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Sustancias como el veneno de las arañas y avances tecnológicos abren la puerta a nuevas formas de paliar el dolor, uno de los grandes retos de la ciencia que protagoniza una exposición expuesta este miércoles en el Museo de Ciencia de Londres.
La muestra titulada "Menos dolor: el futuro del alivio", que se inaugurará oficialmente este jueves, recoge los últimos avances en la investigación contra el dolor a través de dispositivos como un secuenciador de ADN o una máquina para la administración de anestesia.
Una tarántula disecada, expuesta junto a las herramientas necesarias para extraer su veneno, introduce a los visitantes en las últimas investigaciones con las sustancias letales de serpientes, arañas y escorpiones.
Estos animales han atraído la atención de los científicos en los últimos años por su potencial analgésico, en algunos casos mayor al de la morfina y que, según los organizadores de la exposición, pueden ser la puerta a la analgesia del futuro.
La muestra relata la historia de cuatro británicos que lidian a diario con el dolor, como Peter King, quien perdió su brazo en 1992 y desde entonces sufre el conocido como Síndrome del Miembro Fantasma, que le produce pinchazos y un intenso dolor crónico que, en una escala de 0 a 10, nunca baja de 7.
Hace tres años, Steve Pettifer e Ilan Lieberman, investigadores de la Universidad inglesa de Manchester, propusieron a King participar en un estudio sobre el alivio del dolor a través de la realidad virtual, que permite a los pacientes recrear una situación en la que vuelven a utilizar su miembro ausente gracias a una consola.
"He tomado todo tipo de analgésicos y una terapia de estimulación cerebral que me alivió un poco. Sin embargo, cuando uso la realidad virtual durante treinta minutos, mi dolor se reduce a un nivel de entre 1 y 2 durante las siguientes 4-8 horas. Para mí eso es un gran avance", relató King.
Un caso opuesto es el de Steven Pete, quien sufre analgesia congénita, una enfermedad causada por una mutación genética que le impide sentir cualquier dolor y que pone en riesgo su vida al ser incapaz de detectar muchas de las señales de alerta que su cuerpo le envía cuando está enfermo.
Otra historia incluida en esta muestra gratuita, abierta hasta julio de 2013, es la de Carol Praetorius, una paciente que sintió un dolor fuerte durante una operación quirúrgica en la que estaba anestesiada pero fue incapaz de recordarlo al despertarse.
Los científicos investigan cómo hacer un mejor seguimiento de la actividad cerebral durante la administración de anestesia para evitar que otros pacientes como Praetorius sientan dolor pese a estar dormidos por la medicación.
Los avances tecnológicos han permitido descubrir además que el cerebro está mucho más activo de lo que se pensaba durante el tiempo que dura el efecto de la analgesia, como muestra una pantalla que recrea la actividad de ese órgano tras recibir la anestesia.
Entre los objetos que se pueden observar en la exposición figuran también una consola de realidad virtual o un casco para proteger la cabeza de niños incapaces de sentir dolor.