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En los últimos días, una delegación de varios entes de control y organizaciones internacionales realizó una serie de recorridos y sobrevuelos por tres departamentos de la Amazonía Colombia, para reportar el estado de los ecosistemas y la efectividad de las medidas para proteger la región.
La región Amazónica sigue siendo unas de las zonas más afectadas por problemáticas como la deforestación en Colombia, pues el 60 % de la pérdida de bosques en 2024 se concentró en esta región, según cifras del Ministerio de Ambiente.
En esa línea, desde la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría y la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) se alertó sobre los crecientes factores que están deteriorando los ecosistemas claves de esta región, que alberga el 30 % de biodiversidad del planeta.
“La deforestación avanza a un ritmo alarmante por la siembra de cultivos de uso ilícito, minería, ganadería, construcción de infraestructura vial ilegal, entre otros factores que representan una amenaza para la biodiversidad”, aseguró Iris Marín, Defensora del Pueblo.
Entre los hechos reportados está una carretera ilegal que atraviesa la zona norte del Parque Nacional Natural La Macarena, lo que facilitaría, según la Defensoría, la expansión de cultivos de coca.
En contexto: En 2024 se han abierto 1.381 kilómetros de vías ilegales en la Amazonia colombiana.
Por su parte, en el Parque Nacional Natural Tinigua se encontró que se está registrando una expansión ganadera “sin precedentes”, de acuerdo con los entes de control.
“En el resguardo indígena Nukak-Maku, se ha consolidado una vía de más de 130 kilómetros en su límite norte, lo que impulsa la creación de nuevas fincas. Además, se ha observado la expansión de los cultivos de coca, incluso en zonas ambientalmente frágiles, como los tepuyes”, informó, a través de un comunicado, la Defensoría del Pueblo.
Según el ente de control, esta misma situación se estaría presentando en la cuenca alta del río Inírida, donde el crecimiento de cultivos de coca y zonas de procesamiento contaminan el agua y atraen a nuevos pobladores.
Para el director de la FCDS, Rodrigo Botero, estos hallazgos muestran que es necesario “reforzar las alertas tempranas sobre los procesos de deforestación, degradación, ampliación de la frontera agropecuaria e incremento de actividades ilegales en zonas de alta sensibilidad ambiental y cultural. Están ocurriendo hechos muy delicados que deberían ser reportados de manera permanente y analizados públicamente por todas las instituciones del Estado, no solo por las ambientales, ya que este es un proceso vinculado a la consolidación de la paz, el desarrollo sostenible y la conservación”.
*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.
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