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"Occidente conmocionado", titulaba este lunes el diario alemán Tagesspiegel junto a la imagen, tomada por un fotógrafo oficial que trabaja para el gobierno alemán y difundida en las redes sociales por el portavoz de la canciller Angela Merkel.
El presidente estadounidense "agrede a los socios de Estados Unidos ¿el G7 está acabado?", se preguntaba el diario berlinés.
Esta imagen, digna de una composición pictórica, fue una de las más compartidas, comentadas y parodiadas en las redes sociales. Parece sintetizar más que todos los discursos el estado del mundo tras el fiasco de la cumbre de países industrializados en Canadá.
Fue tomada por un fotógrafo alemán premiado con el World Press Photo, Jesco Denzel, especialista en fotos y retratos oficiales.
Su amplia difusión por el gobierno alemán responde a un claro objetivo de comunicación: mostrar la firmeza de Merkel, a la que se ve rodeada por los otros dirigentes del G7. Inclinada hacia adelante, con la manos sobre la mesa, parece encararse a Donald Trump, o incluso reprender al jefe de Estado norteamericano sentado frente a ella.
"Donald, la próxima vez que tuitees una tontería te vamos a confiscar el teléfono ¿lo entiendes?", ironizaba en Twitter el exprimer ministro belga, Guy Verhofstadt.
Para el semanario alemán Der Spiegel, es "una gran victoria de relaciones públicas para Alemania". "En política, no sólo los contenidos son importantes, las imágenes también lo son", agregaba.
1-0 a favor de Trump
Sin embargo, las interpretaciones de esta escena divergen según los analistas, muchos de los cuales ven a Donald Trump como el vencedor en esta imagen."1-0 a favor del presidente estadounidense", considera en Twitter Elisabeth Wehling, especialista en Ciencias Políticas y Lenguaje de la universidad de Berkeley, en California.
Trump "permanece sentado mientras los otros presentes están de pie", subraya la experta, como un modo de "afirmar su propia autoridad".
Además, en la imagen Trump parece ignorar a Merkel, que se dirige a él, y escuchar en su lugar al presidente francés Emmanuel Macron, situado a la derecha de la canciller.
Para el entorno del presidente estadounidense, la imagen de Trump impasible, con los brazos cruzados, demuestra su firmeza.
"Otro de esos G7 en los que los otros países esperan que Estados Unidos sea eternamente su banquero. El presidente les dice claramente que se ha acabado", tuiteó John Bolton, consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca.
El sentimiento que predomina en Alemania tras este G7 dramático es el del fin de una época, el de un corte en las relaciones transatláticas, el paradigma sobre el que el país se había reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial.
El jefe de la diplomacia alemana, Heiko Maas, consideró que Trump, al retirar su apoyo al comunicado final de la cumbre, destruyó "muy rápidamente una cantidad increíble de confianza" mutua.
Pese a rechazar la idea de un fin de las relaciones con Estados Unidos, Merkel, hasta ahora una gran defensora de la Alianza transatlántica, dijo el domingo por la noche que el presidente norteamericano dio "un paso decisivo".
Poco a poco, la canciller se acerca cada vez más a la visión de una Europa poderosa y soberana: acaba de aceptar la idea de una fuerza de intervención común europea y el domingo por la noche llamó a Europa a defender mejor sus intereses, "so pena de ser aplastada en un mundo donde dominan los polos muy fuertes".