Hay una reducción histórica en los caudales del río Amazonas: Ideam
La sequía ha hecho que el río Amazonas llegue a niveles que nunca antes se habían reportado, desde que se hacen registros.
La situación en la Amazonia colombiana es grave. La sequía que se vive en la región ha hecho que los caudales del río Amazonas, que pasa frente a Leticia, la capital, haya llegado a mínimos históricos.
Así lo informó el Ideam en un comunicado, luego de llevar a cabo varias mediciones en diferentes puntos del río. “Las mediciones, realizadas en tres estaciones hidrológicas entre Leticia y Puerto Nariño, evidenciaron una reducción significativa tanto en los niveles del río como en la velocidad del flujo de agua, en comparación con las cifras obtenidas en abril de 2024″, señaló el Instituto.
Para ser un poco más precisos, los datos que arrojó ese proceso, llevado a cabo en septiembre, muestran que ha habido una disminución en los niveles del río cercana a los 11 metros. Además, la velocidad del agua también ha mermado: en la estación de Nazareth, a unos 22 kilómetros de Leticia, la velocidad pasó de ser de 1,65 m/s en abril a 0,61 m/s en septiembre.
Hay otra cifra que ayuda a dimensionar lo que está sucediendo en este río: mientras en abril de este año el caudal medio fue de 44711 m³/s, en septiembre fue de 8428 m³/s. En otras palabras, ha habido una reducción del 82%.
Que el caudal disminuya en ese período no es una anomalía, como se lo explicó a El Espectador el Ideam. Lo particular, en este caso, es que se trata de una magnitud nunca antes vista.
Es un fenómeno que, dicho en términos de ese instituto, “plantea nuevas preocupaciones sobre el comportamiento de los caudales del río. Este descenso en los caudales es el más bajo registrado históricamente”.
La siguiente gráfica puede ser útil para dimensionar esos datos. En ella se puede observar cómo, debido a la ausencia de lluvias, el caudal ha disminuido, aunque se espera que en las próximas semanas empiece a recuperarse poco a poco.
De acuerdo con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo (UNGRD), la situación es tan inquietante que el río ha perdido hasta el 80% de la lámina de agua en algunos puntos. Eso ha hecho que algunas comunidades empiecen a enfrentar aprietos para acceder a agua.
Para enfrentar, por el momento, la situación, esa entidad aseguró que “entregará motobombas, mangueras, tanques y contratará estudios para la exploración de aguas subterráneas con el propósito de asegurar el suministro a las comunidades afectadas”.
En Brasil, que tiene la mayor porción de la Amazonia, la situación es igual de preocupante. Como ya lo hemos contado en este diario, ese país vive la peor sequía desde 1950, según el Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Catástrofes Naturales (Cemaden). Los incendios que se han producido en estas últimas semanas ya afectaron más de 6,7 millones de hectáreas (ha).
*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.
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La situación en la Amazonia colombiana es grave. La sequía que se vive en la región ha hecho que los caudales del río Amazonas, que pasa frente a Leticia, la capital, haya llegado a mínimos históricos.
Así lo informó el Ideam en un comunicado, luego de llevar a cabo varias mediciones en diferentes puntos del río. “Las mediciones, realizadas en tres estaciones hidrológicas entre Leticia y Puerto Nariño, evidenciaron una reducción significativa tanto en los niveles del río como en la velocidad del flujo de agua, en comparación con las cifras obtenidas en abril de 2024″, señaló el Instituto.
Para ser un poco más precisos, los datos que arrojó ese proceso, llevado a cabo en septiembre, muestran que ha habido una disminución en los niveles del río cercana a los 11 metros. Además, la velocidad del agua también ha mermado: en la estación de Nazareth, a unos 22 kilómetros de Leticia, la velocidad pasó de ser de 1,65 m/s en abril a 0,61 m/s en septiembre.
Hay otra cifra que ayuda a dimensionar lo que está sucediendo en este río: mientras en abril de este año el caudal medio fue de 44711 m³/s, en septiembre fue de 8428 m³/s. En otras palabras, ha habido una reducción del 82%.
Que el caudal disminuya en ese período no es una anomalía, como se lo explicó a El Espectador el Ideam. Lo particular, en este caso, es que se trata de una magnitud nunca antes vista.
Es un fenómeno que, dicho en términos de ese instituto, “plantea nuevas preocupaciones sobre el comportamiento de los caudales del río. Este descenso en los caudales es el más bajo registrado históricamente”.
La siguiente gráfica puede ser útil para dimensionar esos datos. En ella se puede observar cómo, debido a la ausencia de lluvias, el caudal ha disminuido, aunque se espera que en las próximas semanas empiece a recuperarse poco a poco.
De acuerdo con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo (UNGRD), la situación es tan inquietante que el río ha perdido hasta el 80% de la lámina de agua en algunos puntos. Eso ha hecho que algunas comunidades empiecen a enfrentar aprietos para acceder a agua.
Para enfrentar, por el momento, la situación, esa entidad aseguró que “entregará motobombas, mangueras, tanques y contratará estudios para la exploración de aguas subterráneas con el propósito de asegurar el suministro a las comunidades afectadas”.
En Brasil, que tiene la mayor porción de la Amazonia, la situación es igual de preocupante. Como ya lo hemos contado en este diario, ese país vive la peor sequía desde 1950, según el Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Catástrofes Naturales (Cemaden). Los incendios que se han producido en estas últimas semanas ya afectaron más de 6,7 millones de hectáreas (ha).
*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.
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