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Investigadores de la Fundación Omacha y las Universidades Javeriana y Quindío registraron el primer individuo en Colombia de una zarigüeya de cola de pincel o Glironia venusta, poco conocida para la ciencia. La zarigüeya cayó accidentalmente en una red de murciélagos en la comunidad Curripaco de Ducutipabo.
El hallazgo se dio en el marco de una expedición por el río Guainía realizada en octubre del año pasado. Se trata de un pequeño marsupial nocturno, de un tamaño semejante a la palma de una mano humana, que se alimenta de insectos, huevos de aves, frutos y savia de árboles. El espécimen se encuentra actualmente en la Colección de Mamíferos de la Universidad del Quindío.
Este marsupial presenta un bajo número de registros en la amazonia boliviana, brasileña, ecuatoriana, peruana y de la Guayana Francesa. En el caso de la amazonia colombiana, se tenían dos registros fotográficos captados en Guaviare y Putumayo. (Lea: Australia registra 50,7 grados e iguala récord de día más caluroso en 62 años)
Para el investigador Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha: “el registro obtenido corrobora la importancia de los ecosistemas del departamento del Guainía para especies raras y poco conocidas, como de la zarigüeya de cola de pincel y que actualmente se encuentran amenazadas por la deforestación, los incendios forestales y la minería ilegal de oro. Estos nuevos registros de mamíferos poco conocidos nos invitan a continuar investigando para conservar la biodiversidad de nuestro país”.
La zarigüeya de cola de pincel es un pequeño marsupial nocturno, del tamaño de la palma de una mano humana, presenta hábitos arborícolas y se alimenta principalmente de insectos, huevos de aves, semillas, frutos y de savia de árboles. Además, es la única especie del género Glironia. (Lea: Un análisis de la Nasa muestra que 2021 fue el sexto año más caluroso)
Federico Mosquera Guerra, biólogo investigador de la Fundación Omacha y del Laboratorio de Ecología Funcional de la Universidad Javeriana, afirma que “estas expediciones nos demuestran que en nuestro país queda mucho por hacer: nuevas especies por descubrir y registros por encontrar. Además, resaltan el papel de la investigación para generar insumos de conservación de la biodiversidad”.