En la Amazonia quieren cultivar cacao, pero tienen que sortear varios retos
El cacao se ha popularizado en Colombia. Varios departamentos lo cultivan y el producto se ha presentado como una opción para abandonar los cultivos ilícitos. Sin embargo, aún hay varios desafíos por delante. Uno de ellos, el cambio climático.
Luisa Fernanda Orozco
“¿Ustedes están viendo esta tierra? Toda, pero toda, la de más acá y más allá, era cultivo de coca. Ya no porque nos pasamos al cacao hace diez años”, cuenta Jaime Guerrero, uno de los socios de Theobamba, un cultivo de cacao en el Valle del Guamuez, en el sur de Putumayo.
Para llegar hasta allá, se debe manejar dos horas desde el casco urbano hasta el kilómetro 2 de la vereda Florida, entre carretera pavimentada y destapada. Guerrero recibe a sus visitantes con botas de caucho y pañoleta al hombro. Camina abriéndose paso por senderos hasta llegar a una cabaña de madera, con varias mesas y sillas, dispuesta para que sus visitantes, la mayoría primíparos en el Putumayo, hagan una cata de cacao.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
“¿Ustedes están viendo esta tierra? Toda, pero toda, la de más acá y más allá, era cultivo de coca. Ya no porque nos pasamos al cacao hace diez años”, cuenta Jaime Guerrero, uno de los socios de Theobamba, un cultivo de cacao en el Valle del Guamuez, en el sur de Putumayo.
Para llegar hasta allá, se debe manejar dos horas desde el casco urbano hasta el kilómetro 2 de la vereda Florida, entre carretera pavimentada y destapada. Guerrero recibe a sus visitantes con botas de caucho y pañoleta al hombro. Camina abriéndose paso por senderos hasta llegar a una cabaña de madera, con varias mesas y sillas, dispuesta para que sus visitantes, la mayoría primíparos en el Putumayo, hagan una cata de cacao.
(Lea: Continúa la sequía en la Amazonía; pero científicos sospechan que el 2024 será peor)
Ese recorrido hace parte de una nueva modalidad que implementó Theobamba: la de las rutas turísticas para colombianos y extranjeros por toda la finca cacaotera, con árboles pequeños y frutos de diferentes colores: amarillo, rojizo y café. La idea comenzó hace dos años, cuando aplicaron a un intercambio en Tailandia y se lo ganaron. “Varios de nuestros compañeros viajaron hasta allá y aprendieron las alternativas que los nativos estaban implementando después de que erradicaron los cultivos de opio, como siembras de arroz, caucho y yuca. Lo que nos sorprendió fue que ellos también transformaban lo que sembraban: hacían dulces y hasta bisutería. Nosotros quisimos hacer lo mismo”, explica Guerrero.
Por eso, meses después del intercambio, fue el turno de que dos tailandeses y un alemán viajaran al Putumayo para aconsejarle a Guerrero y sus socios cómo comenzar a crear otros productos a partir del cacao: gomitas, barras de chocolate, mermeladas y bebidas. A hoy, Guerrero y otras 12 personas fundaron su emprendimiento turístico con esos productos. Sin embargo, su negocio, ahora de 150 hectáreas, está rodeado de varias dificultades: las condiciones ambientales relacionadas con el cambio climático y el fenómeno de El Niño, encontrar un mercado que compre lo que siembran, y la constante amenaza de que algunos quieran volver al negocio de antes, la coca.
Cultivar cacao en la Amazonia en medio de la llegada de El Niño
Guerrero cuenta que, hace tres años, llegaron a producir 90 toneladas de cacao anuales. “Pero, la última vez, en 2022, fueron 75 toneladas. El cambio de clima nos ha afectado mucho”.
Lo dicho por Guerrero no es novedad. De hecho, está ampliamente documentado por varias fuentes científicas. Un informe de la National Oceanic and Atmospheric Administration dijo que, por el aumento de la temperatura del planeta y las largas e intensas sequías que vienen ocurriendo, el 90 % de los cultivos de cacao ya no serían aptos en 2050, llevando, incluso, a una posible extinción del chocolate.
