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Si no se toman medidas efectivas para controlar la tala, la parte brasileña de la mayor selva tropical del mundo podría perder unos 15.391 kilómetros cuadrados, de acuerdo con las proyecciones de la herramienta PrevisIA, desarrollada por el Instituto de Homens e Meio Ambiente da Amazônia (Imazon) y Microsoft.
De concretarse, significaría un incremento del 16% respecto al período de medición anterior, entre agosto de 2020 y julio de 2021, en el que se registraron 13.235 kilómetros cuadrados devastados, y la peor desde 2006, cuando se destruyeron 14.286.
Según el estudio, el estado con mayor riesgo es Pará, con un área potencialmente depredada de 6.288 kilómetros cuadrados, el 41% de todo el territorio amenazado en 2022. (Lea: Se pierde la selva amazónica y con ella los murciélagos)
Los cálculos de PrevisIA se basan en consideraciones de distintos indicadores relacionados con la tala de la floresta, rutas legales e ilegales, topografía, infraestructura urbana y datos socioeconómicos de diferentes áreas.
El investigador de Imazon Carlos Souza Jr. alertó además que al ser 2022 un año de elecciones, con las presidenciales celebrándose en octubre, la vigilancia de la selva puede reducirse, tal y como ha sucedido en otros ciclos electorales. “Es importante que los órganos de control actúen en la protección de la Amazonía”, aseguró.
Se espera que el presidente Jair Bolsonaro busque la reelección, en una contienda en la que se enfrentaría con el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva (2003-10), quien tampoco ha oficializado su candidatura y lidera los sondeos. (Lea: Instalan primer Puesto de Mando Unificado Ambiental contra la deforestación)
Bolsonaro, quien ha presionado para expandir la agroindustria y la minería en la Amazonía, el 60% de la cual está en Brasil, ha enfrentado presiones y protestas internacionales por la destrucción del llamado “pulmón del mundo”, considerado vital para frenar el cambio climático.
El mandatario lanzó el lunes un plan para ampliar la extracción de oro en la región amazónica, despertando críticas de ambientalistas por impulsar a una industria acusada de deforestar, contaminar e invadir tierras indígenas. (Lea: Colombia está perdiendo un parque nacional natural)