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El problema siempre empieza igual. Una familia de turistas llega a los Estados Unidos y en el hotel les mencionan que si asisten a una charla les obsequiarán las entradas a parques de diversiones, recibirán premios de lujo y hasta tendrán la oportunidad de ganar dinero en efectivo. En la charla, vendedores muy hábiles les indican que por solamente 200 o 300 dólares al mes y con una firma, la familia puede cumplir el sueño americano y comprar una propiedad de tiempo compartido en los Estados Unidos, que estará disponible cuando deseen regresar.
Adicionalmente, estos vendedores afirman que la finca raíz en los Estados Unidos es una inversión que siempre sube de valor y el comprador puede obtener una ganancia si la desea vender en el futuro. Toda la venta se hace en español o en el idioma nativo del turista, pero cuando es hora de firmar el contrato, este incluye cientos de páginas en inglés. Aquí empiezan los problemas.
¿Qué son los tiempos compartidos?
Tiempos compartidos, también conocidos como multipropiedad o timeshares, es la compra del porcentaje de una o varias propiedades, para tener acceso a estas, algunos días del año. Por ejemplo, en vez de comprar un apartamento en la playa al que solo iré una o dos semanas al año, porque mejor no comprar un pequeño porcentaje de ese apartamento, lo que me permitirá usarlo durante mis 15 o 20 días de vacaciones anuales. Hasta ahí, todo parece tener sentido.
¿Cuáles son los problemas con tiempos compartidos?
Primero, los vendedores mencionan solo algunos costos, pero no le indican al comprador que también tendrá que pagar la administración de la propiedad, impuestos, intereses de financiación del préstamo que le harán, costos de transacciones internacionales, entre otros. Segundo, como estas empresas venden miles de tiempos compartidos al año, la oferta es muy alta, lo que significa que, cuando el comprador decida revenderla no habrá compradores y muchas veces tendrá que regalarla, con tal de que otra persona asuma los pagos mensuales.
Además de todo esto, se debe tener en cuenta que, durante la venta, los vendedores mencionan la posibilidad de cancelar el contrato en el momento en que el comprador lo decida, pero no mencionan que el periodo de cancelación es, generalmente, de solo 10 días después de firmar, y lo más común es que durante esos primeros 10 días, el comprador se encontrará disfrutando de sus vacaciones y no va a estar en busca de un abogado para que cancele el contrato.
Por otro lado, debido a que muchas personas compran el acceso a una misma propiedad a la vez, es probable que, si el comprador quiere usarla en temporada alta, como la época de navidad, la propiedad no estará disponible, pues otro propietario ya habrá hecho su reservación. Aunque, como se puede imaginar, por una suma adicional, la empresa milagrosamente le puede encontrar la disponibilidad requerida.
Finalmente, los vendedores también indican que hay un notario presente durante toda la transacción, para monitorear la legalidad de la misma. En muchos países, el notario es una persona con un gran poder asignado por el gobierno nacional. Por el contrario, en los Estados Unidos obtener una licencia de notario es un trámite muy simple, de hecho, hay más de cuatro millones de notarios en el país. Así que la empresa le paga al notario, cuya tarea es confirmar la identidad de quien compró la propiedad.
¿Cómo prevenir estos problemas?
Primero, hay que recordar que toda persona tiene el derecho a pararse e irse de las charlas de venta, aun cuando se usen tácticas de alta presión. Segundo, no se debe firmar ningún documento que no se encuentre en la lengua nativa del comprador. Tercero, es recomendable solicitar la oportunidad de revisar el contrato con calma. Si el vendedor manifiesta que el contrato debe ser firmado ese mismo día, esta es la primera señal de que algo raro ocurre. En conclusión, es necesario siempre tener prudencia y no dejarse intimidar por estas agresivas tácticas de venta.
Los problemas con tiempos compartidos ya son muy conocidos para la comunidad norteamericana, quizás por eso ahora estas empresas se están enfocando en captar turistas extranjeros, quienes no conocen este negocio. De hecho, actualmente existe una demanda en el Estado de La Florida contra empresas vendedoras de ‘timeshares’, en la cual se acusa el fraude realizado por estas, a personas que no hablan inglés y que firmaron contratos en este idioma. Es posible que a esta demanda se pueden sumar personas que hayan sido víctimas de este negocio.
* Camilo Rincon Camacho, abogado licenciado en el Estado de Nueva York y socio de la firma colombo-estadounidense, Rodríguez, Rincon, Ugeh & Associates.
Por Camilo Rincon Camacho*
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