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Al igual que los otros seis millones de desplazados que hay en Colombia, Esperanza es una víctima del conflicto armado cuya vida cambió drásticamente cuando la guerra tocó las puertas de su casa. Para nadie es fácil comenzar de cero, pero para esta mujer de la tercera edad buscar un empleo digno es una tarea ardua, sobre todo porque tiene que competir con los más de dos millones de desempleados que hay en el país, en muchos casos más jóvenes y mejor preparados a nivel profesional que ella.
Frente a esta problemática, Luis Ernesto Gómez Londoño, director del Servicio Público de Empleo, responde: “Somos capaces de generar una sociedad más equitativa, incluyendo mejor las oportunidades de trabajo para los colombianos. Es por esto que estamos desarrollando un programa especial en el que se ayuda a las víctimas del conflicto armado a conseguir un empleo formal”.
Vale la pena recordar que esta entidad nació en 2013, con la entrada en vigencia de la obligatoriedad del registro de vacantes establecida por la Ley 1636, y su fin es permitir que los colombianos tengan más acceso a las oportunidades laborales a través de su plataforma cibernética. Asimismo, las cifras de la entidad muestran que este sistema logró en agosto pasar de 74.660 a 83.000 opciones de empleo, lo cual ayudó a que el número de personas que encontraron trabajo pasara de 20.162 en junio de este año a 21.662 en julio de 2014.
Además de cumplir con nuestro objetivo inicialmente establecido, “queríamos trabajar con víctimas del conflicto armado y que fueran ellas mismas las encargadas de atender a otras personas afectadas por esta problemática, ya que por su experiencia y vivencias son las más comprometidas en ayudar al reenganche laboral. Asimismo, después de contratarlas y capacitarlas, estoy convencido de que fue un gran acierto. Con este programa lograremos reparar una gran cantidad de víctimas consiguiéndoles un trabajo digno y de calidad”, expresó Gómez
Uno de los miembros del nuevo programa del SPE, que pidió no ser nombrado, expresó: “Al igual que las otras 40 personas que nos graduamos del curso de capacitación, la forma en la que me vinculé a esta iniciativa comenzó con una convocatoria que realizó el Servicio de Empleo por todo el país. Me inscribí porque me aseguraron que trabajaría en las agencias de gestión y colocación, al igual que en los puntos de atención de la Unidad de Víctimas, con el objetivo de facilitar la búsqueda de empleo para esta población”.
“Trabajar aquí me hará muy feliz porque ayudaré a las otras víctimas del conflicto armado, pues, como yo también lo soy, entiendo perfectamente el estado de vulnerabilidad en el que se encuentra esta población. Por eso quiero hacer parte activa en la reparación de los daños que han dejado estos 50 años de guerra”.
Una persona víctima del conflicto que se acerque a uno de estos Centros de Empleo podrá contar con asesorías en el desarrollo de pruebas psicotécnicas, la realización de talleres de orientación profesional y la certificación de competencias laborales, entre otras, lo cual la ayudará a que esté mejor preparada para acceder a un trabajo formal.
Estos centros de atención diferencial se encuentran en los municipios de Arauca, Barrancabermeja, Barranquilla, Bello, Bogotá, Cali, Copacabana, Girardota, Manizales, Medellín, Pasto, Popayán, Rionegro, Tocancipá, Urabá, Villavicencio, Valledupar, Sincelejo, Montería, Tame, Soledad y Ciénaga.
Según Gómez, “si hoy el país está hablando de paz y reconciliación, tenemos que trabajar desde ya en cómo vamos a reparar a las víctimas de esta guerra y a abrir espacios en la sociedad para quienes dejen las armas. El acceso preferencial a una oportunidad de trabajo para estas personas es la posibilidad de empezar de nuevo, es la puerta para que se vuelvan a sentir parte activa y productiva de una sociedad”.