?
Me llamó Doble Cero y me dijo: “Váyase para la IV Brigada para que me recoja un encargo”. Llegando allá, recibí otra llamada de él: “Que el señor lo está esperando al pie del obelisco”. Yo ya distinguía al general, y él me dijo: “Esto es para que se lo lleve al señor”. Y también entregó el vehículo en el que estaban las armas, una camioneta Mazda de color gris. Las armas iban encaletadas.
El delincuente siempre es delincuente. ¿Por qué creerle?
En mi primera versión ante un fiscal de Justicia y Paz a mí me dijeron: “Usted tenía que tener contactos con oficiales”, y yo le dije: “Sí, es verdad”. Ya que el general Montoya diga que es mentira, es otra cosa. A los 15 ó 20 días de haberlo señalado vino un supuesto abogado a ofrecerme $100 millones para que me retractara. Eso fue en junio del año pasado.
¿Quién era el abogado?
Le pedí tarjeta y no me la quiso dar, pero el tipo vino a ofrecerse como intermediario para darme plata si me retractaba.
¿Supo de reuniones de jefes paramilitares con el General?
Con Don Berna. Nosotros estuvimos en la Comuna 13 de Medellín en 2002 con Don Berna.
¿Cuántos falsos positivos presenció?
Unos 50 ó 60. En el basurero de la Comuna 13 enterramos a muchos. Yo estuve en los asesinatos.
¿Ha ayudado a ubicar fosas?
Sé de varias fosas, pero como no me han dado seguridad, no he contado dónde están.
¿Qué piensa del general Mario Montoya?
Sabiendo que está untado hasta la coronilla, no sé por qué vive diciendo que somos unos mentirosos. Que no le mienta más al país.
Parece que lo odiara...
No tengo ningún rencor. Gracias a él me salve de un canazo mucho antes. Antes le agradezco que me dejó estar en la calle dos años más.
¿Conoció a otros jefes paramilitares?
Sí, a Los Mellizos en Caucasia. Fui a hacerles un trabajo en Cali, un homicidio.
Pero a usted lo han tachado de mentiroso e incluso de ‘loquito’.
Estoy diciendo la verdad en un proceso que me lo exige.
¿Cuántas personas pudo haber asesinado usted?
Unas 150. Con Raúl, que era comandante del bloque Metro en Chocó, salíamos en la noche a hacer limpieza. También lo hice en Medellín.
¿Mató inocentes?
Sí, conocidos míos, del campo, y me daban la orden: “Hay que hacerle la vuelta” y me tocaba quedarme callado. Me tocó asesinar a dos primos míos por orden del comandante Alacrán del bloque Metro. Uno no tenía derecho de preguntar. Si no se cumplía la orden, lo echaban a uno a los pescados en el pozo.
¿De qué más se arrepiente?
Me tocó asesinar a un tío a finales de 1998. De ahí para allá era como si nada. Es más, si pasaban varios días sin asesinar, a uno le hacía como falta. Nosotros fuimos unos verdugos de la sociedad.
¿Se acuerda de falsos positivos?
Recuerdo unos que hicimos en la vía Medellín-Quibdó. Ese día matamos ocho personas en un sitio llamado El 20. Eran campesinos e indios. Los uniformaron y les pusieron armas.
Montoya rechazó acusaciones
El general Mario Montoya, desde República Dominicana, afirmó que lo dicho por Luis Adrián Palacio, alias Diomedes, es una reiteración de lo que ya había manifestado ante un fiscal de Justicia y Paz. Añadió que es una atrocidad lo dicho “por ese sujeto” y más teniendo en cuenta que él, como oficial del Ejército, lo retiró de la institución y luego lo metió a la cárcel. “Es un resentido”, sostuvo el actual embajador. Incluso, recalcó que denunció a Diomedes por calumnia y que ese proceso avanza en una fiscalía de la ciudad de Medellín. Como ya lo había indicado con anterioridad, manifestó que es ilógico que un comandante del Ejército pueda regalar una camioneta repleta de fusiles. “Está loco”, concluyó el general (r) Montoya.
