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La deforestación de la selva amazónica brasileña aumentó en julio por primera vez en 15 meses, según datos oficiales publicados el miércoles.
La superficie devastada en la mayor selva tropical del planeta fue de 666 kilómetros cuadrados (km²) el mes pasado, un aumento del 33% frente a los 500 km² destruidos en julio de 2023, según datos del sistema de observación por satélite Deter del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués).
El aumento de julio interrumpe una secuencia de 15 meses en caída, pero al tener en cuenta los últimos 12 meses, la reducción de la deforestación respecto al período anterior fue de 45,7%. Mientras que entre agosto de 2022 y julio de 2023 la deforestación arrasó 7.952 km2 de selva, en el siguiente período la tala fue de 4.315 km².
Meta: deforestación “cero”
“Al asumir el gobierno, el presidente Lula dio prioridad a la agenda de deforestación cero, no sólo para la Amazonía sino para todos los biomas”, dijo en conferencia de prensa en la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, tras la presentación de los resultados. “Hacer políticas públicas basadas en evidencias da resultado”, agregó.
Entre los factores que contribuyeron para el alza de julio, según el gobierno, está una huelga de empleados públicos del organismo ambiental Ibama. Además, “en julio del año pasado la reducción había sido muy alta, con un número muy por debajo de la tendencia histórica”, dijo João Paulo Capobianco, secretario ejecutivo del Ministerio de Medio Ambiente.
Golpeada por actividades como la ganadería y la minería ilegal, la mayor selva tropical del mundo se encamina según los científicos, a un punto de no retorno, a partir del cual pasará a emitir más carbono del que absorbe, agravando el cambio climático.
Alerta sobre el Cerrado
Si los datos se confirman en la medición definitiva (que será divulgada en los próximos meses), el gobierno asegura que “Brasil estará muy cerca de cumplir su meta para 2025 en el Acuerdo de París” de reducir sus emisiones de CO2 en 48 %, afirmó en un comunicado el colectivo de oenegés Observatorio del Clima.
El dato es “una buena señal de liderazgo mediante el ejemplo para un país que será sede de la conferencia sobre el clima de la ONU”, la COP30 en Belém el próximo año, agregó la nota.
Sin embargo, alertó sobre el aumento de la deforestación en el Cerrado, como se llama la sabana brasileña. Allí, aunque se registró una reducción en los últimos cuatro meses, al considerar el último año la deforestación fue de 7.015 km2 entre agosto de 2023 y julio de 2024, frente a los 6.341 km2 del período anterior.
“Ese cuadro sugiere que la destrucción para la producción de carne y soja puede estar ‘infiltrándose’ de la selva hacia la sabana, donde hay menos control del gobierno federal porque las tierras son casi todas privadas, el límite legal para la deforestación es mayor y las licencias para talar vegetación son autorizadas a rolete por los gobiernos estatales”, apuntó el Observatorio.
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