Entre más se urbanice el mundo más expuestos estaremos al calor extremo
¿Cuál es la relación entre la urbanización, la pobreza y el calor extremo? Un estudio de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos advierte que el concepto de “calor extremo” está cambiando gracias a la crisis climática, y cada vez más humanos estaremos expuestos a altas temperaturas.
Las ciudades han padecido durante los últimos 35 años aumentos drásticos de las temperaturas. Cerca de 1.700 millones de personas vivían expuestas al calor intenso en 2016, un número que se ha triplicado desde 1983. Así lo concluye una investigación publicada el pasado 4 de octubre en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Pero, ¿qué es un “calor intenso”? Los investigadores de la Universidad neoyorquina de Columbia fijaron en 30ºC la temperatura bajo la cual el cuerpo humano comienza a tener dificultades.
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Las ciudades han padecido durante los últimos 35 años aumentos drásticos de las temperaturas. Cerca de 1.700 millones de personas vivían expuestas al calor intenso en 2016, un número que se ha triplicado desde 1983. Así lo concluye una investigación publicada el pasado 4 de octubre en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Pero, ¿qué es un “calor intenso”? Los investigadores de la Universidad neoyorquina de Columbia fijaron en 30ºC la temperatura bajo la cual el cuerpo humano comienza a tener dificultades.
Eso, por supuesto, cuando se trata de realizar actividades al aire libre. La estimación se hizo con base en lo que se conoce como Wet Bulb Globe Temperature (WBGT), una medida que tiene en cuenta la humedad, el viento y la radiación solar. Las razones del aumento de la temperatura, que, dice el estudio, afecta más a poblaciones pobres, se debe a una serie de hechos que tienen el centro el cambio climático y la transición del campo a la ciudad que se ha vivido globalmente desde los años 80. (Así es como los incendios forestales afectan su salud)
El calor aumenta en la medida en que se concentran millones de personas que necesitan a su vez infraestructura como carreteras y edificios. Se crea entonces lo que el estudio llama islas de calor urbano. Entre las zonas del planeta que han vivido con mayor dureza estos cambios los investigadores señalan al África subsahariana y al sur de Asia. Además de las posibilidades de que en estos lugares se incremente la morbilidad y el riesgo de enfermedades crónicas, el estudio también señala que se reduce la producción laboral y económica. (Para más noticias de medio ambiente y salud, consulta El Espectador)
Un futuro difícil
Las previsiones hacia el futuro no parecen positivas. El estudio alerta que si el incremento de la temperatura planetaria sigue (ya se ha calentado poco más de un grado Celsius desde la época preindustrial); y la urbanización continúa sin planificación, “veremos aumentos masivos en la exposición al calor entre los habitantes de las ciudades”. Esta alerta se traduce en un incremento del 400% en la exposición al calor extremo para 2050. “La gran mayoría de las personas afectadas vivirán en el sur de Asia y África, en valles fluviales como el Ganges, el Indo, el Nilo y Níger.
Las cunas cálidas, húmedas, pobladas y pobres de la civilización se están convirtiendo en epicentros del riesgo de calor” señala Cascade Tuholske, uno de los investigadores. Vale señalar que la urbanización en sí no es un problema per se. La clave, comprueba la investigación, es cómo se urbaniza y la presencia de los Estados en ese proceso. Debido a eso el estudio es también un cuestionamiento a la idea casi automática de que cualquier tipo de urbanización trae consigo una mejora en las condiciones de vida.
“(...) Sin la inversión suficiente, la intervención humanitaria y el apoyo del gobierno, el calor extremo puede limitar de manera crucial la capacidad de los pobres de las zonas urbanas para realizar los beneficios económicos asociados con la urbanización”. La relación entre una urbanización exagerada y sin control con el aumento de las temperaturas se ve claramente en el ejemplo de Bangladés.
Daca, su capital, es una de las ciudades más afectadas por este fenómeno. La ciudad, dice el estudio, pasó de tener 4 millones a 22 millones de habitantes en menos de 40 años.
“Las investigaciones muestran que las personas marginadas (los pobres, las mujeres, los niños, los ancianos) pueden carecer de acceso a recursos que podrían ayudarlos a mantenerse más seguros en condiciones de calor extremo, como aire acondicionado, descansar durante las horas más calurosas del día y cuidado de la salud”, recuerda Tuholske.
La situación de esta población, la más afectada y la que se encuentra en mayor riesgo, ni siquiera está bien diagnosticada. Más de 3 mil millones de personas viven a 25 kilómetros (o más) de una estación meteorológica, es decir, “los efectos del calor extremo para cientos de millones de residentes urbanos empobrecidos en todo el mundo simplemente no se han documentado”, finaliza Tuholske. Para la realización de este documento los investigadores estudiaron más de 13.000 ciudades en todo el mundo entre el período que comprende de 1983 a 2016.