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La deforestación en la Amazonía brasileña marcó un récord para febrero, segundo mes de la administración de Luiz Inácio Lula da Silva, según datos oficiales disponibles este viernes, que contemplan poco más de la mitad del periodo, aún inconcluso. (Puede leer: Cuatro países quieren unirse para cuidar el río Putumayo)
El monitoreo satelital detectó 209 kilómetros cuadrados de flora destruida en la parte brasileña de la mayor selva tropical del mundo, según datos preliminares del sistema de vigilancia DETER, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
El área, equivalente a más de 29.000 campos de fútbol, contempla apenas datos hasta el 17 de febrero, pero ya representa un alza en relación con el récord anterior, de 199 km² destruidos en todo el mes de febrero de 2022, último año del gobierno del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro. (Le puede interesar: Siguen las preocupaciones tras expulsión de mineros en la Amazonia brasileña)
En enero pasado, el monitoreo satelital había reportado una caída de 61% en relación con el mismo periodo de 2022, aunque organizaciones ambientalistas habían alertado de que era prematuro hablar de una “reversión de tendencia”, ya que parte de la caída podía estar relacionada a una mayor cobertura de nubes que perjudicaron los cálculos.
“El aumento de la deforestación puede ser un reflejo de la limitación en la detección el mes pasado debido a la cobertura de nubes, y lo que se está observando ahora tal vez contemple tanto el área destruida este mes como también de enero”, dijo a la AFP Daniel Silva, especialista en conservación de la ONG WWF-Brasil. (También puede leer: De la Amazonia a Asia: inquietante historia de la caza y el tráfico de jaguares)
Bajo la administración de Bolsonaro, un aliado de la agroindustria y negacionista del cambio climático, la deforestación anual promedio en la Amazonía brasileña aumentó 75,5% con respecto a la década anterior.
Expertos aseguran que la destrucción se debe principalmente al avance de las granjas y los usurpadores de tierras que talan la selva para ganadería y cultivos. (Puede interesarle: Aún no se puede asociar disminución de incendios con acciones del gobierno: MinAmbiente)
Lula, de 77 años, asumió por tercera vez la presidencia de Brasil con la protección de la floresta como una de sus principales banderas para permitir que Brasil deje de ser un “paria” en temas climáticos.
El mandatario de izquierda nombró al frente del ministerio de Medio Ambiente a Marina Silva, una reconocida ambientalista que estuvo al frente de esa cartera entre 2003 y 2008, cuando Brasil logró disminuir sensiblemente la deforestación. (Lea: Sí, disminuyeron los incendios en la Amazonia, pero es un dato a revisar con cuidado)
El 24 de enero, Silva reconoció en una entrevista con la AFP que la realidad ambiental de Brasil es “mucho peor” de lo esperado.
“Sabemos que existe un empeño del nuevo gobierno para controlar la deforestación, pero los resultados concretos deben demorar un tiempo para ser observados”, agregó el experto de la WWF-Brasil.