Trabajo y alcoholismo de las mujeres
Mujeres que trabajan y corren el riesgo de volverse adictas al licor.
El Espectador
La presión y el estrés por obtener un buen desempeño en el campo laboral, sumado a las responsabilidades del hogar, han contribuido a que hoy en día las mujeres sean más propensas a volverse adictas al alcohol.
Así se desprende de un estudio realizado por el Instituto Nacional de Psiquiatría de México, en el que se evidencia que la costumbre de tomarse un trago después de un arduo día laboral se ha vuelto cada vez más común entre las ejecutivas.
Juan José Roque Segovia, especialista en adicciones, explica que en gran medida esto se debe a que “la mujer venía con un cierto rezago respecto a la permisividad para consumir alcohol y esto ha cambiado radicalmente en los últimos años”.
Además, a raíz de su incursión en el mercado laboral se ha afianzado una operación que solía ser exclusiva del género masculino: presión + estrés = alcohol. Por ejemplo, según el Consejo Nórdico para la Investigación sobre Alcoholismo y Drogadicción en Noruega, las mujeres que trabajan beben el doble que las que se desempeñan como amas de casa.
Para Roque Segovia, esta es una situación preocupante que debería encender las alarmas de la sociedad, pues es urgente crear mecanismos que ayuden a las mujeres “ha cambiar la idea errónea que tiene de que las bebidas alcohólicas relajan”. Desafortunadamente, concluye este experto, “cuando ellas tienen que desenvolverse en escenarios parecidos a los de los hombres, encuentran en la bebida una herramienta para mitigar la excesiva ansiedad de la vida cotidiana”.
La presión y el estrés por obtener un buen desempeño en el campo laboral, sumado a las responsabilidades del hogar, han contribuido a que hoy en día las mujeres sean más propensas a volverse adictas al alcohol.
Así se desprende de un estudio realizado por el Instituto Nacional de Psiquiatría de México, en el que se evidencia que la costumbre de tomarse un trago después de un arduo día laboral se ha vuelto cada vez más común entre las ejecutivas.
Juan José Roque Segovia, especialista en adicciones, explica que en gran medida esto se debe a que “la mujer venía con un cierto rezago respecto a la permisividad para consumir alcohol y esto ha cambiado radicalmente en los últimos años”.
Además, a raíz de su incursión en el mercado laboral se ha afianzado una operación que solía ser exclusiva del género masculino: presión + estrés = alcohol. Por ejemplo, según el Consejo Nórdico para la Investigación sobre Alcoholismo y Drogadicción en Noruega, las mujeres que trabajan beben el doble que las que se desempeñan como amas de casa.
Para Roque Segovia, esta es una situación preocupante que debería encender las alarmas de la sociedad, pues es urgente crear mecanismos que ayuden a las mujeres “ha cambiar la idea errónea que tiene de que las bebidas alcohólicas relajan”. Desafortunadamente, concluye este experto, “cuando ellas tienen que desenvolverse en escenarios parecidos a los de los hombres, encuentran en la bebida una herramienta para mitigar la excesiva ansiedad de la vida cotidiana”.