El nuevo modelo de salud que pide pista entre los indígenas del Putumayo

En el Putumayo se están estructurando cinco SISPI (Sistema Indígena de Salud Propio Intercultural) con pueblos indígenas. Esta propuesta supone modelos de salud que respondan a las necesidades de las mismas comunidades; sin embargo, el proceso de diálogo con las instituciones puede resultar complejo.

María Paula  Lizarazo
18 de diciembre de 2021 - 02:00 a. m.
Durante la primera fase de los SISPI algunos de los pueblos indígenas que lideraron la iniciativa trabajaron en su lengua. Parte del ejercicio se destinó a la traducción o creación de términos.
Durante la primera fase de los SISPI algunos de los pueblos indígenas que lideraron la iniciativa trabajaron en su lengua. Parte del ejercicio se destinó a la traducción o creación de términos.
Foto: Camila Malaver - Amazon Conservation Team
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Para el 16 de diciembre de 2021, habían muerto en Colombia 2.109 indígenas por covid-19 y la suma de casos activos llegaba a 72.435, de los que 2.123 corresponden a este departamento. Este escenario en parte se debe a que en departamentos como Amazonas, Putumayo, Caquetá, Guainía, Guaviare y Vaupés es difícil llegar a centros de salud debido a las distancia geográficas, así como a la falta de infraestructuras físicas, medios tecnológicos y de personal calificado para atender la emergencia. Por esto, en junio de 2020, comunidades indígenas emitieron la tutela 0159 con la que exigieron planes de acción para contrarrestar el brote de covid-19 que se estaba dando en la región. Hoy, a raíz de esta solicitud, en el Putumayo se empezaron a gestar modelos de salud que respondan concretamente a las necesidades de las comunidades.

Entre los 15 pueblos indígenas que hay en el Putumayo, los coreguaje, los emberá, los murui, los pastos y los siona se sumaron a la creación de cinco SISPI (Sistema Indígena de Salud Propio Intercultural), un modelo que no sólo busca atender el covid-19, sino estructurar sistemas de salud basados en el diálogo entre saberes propios de los indígenas y la epistemología de la salud occidental. Se contó inicialmente con estos cinco pueblos por la claridad de sus planes de vida y salvaguarda. Sin embargo, los facilitadores indígenas que están frente al proyecto apuestan por que todas las comunidades del Putumayo puedan desarrollar sus propios sistemas.

La razón de crear cinco sistemas diferentes es que cada pueblo tiene sus propios fundamentos y prácticas médicas, sus concepciones de salud y enfermedad, y una historia particular dentro del mismo territorio, como procesos de sincretismo. Con los SISPI se espera lograr que en los centros de salud del Putumayo se atienda a la población indígena bajos sus propios criterios, evitando así las problemáticas que la invisibilidad de estos saberes ha generado entre los indígenas que no se sienten conformes ante las nociones occidentales y no acceden a los centros de salud. La creación de estos SISPI supone tres fases: primero, las caracterizaciones sociales de la salud en las comunidades; segundo, los planes de acción basados en esas caracterizaciones; y tercero, la concertación de dichos planes. (Vea: Los Nukak, único pueblo indígena nómada de Colombia, corren riesgo de desaparecer)

La primera fase se adelantó entre marzo y principios de diciembre de este año, con una guía metodológica realizada en conjunto con la Secretaría de Salud del Putumayo y la ONG Amazon Conservation Team que establece la no exclusión de medicinas ancestrales ni de medicina occidental, sino un diálogo entre estas. Los facilitadores indígenas a cargo del proceso se desplazaron realizando encuestas entre los mismos pueblos y entrevistando a los sabedores y sabedoras sobre sus prácticas ancestrales. El objetivo era observar las dinámicas de las comunidades y las situaciones ambientales, sociales y de salud -como enfermedades propias y occidentales al interior de estas- para hacer una radiografía del territorio de modo que en las siguientes fases se pueda concertar un sistema basado en salud pública, atendiendo que sus medicinas ancestrales incorporan la espiritualidad y la conservación del territorio, en muchos casos afectado por proyectos extractivos y el crecimiento demográfico. Los desplazamientos para las encuestas fueron georreferenciados, asumiendo que integrantes de los mismos pueblos están dispersos en las diferentes zonas del Putumayo.

Durante esta fase los mayores también contaron cómo llegaron a sus conocimientos. “Esto puede fortalecer a las nuevas generaciones y el intercambio de saberes: la parte espiritual o los conocimientos de plantas medicinales, es ese el intercambio que se lleva con este proceso”, afirma Victor Quenama, integrante del pueblo Cofan y profesional de apoyo de la Secretaría de Salud Departamental, quien ha hecho el enlace desde la institución con el pueblo Emberá.

Para Nelcy Timaran, quien también es profesional de apoyo de la Secretaría, el proceso es complejo porque cada pueblo cuenta con una visión de salud diferente, pero resalta que dentro de la misma Secretaría “se ha ido entendiendo la necesidad de un enfoque diferencial y el mensaje ha ido llegando a las secretarías de salud municipales”, quienes intervienen directamente en las comunidades. (Lea: “Coca”, la palabra que Coca Cola no quiere que usen los Nasa)

Paula Galeano, integrante de la ONG Amazon Conservation Team, considera que “uno de los elementos más complejos es la dimensión política del relacionamiento entre los pueblos indígenas y la institucionalidad en salud porque falta mucho conocimiento de parte y parte y relacionamiento de esos universos” y valora la voluntad de la gobernación en apoyar estos procesos.

La interculturalidad supone la integración y la creación de diversas visiones en torno a, en este caso, la salud. Por un lado, las entrevistas y las transcripciones con los mayores llevan al registro de los saberes ancestrales que hasta ahora se transmitían oralmente. Sin embargo, en los casos de los sabedores que sólo hablan lengua indígena la traducción entra a formar parte del proceso, especialmente cuando hay términos que no pueden traducirse y se crean semejanzas en castellano.

El objetivo de concertación de los SISPI está previsto para agosto del próximo año y puede ser un modelo para otros departamentos del país. Pero hasta el momento, William Yaiguaje, coordinador de salud para el pueblo Siona, denuncia sobre la Secretaría de Salud del Putumayo que “no hemos visto el apoyo directamente como secretaría departamental. Espero que para las próximas fases sí se integre porque es una competencia que tiene. Nosotros estamos haciendo un aprendizaje y hacemos un llamado al ministerio de Salud y a otros aliados que nos ayuden a fortalecer este camino que anhelamos desde el conocimiento propio”. (Vea: La lucha de indígenas y afros para proteger un río de la contaminación petrolera)

*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.

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