“¿A quién se le ocurre que un sujeto que yo metí a la cárcel, yo mismo lo iba a ayudar a salir?”, dijo el general en retiro. Y recordó que ante las acusaciones del desmovilizado, él mismo le pidió al fiscal general Mario Iguarán que investigara, proceso que aún continúa. El pasado 12 de agosto, cuando trascendió que Diomedes había declarado contra el alto oficial (r) en versión libre, Montoya Uribe, entonces comandante del Ejército, citó de inmediato a una rueda de prensa en la que leyó un puntual comunicado: “Esta es una infamia total, es una falsedad total (...) Me declaro totalmente inocente, que tengan la certeza los colombianos de que el general Montoya, comandante del Ejército, jamás haría semejante falta gravísima, semejante delito”.
En dicha rueda de prensa, el general (r) Montoya explicó el historial de Luis Adrián Palacio mientras hizo parte de la institución castrense. Señaló que el hombre prestó servicio militar obligatorio en el Batallón de Infantería Alfonso Manosalva Flórez, en Quibdó, desde el 29 de septiembre de 1999 hasta el 31 de marzo de 2001. Un día más tarde, Palacio Londoño ingresó como soldado profesional en el Batallón de Contraguerrillas Nº 4 Granaderos, en Antioquia. Pero, un año después, en abril de 2002, Diomedes fue capturado por la Fiscalía Seccional de Medellín y el 26 del mismo mes fue puesto a disposición de una Fiscalía Especializada, investigado por el delito de concierto para delinquir.
El entonces comandante del Ejército, atendiendo la solicitud del general Mario Montoya, comandante de la IV Brigada para esa época, separó de la institución al soldado Luis Adrián Palacio Londoño. El 14 de octubre de 2005, Diomedes fue sentenciado por el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Medellín a 18 años de prisión por los delitos de extorsión, fabricación, tráfico y porte de armas de fuego, y concierto para delinquir agravado. El 19 de diciembre del mismo año, la condena fue ratificada en segunda instancia por la Sala Penal del Tribunal Superior de Antioquia. Sin embargo, a pesar de su prontuario, Palacio solicitó ser beneficiario de la Ley de Justicia y Paz, bajo el argumento de ser miembro activo del bloque Minero de las autodefensas.
Tras la controvertida versión de Diomedes, el diario The Washington Post publicó un artículo en el que recogió sus denuncias, lo que impulsó al propio presidente Álvaro Uribe a viajar hasta la capital de Estados Unidos para respaldar a su comandante del Ejército. El Primer Mandatario también tildó a Palacio de mentiroso y aseveró que Montoya ya había dado todas las explicaciones pertinentes.
Luis Adrián Palacio, alias Diomedes, dice que entró al Ejército como infiltrado de las autodefensas, reafirma sus denuncias contra el general (r) Mario Montoya y reconoce que mató a más de 150 personas, muchas de las cuales eran inocentes. Sostiene que por sus denuncias está amenazado, pero que no se retractará nunca. En la otra orilla, el oficial (r) Montoya lo tilda de mentiroso y de canalla por sus señalamientos. Asegura que no lo conoce y que fue él quien lo hizo sacar del Ejército porque traficaba con armas. Y recalca que Diomedes tiene un largo prontuario criminal que lo descalifica como testigo creíble, ya que está procesado por extorsión, concierto para delinquir y otras atrocidades perpetradas durante su paso por las Auc. Sin embargo, Diomedes aseguró que no se va a retractar de sus denuncias.
¿Cómo se vincula con las Auc?
Desde 1998 me incorporé y al año Doble Cero me mandó a prestar servicio en el Ejército para infiltrarme. Primero fui autodefensa y luego soldado.
Usted contó ante un fiscal de Justicia y Paz de un supuesto envío de armas que el general Mario Montoya le hizo a ‘Doble Cero’. ¿Cómo fue ese hecho?
Cuando era soldado en el Chocó trabajaba con las Auc. En el Batallón Manosalva era el encargado de sacar armamento y entregarlo a las Auc. Luego vine a Medellín con el general Montoya, a finales de 2001. De la IV Brigada saqué 50 fusiles, unos 800 camuflados, 50 mil cartuchos de todo calibre, botas militares y granadas. De todo.
¿Quiénes eran sus contactos con el general Montoya?