De acuerdo a Fedecacao, Colombia vivió una disminución del 10 % de la producción de ese fruto: de 69.040 toneladas en 2021, pasó a 62.158 en 2022. Augusto Castro, científico sénior que hace parte del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), explica que, para comprender el motivo, debe recordarse la definición misma del cacao. “Es un cultivo tropical”, señala. “Está adaptado a las condiciones de altas temperaturas, pero no aceptan mucho la humedad. Si llueve o hay bastante sombra, puede que se vea afectado por enfermedades”. Cultivos como el de Guerrero, que se encuentran en el sur del Putumayo, hacen parte de la Amazonía colombiana, un lugar que se caracteriza por ser húmedo. Ahora bien, la llegada del fenómeno de El Niño se confirmó en Colombia durante este 2023. Aunque algunas de sus principales amenazas son las sequías en varias regiones del país, el Ideam ha explicado que en otras zonas podría causar efectos inciertos.
(Lea: Un camino para salvar la conectividad entre nuestras áreas protegidas)
“Lo que sabemos es que la sequía no será una amenaza para los cultivos de cacao en el Putumayo”, dice Castro. “Más bien lo serían las lluvias y la humedad”. Anni García, de la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao), coincide con Castro, pues explica que el proceso de fermentación del cacao requiere unos niveles de humedad específicos. Con la llegada de El Niño, aunque podría haber una disminución en la cantidad de lluvias, también podrían ocurrir precipitaciones estacionales, o sea, lluvias más fuertes en menos cantidad de tiempo. “Igualmente, veremos los efectos de El Niño durante el próximo año, hacia febrero y marzo”, agrega García.
Ambos tienen una certeza: ante un panorama de incertidumbre, como lo son los fenómenos meteorológicos, el exceso de agua y la falta de ella podrían convertirse en un problema si no existe la infraestructura adecuada. Por ejemplo, una de las recomendaciones de Fedecacao consiste en que se le brinde sombra al cultivo mediante la siembra de otras plantas.
Pero, García apunta que sembrar cacao en territorio amazónico es algo nuevo. “Puede que no tengamos un modelo específico para esta zona amazónica del país. Por eso, de por sí es una gran hazaña que ya lo estén haciendo. Por nuestra parte estamos mejorando en nuestros modelos de ayuda”.
Castro también explica que los cacaoteros colombianos tienen una gran ventaja, entre ellas el hecho de que ese fruto no sea un agente importante de deforestación. “La destrucción de bosques para sembrar cacao es mínima, y la Unión Europea tiene otra regulación que previene la entrada de cultivos que han sido producto de hectáreas deforestadas. Esa podría ser una posibilidad de negocio, para aumentar la comercialización de cacao en Colombia”, añade Castro.
(Lea: Las lecciones que deja la primera comunidad energética de Colombia)
Por ahora, cacaoteros como Guerrero siguen apostando por ampliar su oferta de cacao. “Obviamente, todavía tenemos problemas en el Putumayo, pero nosotros queremos apostarle al cacao y lo seguiremos haciendo”.
Los cultivos de cacao en Putumayo y el reto de la coca
Para comprender por qué el Putumayo fue uno de los territorios con mayor producción de coca, hay que devolverse en la historia. Ese departamento fue lugar de algunas de las masacres más brutales del país, según el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Una de ellas sucedió en el corregimiento del Tigre durante el 9 de enero de 1999 y dejó a 29 personas asesinadas. Después de eso, se desencadenó una ola de masacres y la presencia de grupos al margen de la ley proliferó mucho más la existencia de negocios ilegales, como los cultivos de coca.
Durante el año 2000, según cifras del Observatorio de Drogas de Colombia, Putumayo tuvo alrededor de 66 mil hectáreas de coca, que se redujeron casi a 4.300 con la llegada del glifosato. Luego, por las constantes fumigaciones y el declive de hectáreas, la familia de Guerrero y otras nueve más tomaron la decisión de apostarle a la siembra de cacao. Incluso, ellos mismos comenzaron con la erradicación. “Al principio tuvimos muchos problemas. A mucha gente no le gustó. Se preguntaban, ¿y ahora qué vamos a hacer? Pero, quienes perseveramos, logramos obtener múltiples ayudas”, dice.
