La comunidad del Amazonas que evita la desnutrición mientras restaura la selva

En la comunidad indígena de Arara hace 15 años que unen esfuerzos por restaurar el bosque degradado y tener seguridad alimentaria. Ya han recuperado seis mil hectáreas y el 90 % de los ingredientes del plato vienen de la selva.

María Paula  Lizarazo
01 de julio de 2024 - 03:00 p. m.
En Arara, unas mil personas del pueblo indígena Magüeta están uniendo esfuerzos para combatir la desnutrición, en un departamento que, según el DANE, tuvo en 2023 la mayor tasa de mortalidad por desnutrición en adultos mayores.
En Arara, unas mil personas del pueblo indígena Magüeta están uniendo esfuerzos para combatir la desnutrición, en un departamento que, según el DANE, tuvo en 2023 la mayor tasa de mortalidad por desnutrición en adultos mayores.
Foto: FUCAI

Sobre el río Amazonas, a una hora del puerto de Leticia, se encuentra la comunidad indígena de Arara. Este lugar, ubicado a mitad de camino entre la capital del departamento y Puerto Nariño, ha sido protagonista de noticias y reportajes sobre problemáticas como el suicidio en jóvenes y conflictos entre los saberes ancestrales y la llamada “modernización”.

En Arara, unas mil personas del pueblo indígena Magüeta están uniendo esfuerzos para combatir la desnutrición, en un departamento que, según el DANE, tuvo en 2023 la mayor tasa de mortalidad por desnutrición en adultos mayores, con 46,2 defunciones por cada cien mil adultos mayores (el doble de la tasa nacional). En un fin de semana de junio, las familias de la comunidad, junto a diversas organizaciones, se reunieron para celebrar la culminación de un diplomado de cocina tradicional, resultado de un proceso de 15 años.

La iniciativa, acompañada por la Fundación Caminos de Identidad (Fucai), se centra en las chagras de las familias, un tipo de cultivo que es la principal fuente de subsistencia de los pueblos indígenas de la Amazonia. De acuerdo con el Instituto Sinchi, la chagra es un “modo de policultivo, en apariencia sencillo, en torno al que giran las demás actividades productivas de la población indígena, pero que implica un manejo del tiempo, del espacio y de la identidad cultural que incrementa la complejidad del sistema”.

Estos cultivos transitorios duran de dos a tres años y son el espacio en el que las mujeres transmiten a sus hijos la cosmovisión de su pueblo indígena. En el caso de Arara, cada familia tiene su chagra en un espacio definido de la selva que rodea a la comunidad.

Desde hace décadas los científicos advierten sobre las actividades humanas que están degradando la Amazonia, como la deforestación, la minería ilegal de oro, la ganadería extensiva, los monocultivos, entre otros. Pero en el caso de Arara, las hectáreas degradadas no tenían que ver con esos motivos, sino con la agricultura de las familias.

Volver a sembrar selva

Wilson Ramos del Águila, coordinador territorial de la Asociación de Cabildos Indígenas del Trapecio Amazónico (ACITAM), habla desde la maloca de Arara sobre la recuperación de espacios como la chagra. “Ha sido fundamental porque ayuda a no perder los saberes tradicionales que tenemos, desde un llamado colectivo”.

Aunque Arara no tiene ingresos económicos sólidos y apenas se está creando una asociación de turismo comunitario y ecoturismo, actualmente los índices de seguridad alimentaria sobrepasan el 90 %. Lo que quiere decir, en palabras simples, que la mayoría de los alimentos del plato de cada persona de la comunidad proviene de la chagra, a excepción de ingredientes como la sal y el aceite que llegan de Leticia.

Ruth Chaparro, directora ejecutiva de Fucai, cuenta que desde 2009 vienen adelantando el proceso de recuperación de bosque “con sistemas agroforestales sucesionales, que imitan la selva y respetan la complejidad y diversidad de la Amazonia”. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la agroforestería consiste en incrementar o mantener la producción de los sistemas agrícolas, diversificándola mediante el aprovechamiento de diversos árboles y cultivos, y así reducir insumos y costos.

Gracias a estos sistemas, “se alimentan las personas, los animales y el bosque en sí: recuperamos el bosque, recuperamos el pancoger, regresan los animales y se va recuperando el ecosistema”, añade Chaparro.