En la IV Brigada trabajaba con los sargentos Piedrahíta y Pardo. El contacto con el general Montoya eran ellos.
¿Pero usted tuvo contacto directo con el general Montoya?
Dos veces. La primera fue cuando salí de la cárcel Bellavista, cuando me capturaron en una base por supuesto tráfico de armas. Salí de Bellavista y a los 15 días me fui para la IV Brigada y hablé con él y la respuesta fue: “Ábrase, que esto se calentó”. A los días me llama Doble Cero para que le recogiera la camioneta que me dio el general Montoya.
¿Dónde, según usted, el General le entregó el armamento?
Al frente del obelisco de Medellín. Él llegó en uniforme y con dos escoltas. Dio seis fusiles AK 47 y M-16.
¿Cómo salió usted de la cárcel?
Ellos mismos (el Ejército) me consiguieron abogados y en 15 días estaba en la calle. Luego me fui a trabajar al bloque Metro y en 2004 me capturan otra vez en Yarumal (Antioquia).
¿Cómo fueron los supuestos contactos entre ‘Doble Cero’ y el general Montoya?
Doble Cero había sido capitán del Ejército. Ellos dos se hablaban desde hacía mucho tiempo para transportar gasolina y tropa por el nordeste de Antioquia.
¿Cuándo entró a las Auc?
Por medio del hermano mío, que entró en 1994 y yo en 1998.
¿En qué acciones participó?
Muchos homicidios en Antioquia.
¿Más que una infiltración, usted entró al Ejército como un contacto de las Auc?
Exactamente. Para suministrarle material de intendencia y de guerra a Doble Cero.
¿Cómo se organizó la acción en la que recibió el armamento?
Me llamó Doble Cero y me dijo: “Váyase para la IV Brigada para que me recoja un encargo”. Llegando allá, recibí otra llamada de él: “Que el señor lo está esperando al pie del obelisco”. Yo ya distinguía al general, y él me dijo: “Esto es para que se lo lleve al señor”. Y también entregó el vehículo en el que estaban las armas, una camioneta Mazda de color gris. Las armas iban encaletadas.
El delincuente siempre es delincuente. ¿Por qué creerle?
En mi primera versión ante un fiscal de Justicia y Paz a mí me dijeron: “Usted tenía que tener contactos con oficiales”, y yo le dije: “Sí, es verdad”. Ya que el general Montoya diga que es mentira, es otra cosa. A los 15 ó 20 días de haberlo señalado vino un supuesto abogado a ofrecerme $100 millones para que me retractara. Eso fue en junio del año pasado.
¿Quién era el abogado?
Le pedí tarjeta y no me la quiso dar, pero el tipo vino a ofrecerse como intermediario para darme plata si me retractaba.
¿Supo de reuniones de jefes paramilitares con el General?
Con Don Berna. Nosotros estuvimos en la Comuna 13 de Medellín en 2002 con Don Berna.
¿Cuántos falsos positivos presenció?
Unos 50 ó 60. En el basurero de la Comuna 13 enterramos a muchos. Yo estuve en los asesinatos.
¿Ha ayudado a ubicar fosas?
Sé de varias fosas, pero como no me han dado seguridad, no he contado dónde están.
¿Qué piensa del general Mario Montoya?
Sabiendo que está untado hasta la coronilla, no sé por qué vive diciendo que somos unos mentirosos. Que no le mienta más al país.
Parece que lo odiara...
No tengo ningún rencor. Gracias a él me salve de un canazo mucho antes. Antes le agradezco que me dejó estar en la calle dos años más.
¿Conoció a otros jefes paramilitares?
Sí, a Los Mellizos en Caucasia. Fui a hacerles un trabajo en Cali, un homicidio.
Pero a usted lo han tachado de mentiroso e incluso de ‘loquito’.
Estoy diciendo la verdad en un proceso que me lo exige.
¿Cuántas personas pudo haber asesinado usted?
Unas 150. Con Raúl, que era comandante del bloque Metro en Chocó, salíamos en la noche a hacer limpieza. También lo hice en Medellín.
¿Mató inocentes?