(Lea: ¿Tiene pensado viajar? Estas son algunas recomendaciones para ser un turista sostenible)
Sin embargo, todavía hay cultivos de coca en el Putumayo. Antonio*, quien ha acompañado de cerca el proceso de restitución en el departamento y pidió reserva de su identidad para este artículo, cuenta que, actualmente, hay cerca de 41 mil hectáreas de coca. Según él, muchas se han sustituido por otro tipo de cultivos, aunque no se sabe cuántas de esas se pasaron al cacao. “La realidad es que, si bien se ha impulsado el cacao para la sustitución, en el Putumayo no hay grandes áreas de cacao fruto de la restitución. Difícilmente podamos afirmar que hay sustitución de coca por cacao”, dice.
Desde octubre del año pasado, en palabras de Antonio, comenzó a presentarse una disminución de la venta de hoja de coca. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) explicó que, aunque no se sabe el motivo de esa disminución, se especula que sea por el aumento de demanda de otras drogas, como el fentanilo. Por eso, dice Antonio, los cultivos lícitos comenzaron a ser atractivos. “Pero cuesta 3 años para adaptar el terreno para una siembra de cacao. Por eso no es una decisión que pueda tomar cualquiera”, agrega Antonio.
Por ahora, según la UNODC, se sabe que fueron 13 mil familias las que entraron a proyectos de restitución de tierras luego de la firma del Acuerdo de Paz en 2016. De ellas, solo 580 eligieron cacao. La gran mayoría escogió proyectos de agricultura, piscicultura y demás.
Además, las cifras de la Federación Nacional de Cacao (Fedecacao) muestran que Putumayo no hace parte de los principales productores de ese fruto en Colombia. Para hacer una comparación, el primer lugar lo ocupó Santander, con una producción de 22.900 toneladas de gramo de cacao anual durante 2022. En ese mismo periodo de tiempo, Putumayo apenas tuvo 776.
TABLA
El desafío comercial
Otro factor incide en el hecho de que las personas desistan de cultivar cacao: los precios que se pactan con los compradores locales, los intermediarios, que llevan la cosecha a otras zonas del país e, incluso, a grandes empresas. Para otro un artículo, Fedecacao también le dijo a El Espectador que, a pesar de que 30 de los 32 departamentos del país tienen potencial de producción de cacao, muchos cultivadores renuncian por temor a encontrarse con pocos compradores o con precios que hacen insostenible su trabajo.
Por su parte, Guerrero cuenta que, en 2013, cuando ya habían decidido crear Theobamba, las familias fundadoras se consolidaron también como una asociación. ¿El motivo? “Desde el mismo Estado nos aconsejaron conformarla para evitar intermediarios y así vender nosotros, de manera directa, a nuestros compradores”.
Uno de los resultados de la asociación fue conseguir que el principal cliente de Theobamba sea la Casa Luker, una de las dos grandes compañías de cacao en Colombia. La otra es la Nacional de Chocolates. “El gramo de cacao lo estamos vendiendo a $13.000″, señala Guerrero, pero, en palabras de García, el caso de Theobamba es uno de los pocos exitosos en el Putumayo. “Hay personas que tienen que pagar $9.000 o $10.000 por gramo a sus intermediarios porque, si no le venden a ellos, pierden la cosecha. Eso es insostenible a largo plazo porque les genera pérdida”.
Además, en palabras de García, la producción de cacao no es uno de los fuertes comerciales en Colombia. De hecho, Castro enfatiza en que “la mayoría de la producción del cacao que producimos suele quedarse acá. Y eso es un problema porque, a veces, la demanda de los derivados del cacao, como el chocolate, suele ser dominada por las dos grandes empresas, como la Casa Luker y la Nacional de Chocolates”.
Para García también hay otras barreras, como el hecho de que muchos productores de café no puedan sacar las cosechas de sus territorios porque no cuentan con las infraestructuras: camiones para transportar e, incluso, vías en buenas condiciones.
🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🐝🦜