‘Necesitamos $US 2.500 millones por año para revitalizar la selva’: Petro en Davos
El panel Buscando un equilibrio para la Amazonia, realizado en el Foro Económico Mundial, planteaba una pregunta por cómo garantizar la protección de la Amazonia y la sostenibilidad de la región desde perspectivas económicas. En su intervención, el presidente señaló que para lograr esos recursos es necesario liberarlos de la deuda externa.
Este martes, en medio del Foro Económico Mundial (WEF por su sigla en inglés) celebrado en Davos (Suiza), se realizó el panel Buscando un equilibrio para la Amazonia, en el que participaron Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo; el presidente Gustavo Petro; la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva; el gobernador del Estado de Pará (Brasil), Helder Barbalho; Fany Kuiru, quien lidera la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica); y Luciano Huck, presentador de televisión brasileño y activista ambiental.
(Lea: Conservar los parques de la Amazonia con ayuda de los campesinos: una ruta por explorar)
El conversatorio se realizó bajo la premisa de que la conservación de la Cuenca Amazónica es fundamental para lograr los objetivos del Acuerdo de París y el Marco Mundial de Biodiversidad. Por lo que planteaba una pregunta por cómo garantizar la protección del ecosistema y la sostenibilidad de la región desde perspectivas económicas.
Goldfajn fue enfático en que no se pueden aislar las acciones de los gobiernos, el sector privado y las comunidades indígenas para conservar, refiriéndose a la necesidad de contener la deforestación, el cambio climático y otras amenazas para la biodiversidad. Por lo que recordó que el BID creó un sistema de bonificación amazónica, con el que se buscará identificar qué se está invierto en esta zona, en el marco de la iniciativa Amonía Siempre, y financiar un programa regional de desarrollo sostenible. “Debemos cambiar nuestra manera de actuar para tener un impacto global y crear un modelo que vaya más allá de las iniciativas individuales”, explicó.
(Lea: Vía ilegal que atraviesa resguardo en la Amazonia no ha sido inhabilitada)
Por su parte, Gustavo Petro señaló que desde el gobierno se ha hecho un cálculo de US$ 2.500 millones por año para “revitalizar el espacio deforestado y mantener a través de los años una bioeconomía, es decir, una economía con la selva y no contra la selva”.
Y volvió a hablar de una de las propuestas de su gobierno. “Nosotros estamos proponiendo un mecanismo que tiene que ver con el sistema financiero. Si no se afecta el sistema financiero a escala global, no hay mecanismos para financiar la acción climática que se necesita. Para el caso colombiano, lo que proponemos no es cooperación, lo que proponemos es que nosotros mismos podemos financiar la acción climática que se necesita para la selva, pero para ello necesitamos liberar nuestros propios recursos, en la cuantía de US$ 2.500 millones al año. ¿Cómo se hace? A partir de cambiar deuda por acción climática”.
El presidente también afirmó que el camino a seguir es que el mundo frene el consumo de petróleo, carbón y gas, lo que es “un problema del norte. No queremos más exploración ni explotación en la selva amazónica”. E insistió en la necesidad de que se libere la deuda externa de los países para que puedan implementar acción climática.
(Lea: Continúa la sequía en la Amazonía; pero científicos sospechan que el 2024 será peor)
Finalmente, la ministra Marina Silva cuestionó la “contradicción” de los países que financian los hidrocarburos y al tiempo apoyan que se contengan los efectos del cambio climático.
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Este martes, en medio del Foro Económico Mundial (WEF por su sigla en inglés) celebrado en Davos (Suiza), se realizó el panel Buscando un equilibrio para la Amazonia, en el que participaron Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo; el presidente Gustavo Petro; la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva; el gobernador del Estado de Pará (Brasil), Helder Barbalho; Fany Kuiru, quien lidera la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica); y Luciano Huck, presentador de televisión brasileño y activista ambiental.
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El conversatorio se realizó bajo la premisa de que la conservación de la Cuenca Amazónica es fundamental para lograr los objetivos del Acuerdo de París y el Marco Mundial de Biodiversidad. Por lo que planteaba una pregunta por cómo garantizar la protección del ecosistema y la sostenibilidad de la región desde perspectivas económicas.
Goldfajn fue enfático en que no se pueden aislar las acciones de los gobiernos, el sector privado y las comunidades indígenas para conservar, refiriéndose a la necesidad de contener la deforestación, el cambio climático y otras amenazas para la biodiversidad. Por lo que recordó que el BID creó un sistema de bonificación amazónica, con el que se buscará identificar qué se está invierto en esta zona, en el marco de la iniciativa Amonía Siempre, y financiar un programa regional de desarrollo sostenible. “Debemos cambiar nuestra manera de actuar para tener un impacto global y crear un modelo que vaya más allá de las iniciativas individuales”, explicó.
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Por su parte, Gustavo Petro señaló que desde el gobierno se ha hecho un cálculo de US$ 2.500 millones por año para “revitalizar el espacio deforestado y mantener a través de los años una bioeconomía, es decir, una economía con la selva y no contra la selva”.
Y volvió a hablar de una de las propuestas de su gobierno. “Nosotros estamos proponiendo un mecanismo que tiene que ver con el sistema financiero. Si no se afecta el sistema financiero a escala global, no hay mecanismos para financiar la acción climática que se necesita. Para el caso colombiano, lo que proponemos no es cooperación, lo que proponemos es que nosotros mismos podemos financiar la acción climática que se necesita para la selva, pero para ello necesitamos liberar nuestros propios recursos, en la cuantía de US$ 2.500 millones al año. ¿Cómo se hace? A partir de cambiar deuda por acción climática”.
El presidente también afirmó que el camino a seguir es que el mundo frene el consumo de petróleo, carbón y gas, lo que es “un problema del norte. No queremos más exploración ni explotación en la selva amazónica”. E insistió en la necesidad de que se libere la deuda externa de los países para que puedan implementar acción climática.
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Finalmente, la ministra Marina Silva cuestionó la “contradicción” de los países que financian los hidrocarburos y al tiempo apoyan que se contengan los efectos del cambio climático.
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