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“La Amazonía no es un objeto, no son materias primas, es vida”, afirmó el activista boliviano Pablo Solón, en la primera sesión plenaria de la cumbre presidencial de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónico (OTCA), que se celebra en la ciudad de Belém.
Los portavoces de la sociedad civil presentaron las conclusiones alcanzadas en los “Diálogos Amazónicos”, que entre el viernes y el domingo pasado reunieron a cerca de 30.000 personas para debatir el futuro del ecosistema tropical, también en Belém.
En su discurso, Solón denunció que el “punto de no retorno”, estado en el que la Amazonía perderá su capacidad de regeneración y se convertirá en una sabana, “ya está aquí”.
Manifestó que el objetivo de Brasil y Colombia de acabar con la deforestación ilegal en 2030 es “insuficiente” y que es necesario “ponerle un alto al mercurio” usado para la extracción de minerales porque contamina los ríos y los pueblos originarios.
“Queremos que se reconozcan los derechos de la Amazonía de forma exigible, ese es el cambio de paradigma, verla como un sujeto de derecho y no como un objeto”, remarcó. Desde Ecuador vino Manuela Salomé, quien espera que la cita represente un “momento histórico” para la mayor selva tropical del planeta.
“Necesitamos que nuestras agendas sean escuchadas (…) Queremos exigir ser parte de la implementación de las políticas para frenar los procesos de violación de derechos”, afirmó Salomé, al denunciar “las múltiples violencias patriarcal y colonial” que enfrentan las comunidades locales, es especial las mujeres. (También puede leer: Cumbre en Brasil: Petro propone crear una “OTAN Amazónica”)
La colombiana Ruth Consuelo Chaparro alertó de que “la naturaleza ya declaró la emergencia climática” y que es imprescindible “repensar la manera de gobernar” el territorio amazónico. “Estamos esperando que los gobiernos declaren la emergencia climática”, insistió.
Chaparro compartió su “temor” de que la Cumbre de Belém “se quede en un documento” y que haya que “esperar otros 14 años” para que los ocho socios de la OTCA se reúnan. Por ello, apostó por “ampliar las áreas protegidas” y garantizar su protección. “No hay plazos, es ahora mismo”, agregó.
Procedente de Venezuela, Enrique Mata pidió una “agenda amazónica de políticas públicas” conjunta, con un apartado específico centrado en combatir el racismo. También instó a los jefes de Estado presentes a realizar un “monitoreo de las condiciones de vida” de la población amazónica, que roza los 50 millones de personas y cuya mayoría vive en condiciones muy precarias. (Le puede interesar: Lo que está en juego en la Cumbre Amazónica)
“Debemos cuidar nuestra Amazonía. Pido a cada uno de los países que nos ayuden, nos acompañen a cuidar nuestra Amazonía, que es indígena y es negra”, dijo. Pablo Neri, de Brasil, hizo un alegato para terminar con el “hambre en la Amazonía”.
Para ello, propuso potenciar la cultura campesina e indígena y dejar de “privilegiar la producción para la exportación”. Este es el cuarto encuentro de gobernantes de la OTCA, creada en 1995 y formado por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, y el primero desde 2009.
A la cita de Belém han acudido los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), en calidad de anfitrión, Luis Arce (Bolivia), Gustavo Petro (Colombia) y Dina Boluarte (Perú). El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, aquejado por una otitis, ha sido baja de última hora y en su lugar vino la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
Tampoco están los gobernantes Guillermo Lasso (Ecuador), Chan Santokhi (Surinam) e Irfaan Ali (Guyana) por diversas razones, aunque estos países están representados en la cumbre por otros integrantes de sus gabinetes.
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