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La deforestación en la Amazonía brasileña en abril disminuyó 68% respecto al mismo mes del año pasado, según cifras oficiales divulgadas este viernes que dan cuenta del mejor resultado desde el inicio del mandato de Lula da Silva (Lea también: En solo 17 días, deforestación en Amazonía brasileña rompió récords para febrero).
En el cuarto mes del nuevo gobierno, que prometió acabar con la deforestación en la selva tropical, el área destruida fue de 328,71 km2, de acuerdo con datos satelitales del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) (Siguen las preocupaciones tras expulsión de mineros en la Amazonia brasileña).
Esto representa una reducción de 68% respecto a los 1.026 km2 deforestados en abril de 2022, último año de gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro.
Es el mejor resultado en lo que va de 2023, tras una caída de 61% en enero frente al mismo mes de 2022.
También debe recordarse que, en febrero de este año, hubo un aumento del 62% en la deforestación que, de hecho, marcó un récord, pues durante ese momento se detectaron 209 km2 de flora destruida en la parte brasileña de mayor selva tropical del mundo, según datos preliminares del sistema de vigilancia DETER, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Esa área equivale a más de 29 mil campos de fútbol y eso que solo contempló los datos recopilados hasta el 17 de febrero.
Sin embargo, tras la reducción de la deforestación reportada en abril, un especialista en Conservación de la ONG WWF Brasil, Daniel, Silva, le dijo a la AFP que “hay señales de mejora en la Amazonía”.
“Los últimos cuatro meses apuntan una reducción de 40% respecto al mismo período del año pasado (...) Son informaciones positivas, pero para afirmar que hay una tendencia de reducción tenemos que esperar a que llegue el período de mayor deforestación”, normalmente a partir de julio, añadió.
Silva alertó que la situación del bioma del Cerrado, una sabana tropical de enorme diversidad ubicada al sur de la Amazonía, requiere de la elaboración de un “plano robusto para combatir la deforestación en ese bioma”, que ya perdió “mitad de su vegetación original”.
Nada más en los primeros meses de 2023 registró un aumento del 60% en área deforestada.
Expertos aseguran que la destrucción en la Amazonía se debe principalmente al avance de las granjas y los usurpadores de tierras que talan la selva para ganadería y cultivos.
Luego de cuatro años de gobierno bolsonarista, que según expertos debilitó regulaciones y organismos de protección ambiental, Lula prometió hacer de la preservación de la Amazonía una prioridad de su mandato y poner fin a la deforestación ilegal para 2030.
En sus primeros meses, reactivó políticas medioambientales, retomó la demarcación de territorios indígenas -considerados clave para la preservación- y obtuvo la promesa de Gran Bretaña de donar más de 100 millones de dólares para el Fondo Amazonía, creado en 2008 para preservar la selva y del que Noruega es el principal donante.
Tras una visita de Lula, el presidente estadounidense, Joe Biden, también anunció recientemente una donación de 500 millones de dólares para el fondo, aunque deberá ser aprobado en el Congreso.
© Agence France-Presse