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Sandra Bessudo: "Extraño la libertad"

Un proyecto de ley para reformar las corporaciones autónomas y sacar adelante una política de pesca son algunos de los retos de la alta consejera para el medio ambiente.

Pablo Correa
03 de agosto de 2011 - 10:05 p. m.
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En un año, Sandra Bessudo pasó de nadar entre los tiburones y ballenas del Pacífico a moverse en las casi siempre turbias aguas de la política colombiana. Cambió el traje de buzo por vestidos formales. Los viajes a ecosistemas exóticos por los pasillos de la Casa de Nariño. El ipad que lleva de reunión en reunión es otra prueba de ese giro en su vida: entre las fotos de los animales que se cruzó desde La Guajira hasta el Orinoco, ahora se cuelan documentos sobre políticas ambientales.

Como alta consejera presidencial para el medio ambiente intenta que éste sea parte de las discusiones sobre la reconstrucción del país tras la ola invernal y la ecología marche al mismo ritmo de las “locomotoras”.

¿Se ha hecho realidad el pacto ambiental que usted hizo firmar al entonces candidato Juan Manuel Santos?

La idea inicial del pacto fue que el medio ambiente quedara en la agenda de los candidatos. Todos lo firmaron. Realmente estoy bastante contenta. Siento que el tema está integrado en la agenda política. Existe una coordinación interinstitucional que es fundamental. Esto ha sido un gran avance.

De todos los sectores productivos del país, ¿cuál cree que trabaja más por ser sostenible y cuál es el más reacio?

Es un asunto que tomó relevancia después de la ola invernal. Esta ola puso a Colombia entera en función del cambio climático. Es una preocupación de toda la sociedad y todos los sectores productivos pero no me atrevo a decir, que hay uno más que otros.

¿La reconstrucción de Colombia se está haciendo bajo criterios ecológicos?

El gobierno del presidente Santos organizó dos fondos. Uno es el de Calamidades, para abarcar toda la problemática de la ola invernal. También se creó un Fondo de Adaptación. Aquí lo que se está haciendo es trabajar con alcaldes y gobernadores para que los proyectos sean de adaptación y no sólo obras que requiere una comunidad. El Ministerio de Ambiente está acompañando estos proyectos.

¿Cómo cambió este año de trabajo  su idea de la conservación?

Obviamente la percepción de la gente es que yo soy una ambientalista radical. Cuando inicié mi movimiento ambiental era bastante radical, pero con el tiempo empecé a darme cuenta de que las cosas no pueden ser tan verdes como uno quiere. Uno empieza a involucrarse con gente pobre, que tiene necesidades, que no tiene muchas veces educación ni salud. Ahí hay que empezar a mediar. Creo que uno de los logros de la Fundación Malpelo fue ser bastante fuerte para decir dónde no se pueden hacer ciertas cosas, pero venga trabajamos conjuntamente en otras.

¿Cómo se vive en el Gobierno el dilema entre la minería como locomotora de desarrollo y  la preocupación por los ecosistemas?

En materia de minería, por falta de coordinación interinstitucional en el pasado, se trabajó de manera desarticulada. Se otorgaron licencias mineras a lo largo y ancho del territorio sin tener en cuenta comunidades indígenas y afrodescendientes, así como áreas estratégicas para servicios ambientales. Esto trajo ciertos conflictos que se manejaron bastante mal. El gobierno del presidente Santos ha trabajado coordinadamente. Se determinaron las áreas donde definitivamente no se pueden hacer explotación mineras: páramos, humedales, corales y manglares. Eso no se toca.

Se dice que en el Plan de Desarrollo se cambió el proceso para otorgar licencias en busca de agilidad, pero el temor es que se sacrifiquen los criterios ambientales.

Creo que se está tergiversando el tema. Lo que estamos haciendo es agilizar los procesos. Porque si bien el país necesita desarrollarse sosteniblemente, no podemos demorarnos seis años para otorgar una licencia. Esto no puede ser, porque no va a favor del desarrollo. Necesitamos tener más gente cualificada para tener en 90 días las licencias ambientales si todos los documentos están en orden.

Quiero conocer su opinión sobre dos casos: la explotación petrolera en San Andrés y la construcción del Túnel de Oriente en Medellín.

Voy a ser franca. En cuanto al Túnel de Oriente, no tengo toda la información para hablar al respecto. En el caso de San Andrés y Providencia hemos trabajado fuertemente con la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ministerios, gobernación, para tratar de mirar qué debemos hacer. Hasta ahora no se ha dado ninguna concesión. La Agencia ha sido clara al decir que no firma nada sin contar con todos los datos científicos. Pienso que se debe escuchar a las comunidades.

¿Qué proyectos de ley relacionados con medio ambiente están pendientes?

Uno es el proyecto de las corporaciones autónomas regionales. Hemos tratado de hacer un trabajo muy juicioso para saber cuál será la mejor institucionalidad sin que las corporaciones pierdan su autonomía, pero que sean más técnicas que políticas. Paralelamente, estamos trabajando en políticas nacionales. Ya logramos un Conpes de biotecnología y estamos trabajando en una política de pesca.

¿Qué es lo que más extraña de su trabajo en la Fundación Malpelo?

La libertad.

Por Pablo Correa

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