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Es evidente que las vacunas son vitales en el inicio de la vida. Recién nace un niño debe recibir la aplicación de dos, una de ellas única: contra la tuberculosis. Luego, el ciclo varía, por lo menos en el país, en un rango de meses. Un proceso que inicia desde los dos primeros meses de vida, luego cuatro, seis, siete, después al cumplir un año y también a los 18 meses. Ya el último es la aplicación a los cinco años.
Cabe anotar que en todo este ciclo de cinco años existe la primera y segunda aplicación de vacunas contra el neumococo, rotavirus, influenza, sarampión hepatitis A y polio, entre otras. Además, varias de estas requieren hasta dos refuerzos, lo que hace vital que se respete y se cumpla todo el proceso durante los primeros cinco años.
Las vacunas resultaron uno de los avances más importantes en la historia de la medicina. “Siempre han ayudado a la prevención de enfermedades e infecciones. Antes de que existieran, cualquier padecimiento podía resultar mortal”, dice Laura González, médica y CEO de la app Doc-doc, la cual atiende y brinda servicios médicos a través de chat, videoconsulta y atención a domicilio a cualquier paciente.
En este proceso, las vacunas no terminan cuando se cumplen cinco años. “Ellas le enseñan al cuerpo, además de prevenir, a combatir enfermedades”, cuenta la especialista. Bajo esa premisa es que cabe anotar que en la adultez debe existir una prevención.
“En las mujeres, en su pubertad es importante aplicar la vacuna contra el virus de papiloma humano (VPH), la cual ayuda a prevenir el cáncer de cuello uterino, que está entre las tres principales causas de muerte de mujeres en edad fértil”, asegura González, quien cree que en los últimos años la tendencia a desconfiar de la aplicación de las vacunas, por desconocimiento y hasta por creencias religiosas, puede tener un efecto nocivo en la sociedad.
Otro tipo de vacuna necesaria ya en la vida adulta es la de la influenza. “En los adultos mayores, prevenir y aplicar anualmente esta inyección en particular es provechoso, porque hay ciertas edades en las que las defensas del cuerpo son bajas y la persona se vuelve propensa a enfermedades que antes no afectaban tanto”, afirma González.
En abril pasado, la Organización Mundial de la Salud emitió una serie de recomendaciones frente a la importancia de que los gobiernos mantuvieran el dinero que destinan en la prevención y aplicación de las vacunas: “La buena higiene, el saneamiento y el agua salubre son insuficientes para detener las enfermedades infecciosas, y la vacunación sigue siendo necesaria. Si no mantenemos tasas de inmunización óptimas —la llamada inmunidad colectiva—, las enfermedades prevenibles mediante vacunación volverán”. Las vacunas son seguras, pero es mucho más seguro aplicarlas y a tiempo.