Sí, conocidos míos, del campo, y me daban la orden: “Hay que hacerle la vuelta” y me tocaba quedarme callado. Me tocó asesinar a dos primos míos por orden del comandante Alacrán del bloque Metro. Uno no tenía derecho de preguntar. Si no se cumplía la orden, lo echaban a uno a los pescados en el pozo.
¿De qué más se arrepiente?
Me tocó asesinar a un tío a finales de 1998. De ahí para allá era como si nada. Es más, si pasaban varios días sin asesinar, a uno le hacía como falta. Nosotros fuimos unos verdugos de la sociedad.
¿Se acuerda de falsos positivos?
Recuerdo unos que hicimos en la vía Medellín-Quibdó. Ese día matamos ocho personas en un sitio llamado El 20. Eran campesinos e indios. Los uniformaron y les pusieron armas.
Montoya rechazó acusaciones
El general Mario Montoya, desde República Dominicana, afirmó que lo dicho por Luis Adrián Palacio, alias Diomedes, es una reiteración de lo que ya había manifestado ante un fiscal de Justicia y Paz. Añadió que es una atrocidad lo dicho “por ese sujeto” y más teniendo en cuenta que él, como oficial del Ejército, lo retiró de la institución y luego lo metió a la cárcel. “Es un resentido”, sostuvo el actual embajador. Incluso, recalcó que denunció a Diomedes por calumnia y que ese proceso avanza en una fiscalía de la ciudad de Medellín. Como ya lo había indicado con anterioridad, manifestó que es ilógico que un comandante del Ejército pueda regalar una camioneta repleta de fusiles. “Está loco”, concluyó el general (r) Montoya.
“¿A quién se le ocurre que un sujeto que yo metí a la cárcel, yo mismo lo iba a ayudar a salir?”, dijo el general en retiro. Y recordó que ante las acusaciones del desmovilizado, él mismo le pidió al fiscal general Mario Iguarán que investigara, proceso que aún continúa. El pasado 12 de agosto, cuando trascendió que Diomedes había declarado contra el alto oficial (r) en versión libre, Montoya Uribe, entonces comandante del Ejército, citó de inmediato a una rueda de prensa en la que leyó un puntual comunicado: “Esta es una infamia total, es una falsedad total (...) Me declaro totalmente inocente, que tengan la certeza los colombianos de que el general Montoya, comandante del Ejército, jamás haría semejante falta gravísima, semejante delito”.
En dicha rueda de prensa, el general (r) Montoya explicó el historial de Luis Adrián Palacio mientras hizo parte de la institución castrense. Señaló que el hombre prestó servicio militar obligatorio en el Batallón de Infantería Alfonso Manosalva Flórez, en Quibdó, desde el 29 de septiembre de 1999 hasta el 31 de marzo de 2001. Un día más tarde, Palacio Londoño ingresó como soldado profesional en el Batallón de Contraguerrillas Nº 4 Granaderos, en Antioquia. Pero, un año después, en abril de 2002, Diomedes fue capturado por la Fiscalía Seccional de Medellín y el 26 del mismo mes fue puesto a disposición de una Fiscalía Especializada, investigado por el delito de concierto para delinquir.
El entonces comandante del Ejército, atendiendo la solicitud del general Mario Montoya, comandante de la IV Brigada para esa época, separó de la institución al soldado Luis Adrián Palacio Londoño. El 14 de octubre de 2005, Diomedes fue sentenciado por el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Medellín a 18 años de prisión por los delitos de extorsión, fabricación, tráfico y porte de armas de fuego, y concierto para delinquir agravado. El 19 de diciembre del mismo año, la condena fue ratificada en segunda instancia por la Sala Penal del Tribunal Superior de Antioquia. Sin embargo, a pesar de su prontuario, Palacio solicitó ser beneficiario de la Ley de Justicia y Paz, bajo el argumento de ser miembro activo del bloque Minero de las autodefensas.
Tras la controvertida versión de Diomedes, el diario The Washington Post publicó un artículo en el que recogió sus denuncias, lo que impulsó al propio presidente Álvaro Uribe a viajar hasta la capital de Estados Unidos para respaldar a su comandante del Ejército. El Primer Mandatario también tildó a Palacio de mentiroso y aseveró que Montoya ya había dado todas las explicaciones pertinentes.