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¿Para qué sirven las pruebas Saber Pro?

Mientras universitarios opinan que este es un examen inútil, el Icfes sostiene que es un instrumento para mejorar la calidad de la educación.

Redacción Vivir
08 de junio de 2012 - 10:32 p. m.
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El fin de semana pasado, 106.391 estudiantes universitarios presentaron las pruebas Saber Pro, requisito para graduarse. Días después empezó a circular en las redes sociales una carta que fue publicada por una estudiante de Comunicación Social y Periodismo, Ana Lucía Rey González, en el portal de internet soyperiodista.com. En la misiva, en resumen, González se pregunta cuál es la utilidad real de estas pruebas. Una duda que también comparten la mayoría de universitarios que están a punto de graduarse.

“Como estudiante universitaria, a un paso de (...) convertirme en una profesional más de este país, debo expresar mi rechazo ante el Examen de Calidad en la Educación Superior (Ecaes, hoy llamado pruebas Saber Pro). Un examen que ni quita ni pone. En el que uno, como estudiante, se pregunta si en realidad tiene alguna utilidad para el desarrollo laboral a futuro o si, gracias a éste, los alumnos con mejores puntajes se harán acreedores de becas o beneficios a corto y largo plazo. En otras palabras, el Ecaes es otra de las exigencias inútiles que hace el Gobierno como requisito para graduarse de la universidad”, dice la carta.

El Icfes, institución que tiene la tarea de ejecutar estas evaluaciones, sostiene que las pruebas Saber Pro tienen tres objetivos: comprobar el desarrollo de competencias de los estudiantes, proporcionar información para la comparación entre programas e instituciones y recoger información para construir indicadores de evaluación.

Por ejemplo, explican que gracias a esta evaluación han podido identificar que muy pocos jóvenes tienen un manejo apropiado del inglés, que en general presentan deficiencias en escritura (“únicamente el 30% de cerca de 210 mil jóvenes evaluados hasta el momento es capaz de producir escritos organizados, articulados, coherentes con el tema propuesto en la prueba, y aplicar adecuadamente las reglas de la lengua escrita”).

Además, el Icfes asegura que el objetivo es promover “cambios en términos de calidad educativa” basados en los resultados de las pruebas.

La carta de Ana Lucía Rey continúa así: “...en esta prueba es imposible medir la calidad educativa de una institución, que se supone que es su fin. Yo aún no entiendo para qué me preguntaron razonamiento cuantitativo, cuando en mis cinco años de carrera profesional no vi un solo rastro numérico. Tampoco estoy segura para qué los estudiantes teníamos la opción de elegir el área a profundizar, cuando no vi la primera pregunta sobre teorías de la comunicación, técnicas radiales o periodismo público”.

Desde que se hicieron las primeras pruebas Saber Pro, en 2003, ha habido cambios significativos, pero al parecer la última versión tampoco convence a los estudiantes. El Icfes insiste en que sus resultados están aportando a la construcción de indicadores de la calidad de la educación superior.

Por Redacción Vivir

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