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Escalando paredes, tapizando fachadas, cubriendo techos y desplegándose sobre suelos. Seguramente ya las habrá visto engalanando espacios y recubriendo con sus hojas y ramas construcciones que terminan adoptando un aire de misterio. Las plantas trepadoras son una especie tan vistosa como enigmática y sus variedades han ido ganando espacio no solo en el paisajismo de exteriores sino también en los pequeños jardines de interiores.
Pero comencemos de cero. ¿cuáles son las plantas trepadoras? Se trata de las especies que, por sus tallos débiles, requieren un soporte (natural o artificial) que les sirva de apoyo para desarrollarse naturalmente. Las plantas se enredan en estos “hospedadores” -que pueden ser otra planta o una estructura- y se van moviendo en busca de la luz solar. Algunas de las variedades desarrollan incluso una suerte de raíces en sus propias ramas, que les permiten arraigarse a superficies verticales.
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De ahí sale otra pregunta recurrente ¿es lo mismo una planta trepadora y una enredadera? No necesariamente, pero las enredaderas son una especie de trepadoras que se caracterizan por sus tallos largos y flexibles que les permiten adherirse a guías cilíndricas.
En general se trata de especies que crecen rápido y algunas tienen procesos de floración continuos por lo que son muy llamativas en exteriores. Y aunque hay algunas variedades que son consideradas invasivas y parasitarias, lo cierto es que también existen especies de plantas trepadoras que tienen procesos de desarrollo y crecimiento mucho más controlados.
Es el caso de la Buganvilia, una planta de fácil cuidado y resistente que se adapta a climas rigurosos. Plantada en el suelo puede alcanzar los 10 metros de altura, por lo que se recomiendan materas grandes si el propósito es mantenerla en interiores. Requiere mucha iluminación y es una planta de raíces delicadas, así que no es muy amiga de los procesos de trasplante. Tampoco requiere mucha agua, la recomendación es un riego semanal concentrado sobre todo en las raíces, no en su hojas.
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La enredadera de trompeta es otra variedad clásica y muy codiciada por las flores que tienen la forma que da su nombre. Su tallo es grueso y también pueden elevarse hasta los 10 metros de altura. Es una variedad muy resistente que puede aguantar bajas temperaturas, requiere riego generoso y abundante luz.
También está la conocida flor de la pasión, sin duda otra excelente opción en trepadoras. Se caracteriza por tener unos zarcillos enrollados que usa como herramientas para trepar, y por sus flores aromáticas y vistosas que pueden llegar a tener cinco centímetros de diámetro. Es de crecimiento rápido y para ello requiere importantes cantidades de luz directa.
Y si hablamos de especies para interiores, el Potus trepador es una de las más comunes. No tiene flores, pero su follaje intenso y sus hojas de tintes amarillos también merecen halagos. Es una planta muy agradecida que requiere pocos cuidados: luz que no sea directa, un riego a la semana (únicamente si el sustrato está seco) y buen drenaje para evitar encharcamientos.
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