Conservar los bosques de Colombia para sostener la vida
El Instituto Humboldt señaló que de los 566 tipos de árboles únicos en el país que se encuentran en peligro de extinción, 155 están críticamente amenazados, 238 en peligro crítico y 173 son vulnerables.
Edgar Castaño*
Con el paso del tiempo, y el preocupante aumento del cambio climático, son cada vez más los estudios e investigaciones científicas que ya no solo alertan, sino que comprueban el impacto de la emergencia ambiental a la que se enfrenta la Tierra. Una de ellas, publicada en octubre por el Instituto Humboldt, en su séptimo Reporte Bio, presentó una radiografía del estado de la biodiversidad en Colombia y uno de los principales hallazgos del informe reflejó un dato alarmante: de las 1.254 especies endémicas de árboles en Colombia, 566, es decir el 45%, están en riesgo de extinción.
Un tema realmente preocupante si se entienden estas cifras de riesgo para los árboles de Colombia como futuras pérdidas de servicios ecosistémicos, producción de alimentos, recursos hídricos o incluso, la necesaria regulación climática. Pero, ¿Por qué deberían importarnos estas cifras ahora? La respuesta sencilla, y tal vez la más contundente, es la misma premisa en la que se basa el trabajo de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales (IRI Colombia): los bosques son los que sustentan la vida del planeta y es por ello que su protección constituye un imperativo para toda la humanidad.
Una responsabilidad que adquiere aún más peso si se piensa desde Colombia, el segundo país en riqueza de plantas después de Brasil, con más de 26.000 especies registradas hasta el momento. Pero lo cierto, tal y como advirtió la investigación del Instituto Humboldt, la realidad es otra y de los 566 tipos de árboles únicos en el país que se encuentran en peligro de extinción, 155 están críticamente amenazados, 238 en peligro crítico y 173 son vulnerables.
Por ello que para IRI Colombia no hay un momento más preciso que este para concientizar a Colombia sobre la gravedad de la pérdida de los bosques y la urgencia de preservarlos para detener el cambio climático; actuar e inspirar la acción para defender y restaurar ecosistemas fundamentales como la Amazonía del país; e influir en la adopción de políticas y planes en contra de la deforestación que actualmente aumenta sin precedentes como en 2020, año en el que se perdió 171 mil hectáreas de bosque.
Y es precisamente en un contexto de deforestación creciente, influenciada principalmente por actividades extractivistas, que repensarse el uso de la tierra y los recursos naturales resulta más que necesario. Una recomendación que reitera la reciente investigación del Instituto Humboldt, al resaltar el papel de conservación ambiental que ejercen las comunidades indígenas, y que ha sido reforzada también por la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales con insistencia al identificar a las comunidades étnicas como aliados indispensables en la protección de los bosques y como un grupo que además debe ser protegido por la vulneración constante a derechos fundamentales de la que ha sido víctima.
En su reciente participación en la gran cumbre climática de las Naciones Unidas, COP26, Charles McNeill, asesor principal sobre Bosques y Clima del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) también reiteró la necesidad de trabajar por la protección a las comunidades indígenas y fortalecer el aprendizaje a sus prácticas ancestrales de conservación ambiental: “Los pueblos indígenas están muy afectados por el cambio climáticos y la verdad es que ellos ofrecen soluciones para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Por ello deben ser protegidos”, señaló.
Ante el panorama de alerta que la ciencia se ha encargado de reiterar, hoy más que nunca está claro que aprovechar la influencia ética y política de los líderes religiosos en favor de la protección de los bosques y sus comunidades guardianas es una estrategia necesaria para combatir el cambio climático porque todas las creencias religiosas y espiritualidades comparten el imperativo de proteger el medio ambiente.
Aunque la situación ecosistémica, no solo del país sino del mundo entero, puede causar desaliento, IRI Colombia ha encontrado esperanza en los compromisos que se han instaurado en defensa de los bosques y la restauración de los ecosistemas, especialmente en amazónico donde la Iniciativa tiene influencia. Según las conclusiones finales del séptimo Reporte Bio del Instituto Humboldt, conocer los riesgos que enfrenta la biodiversidad del país resulta necesario para tomar decisiones que permitan mitigar las amenazas antes de que sea tarde.