En estos 15 años, se han restaurado seis mil hectáreas. Pero para Chaparro hay otro elemento que se agrega a la ecuación de la recuperación del bosque y la alimentación: el hecho de que la diversidad del plato -basado en frutos, tubérculos y proteína animal- “tenga sentido e identidad, además de que no dependa de los mercados que les regalan ni de subsidios”.

Como complemento a esta iniciativa en torno a la chagra y la restauración, este año, en conjunto con la Universidad Javeriana de Cali, se dictó un diplomado para cocineros y cocineras de Arara. Estuvo a cargo de la chef Luisa Acosta, experta en cocina tradicional y miembro de la red Slow Food Colombia y del Colegio de Estudios Socioculturales de la Alimentación (CESAC).

Regresar a la cocina tradicional

“La culinaria está avanzando hacia lo natural, y entre más avanza, más se acerca a las tradiciones de las culturas orales más antiguas”, dice Chaparro. “Este diálogo e intercambio de saberes, sabores, olores y colores entre una de las mejores chefs y los mejores cocineros de los pueblos indígenas es un diálogo absolutamente nutritivo, que construye nuevas propuestas culinarias que van más allá del reduccionismo a la bandeja paisa o el ajiaco”.

Acosta trabaja sobre un concepto que denomina el “ecosistema de las cocinas” y que parte del hecho de que “el plato no es solo lo que vemos en él. Incluye el trabajo de la chagra, la cocina, compartir la mesa, y hasta los residuos que luego sirven como compostaje y abono. Salir del plato a conectar con el territorio hace que tengamos una reflexión sobre qué tenemos servido y cómo nos representa”, explica.

Para Acosta es clave comprender que la narrativa de lo que hay en el plato construye una representación cultural. Pero, un reciente problema que están sorteando en Arara, tras años de fortalecer el trabajo de la chagra, es que productos ultraprocesados entran a ser parte de la comida de algunas familias “y cambian la narrativa de los platos, los cuerpos de las personas se ven distintos y las enfermedades empiezan a aparecer”, comenta Acosta.

“Por tradición, nuestro organismo está diseñado para consumir alimentos de la selva, por eso muchas veces estamos en desacuerdo con programas que nos llegan del Gobierno”, añade Ramos del Águila.

Además, de afectar la salud y la diversidad del plato, a Acosta le preocupa que por los ultraprocesados se sigan perdiendo los conocimientos en torno a la alimentación de los abuelos. Por eso, en el diplomado exploró “otras opciones de golosinas diferentes a los dulces de tienda, y activamos la memoria para reconocer qué comieron los abuelos y bisabuelos, para recuperar técnicas y mezclas que quizás no se heredaron”.

En palabras de Chaparro, cuando se observa la Amazonia vía satélite es muy claro que la selva “que está en manos de los indígenas está muy bien conservada”, por lo que insiste que los pueblos milenarios tienen soluciones para los problemas más modernos, más allá del cambio climático, como la depresión y la inseguridad alimentaria.

Según la Política de la FAO sobre Pueblos Indígenas y Tribales, si bien la seguridad alimentaria depende de la constante disponibilidad y abundancia de recursos naturales, también depende de “la supervivencia de los diversos sistemas culturales que los sustentan”. El documento enfatiza en la necesidad de “proteger la relación entre la diversidad biológica y cultural para asegurar más opciones en la mitigación del hambre”.

*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.

🌳 📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre el ambiente? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🐝🦜

El próximo mes tendremos al aire “En foco”, el newsletter de la sección de video de El Espectador. En este espacio podrán encontrar el resumen de todos nuestros contenidos multimedia: documentales, entrevistas, podcasts y formatos como La Pulla, El Meollo, Claroscuro, entre otros. Si desea suscribirse, puede ingresar a este link y dejarnos sus datos.

Temas recomendados:

 

HF(32718)01 de julio de 2024 - 04:06 p. m.
Excelente trabajo mancomunado que apunta hacia la autonomía alimentaria de los grupos indígenas. Entidades como Icbf deberían cambiar su paradigma conceptual y trabajar apoyando estos procesos propios.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar