A pesar de que la ejecución del Mohammad Mehdi Karami, joven karateka de 22 años, ocurrió el fin de semana pasado, Irán, Occidente y el resto del mundo siguen consternados e indignados, pues para algunos Mohammad solo es una víctima más de las irregularidades judiciales de ese país en medio de la ola de protestas por la muerte de Mahsa Amini, presuntamente, a manos de miembros de las Patrullas de Guia, la policía religiosa islámica de Irán.
Medios oficiales iraníes relatan que el campeón Karateka, Mohammad Mehdi Karami, fue condenado a la pena de muerte por, presuntamente, haber asesinado a un miliciano islámico, en noviembre, en el marco de las protestas sociales de 2022.
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El joven habría participado en los “disturbios” de Karaj y junto con otras personas, llamadas “alborotadores por medios locales”, trataron de impedir el paso en la autopista Karaj-Qazvin y atacaron a miembros de la policía iraní. Dicha información se conoce gracias a la agencia de comunicaciones Mizan, adscrita al poder judicial de Irán.
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آقا ماشالله، پدر مهدی، در مراسم سوم پسرش.#محمدمهدی_کرمی pic.twitter.com/wPjMUEK3y3
— +۱۵۰۰تصویر (@1500tasvir) January 9, 2023
En dichos enfrentamientos, Mohammad, habría participado en la muerte a cuchilladas del Basiji Ruhollah Ajamian. Por ese delito, también se acusó a 16 personas, cuatro de ellas ya condenadas a muerte.
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El padre de Mohammad denunció una serie de irregularidades en el caso de su hijo, pues, según él, no le permitieron usar el derecho de escoger abogado y el que le adjudicaron nunca respondía llamadas ni hacía mayores acciones para impedir o cambiar la condena.
Bajo ese contexto, se han conocido imágenes del padre del joven karateka, quien llora su perdida junto a otros seres queridos, en la ciudad de Eshtehard. El hombre se ve encima de la tumba de su hijo, llorando, y viendo algunas fotos.
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En medio de su llanto desgarrador, rodeado de flores y escuchando algunas palabras de consuelo, se ve cómo alguien le pasa una foto de su hijo, Mohammad. El hombre la toma, la mira con nostalgia y la acerca a su rostro. Momentos después la levanta hacia el cielo.