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El pescadito es pequeñito, feo y bigotudo. Su nombre, rampuche, proviene de la más primitiva lengua motilona y quiere decir "el que come muertos". Sólo se le encuentra en un río, el Zulia, que corre manso por la frontera entre Colombia y Venezuela. Y la costumbre de comerlo únicamente se registra en un pueblo-balneario con el mismo nombre del río, ubicado a 15 minutos de Cúcuta.
Pero, a pesar de todo, decenas de santandereanos del Norte afirman que nacieron gracias al rampuche; las historias sobre sus características afrodisíacas y de extraordinaria fertilidad recorren la frontera.
Es así como todos los fines de semana, venezolanos, cucuteños, bumangueses y turistas de todos los confines, llegan a el pueblo del Zulia en busca de la rampuchada que consta de sartas de 6 a 24 pescaditos, cocinados en sancocho y acompañados de una serie de elementos que le dan su extraordinario sabor y deliciosa sazón.
"No cualquiera puede preparar el rampuche -nos dice doña Bernarda Noriega Ruíz, propietaria de Villa Helena, el restaurante del Zulia donde se prepara la mejor versión del tradicional plato-, se necesita mucha experiencia y conocimiento. Por ejemplo, se debe saber en qué momento agregarle la leche, o cómo desmigajar las galletas de soda que deben coronar la sarta de pescados...".
Un plato individual de sancocho de rampuche se consigue en $3.000 y de ahí en adelante el precio varía de acuerdo con la cantidad de pescados.
La sarta de 24, preparada en sancocho, cuesta unos $14.000.
"Es mucho más barato que el viagra y cíen veces más efectivo -afirma don José Donato Prada, quien atribuye al consumo de rampuche el tener más de 20 hijos-, usted se come un plato y queda muy peligroso.
La tradición cucuteña afirma que las damas embarazadas deben visitar el Zulia y comer rampuche. Esto garantiza el éxito del embarazo y el nacimiento de un niño sano y fuerte .
Pero también, "cuando se han hecho varios intentos y nada –explica don José Donato- es muy conveniente venir por estos lados y comerse una buena rampuchada".
El paseo a comer rampuche incluye un delicioso baño en las aguas frías y puras del Zulia. Dice la tradición que el rampuche es carnívoro –de ahí su nombre- y de allí las características afrodisíacas del feo y bigotón pescadíto.
El prestigioso periodista Cicerón Flórez, jefe de redacción del diario La Opinión, es uno de los clientes semanales del rampuche. Ángel Romero, otro conocido comunicador, no se le queda atrás en su afición por el delicioso -aunque feo- pescadito bigotón. Otros personajes de la vida cucuteña visitan a doña Bernarda en Villa Helena para deleitarse con el sancocho cocinado en leche de vaca, aunque hay quienes afirman que tiene mejores efectos si se prepara con leche de chiva.
El médico dietista Luis Palacios asegura que "en general, todos los pescados tienen fósforo, elemento que aumenta la fertilidad, pero en el caso del rampuche se ha comprobado que la dosis de fósforo es muy alta, teniendo en cuenta el escaso tamaño del pescadito".
Los enviados especiales de CROMOS obviamente probaron el rampuche, que inicialmente causó en ellos tremendo sueño y sudoración.
Podemos afirmar que, como alimento, el rámpuche es algo especial. Ojalá algún día se hiciera un estudio serio sobre el rampuche y sus extraños poderes. A lo mejor, en esta bizarra copia en pequeño del tradicional bocachico de los ríos colombianos, esté la solución a los problemas de fertilidad de miles de personas.
(*) Publicada en Abril 5 de 2002