* Rev. pastor Edgar Castaño es presidente de la Confederación Evangélica de Colombia y miembro del Consejo Asesor de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales IRI Colombia.
Con el paso del tiempo, y el preocupante aumento del cambio climático, son cada vez más los estudios e investigaciones científicas que ya no solo alertan, sino que comprueban el impacto de la emergencia ambiental a la que se enfrenta la Tierra. Una de ellas, publicada en octubre por el Instituto Humboldt, en su séptimo Reporte Bio, presentó una radiografía del estado de la biodiversidad en Colombia y uno de los principales hallazgos del informe reflejó un dato alarmante: de las 1.254 especies endémicas de árboles en Colombia, 566, es decir el 45%, están en riesgo de extinción.
Un tema realmente preocupante si se entienden estas cifras de riesgo para los árboles de Colombia como futuras pérdidas de servicios ecosistémicos, producción de alimentos, recursos hídricos o incluso, la necesaria regulación climática. Pero, ¿Por qué deberían importarnos estas cifras ahora? La respuesta sencilla, y tal vez la más contundente, es la misma premisa en la que se basa el trabajo de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales (IRI Colombia): los bosques son los que sustentan la vida del planeta y es por ello que su protección constituye un imperativo para toda la humanidad.
Una responsabilidad que adquiere aún más peso si se piensa desde Colombia, el segundo país en riqueza de plantas después de Brasil, con más de 26.000 especies registradas hasta el momento. Pero lo cierto, tal y como advirtió la investigación del Instituto Humboldt, la realidad es otra y de los 566 tipos de árboles únicos en el país que se encuentran en peligro de extinción, 155 están críticamente amenazados, 238 en peligro crítico y 173 son vulnerables.
Por ello que para IRI Colombia no hay un momento más preciso que este para concientizar a Colombia sobre la gravedad de la pérdida de los bosques y la urgencia de preservarlos para detener el cambio climático; actuar e inspirar la acción para defender y restaurar ecosistemas fundamentales como la Amazonía del país; e influir en la adopción de políticas y planes en contra de la deforestación que actualmente aumenta sin precedentes como en 2020, año en el que se perdió 171 mil hectáreas de bosque.
Y es precisamente en un contexto de deforestación creciente, influenciada principalmente por actividades extractivistas, que repensarse el uso de la tierra y los recursos naturales resulta más que necesario. Una recomendación que reitera la reciente investigación del Instituto Humboldt, al resaltar el papel de conservación ambiental que ejercen las comunidades indígenas, y que ha sido reforzada también por la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales con insistencia al identificar a las comunidades étnicas como aliados indispensables en la protección de los bosques y como un grupo que además debe ser protegido por la vulneración constante a derechos fundamentales de la que ha sido víctima.
En su reciente participación en la gran cumbre climática de las Naciones Unidas, COP26, Charles McNeill, asesor principal sobre Bosques y Clima del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) también reiteró la necesidad de trabajar por la protección a las comunidades indígenas y fortalecer el aprendizaje a sus prácticas ancestrales de conservación ambiental: “Los pueblos indígenas están muy afectados por el cambio climáticos y la verdad es que ellos ofrecen soluciones para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Por ello deben ser protegidos”, señaló.
Ante el panorama de alerta que la ciencia se ha encargado de reiterar, hoy más que nunca está claro que aprovechar la influencia ética y política de los líderes religiosos en favor de la protección de los bosques y sus comunidades guardianas es una estrategia necesaria para combatir el cambio climático porque todas las creencias religiosas y espiritualidades comparten el imperativo de proteger el medio ambiente.
Aunque la situación ecosistémica, no solo del país sino del mundo entero, puede causar desaliento, IRI Colombia ha encontrado esperanza en los compromisos que se han instaurado en defensa de los bosques y la restauración de los ecosistemas, especialmente en amazónico donde la Iniciativa tiene influencia. Según las conclusiones finales del séptimo Reporte Bio del Instituto Humboldt, conocer los riesgos que enfrenta la biodiversidad del país resulta necesario para tomar decisiones que permitan mitigar las amenazas antes de que sea tarde.
* Rev. pastor Edgar Castaño es presidente de la Confederación Evangélica de Colombia y miembro del Consejo Asesor de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales IRI Colombia.