Del dicho al hecho: planes de desarrollo con enfoque ambiental
Opinión: el pasto Edgar Castaño habla sobre la importancia del componente ambiental en los Planes de Desarrollo Territorial: es necesario que los gobernantes locales y regionales escuchen a sus Consejos Territoriales de Planeación, se rodeen de quienes conocen a fondo las necesidades sociales, ambientales y económicas de sus comunidades y tiendan puentes con otras entidades financiadoras para que puedan ejecutar con éxito sus planes.
Pastor Edgar Castaño*
El 1 de enero de 2024 se posesionaron en Colombia 1.103 alcaldes y 32 gobernadores que llevarán las riendas regionales durante los próximos 4 años. Ellos acaban de someter sus Planes de Desarrollo Territorial (PDT) ante los respectivos Consejos Territoriales de Planeación y corporaciones ambientales y es ahora cuando veremos si las promesas de campaña quedaron plasmadas en las hojas de ruta de su gestión.
Uno de esos compromisos lo hicieron un par de semanas antes de elecciones los candidatos a alcaldías y gobernaciones de los departamentos de Guaviare, Putumayo y Caquetá, y del municipio de La Macarena, durante el Gran Debate Ambiental de IRI-Colombia por la Amazonia, convocado por la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales. Ante la presencia de la comunidad y mediante la firma de un acuerdo programático, varios políticos aseguraron que protegerían la selva tropical y emprenderían acciones concretas para detener la deforestación en estos territorios.
De acuerdo con un estudio citado por la revista Knowable, Colombia está perdiendo en promedio 1.500 kilómetros cuadrados de bosque cada año, un área equivalente a 25 veces la isla de Manhattan. Lo preocupante es que el 65 % de esta cifra corresponde a bosques amazónicos. El pulmón y gran regulador de la temperatura del planeta se está convirtiendo en tierras para ganadería y agricultura.
Por eso, el acuerdo firmado por los alcaldes y gobernadores posesionados en los territorios amazónicos no es cualquier promesa. El enfoque ambiental debe ser una prioridad en su mandato: la ciudadanía que los eligió espera que los planes de desarrollo territorial cuenten con recursos suficientes para hacer cumplir la Sentencia 4360 para la protección de la Amazonia. También deben alinearse con las políticas nacionales de gestión de la biodiversidad, especialmente por el protagonismo que tendrá Colombia con la organización de la COP16 en octubre de este año.
Es un enfoque claro que el Gobierno Nacional deja explícito en su cartilla de lineamientos para que los mandatarios incorporen la dimensión ambiental en los PDT. El documento indica que “vivir en uno de los países más biodiversos del mundo, significa acelerar las transiciones territoriales para trascender la destrucción sistemática de la biodiversidad”. Asimismo, recomienda como un aspecto central del proceso de planificación territorial el reconocimiento de diversos actores, como las empresas, organizaciones civiles, grupos étnicos, academia y medios de comunicación. Esto asegura el balance de intereses y genera un ambiente de confianza y legitimidad que facilite la toma de decisiones.
Es por esta razón que desde IRI-Colombia esperamos que el punto de partida de los Planes de Desarrollo Territorial amazónicos sea el reconocimiento de la problemática de la deforestación, su impacto y la urgencia de ponerle fin a este flagelo. Asimismo, que se visibilice el poder transformador de la comunidad, que ocupa un lugar crucial en la retadora tarea de conservar y restaurar los ecosistemas amazónicos y, finalmente, se plasme la urgencia de asegurar los recursos necesarios para los programas y proyectos que contribuyan con la protección de nuestra selva amazónica.
Como líderes religiosos y personas de fe, es nuestro deber ético y moral proteger la naturaleza. Como ciudadanos es nuestro deber trabajar por esta loable misión, para asegurar un planeta para nuestras futuras generaciones. Allí radica la importancia de espacios como los Consejos Territoriales de Planeación, desde donde líderes religiosos, sociales o comunitarios, como los miembros de los capítulos locales de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales en Colombia pueden contribuir a la formulación de los PDT.
Por su parte, es necesario que los gobernantes locales y regionales escuchen a sus Consejos Territoriales de Planeación, se rodeen de quienes conocen a fondo las necesidades sociales, ambientales y económicas de sus comunidades y tiendan puentes con otras entidades financiadoras para que puedan ejecutar con éxito sus planes.
La Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales, IRI-Colombia, trabaja desde hace más de cinco años por la protección de nuestra Amazonia. Conformar esta red de gobernanza y de participación ciudadana nos da la esperanza de que las promesas y firmas de campaña no se queden en el papel y sean una realidad tangible para el bien de nuestro planeta y de las generaciones venideras.
*Presidente de la Confederación Evangélica de Colombia y miembro del consejo asesor de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales, IRI-Colombia.
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El 1 de enero de 2024 se posesionaron en Colombia 1.103 alcaldes y 32 gobernadores que llevarán las riendas regionales durante los próximos 4 años. Ellos acaban de someter sus Planes de Desarrollo Territorial (PDT) ante los respectivos Consejos Territoriales de Planeación y corporaciones ambientales y es ahora cuando veremos si las promesas de campaña quedaron plasmadas en las hojas de ruta de su gestión.
Uno de esos compromisos lo hicieron un par de semanas antes de elecciones los candidatos a alcaldías y gobernaciones de los departamentos de Guaviare, Putumayo y Caquetá, y del municipio de La Macarena, durante el Gran Debate Ambiental de IRI-Colombia por la Amazonia, convocado por la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales. Ante la presencia de la comunidad y mediante la firma de un acuerdo programático, varios políticos aseguraron que protegerían la selva tropical y emprenderían acciones concretas para detener la deforestación en estos territorios.
De acuerdo con un estudio citado por la revista Knowable, Colombia está perdiendo en promedio 1.500 kilómetros cuadrados de bosque cada año, un área equivalente a 25 veces la isla de Manhattan. Lo preocupante es que el 65 % de esta cifra corresponde a bosques amazónicos. El pulmón y gran regulador de la temperatura del planeta se está convirtiendo en tierras para ganadería y agricultura.
Por eso, el acuerdo firmado por los alcaldes y gobernadores posesionados en los territorios amazónicos no es cualquier promesa. El enfoque ambiental debe ser una prioridad en su mandato: la ciudadanía que los eligió espera que los planes de desarrollo territorial cuenten con recursos suficientes para hacer cumplir la Sentencia 4360 para la protección de la Amazonia. También deben alinearse con las políticas nacionales de gestión de la biodiversidad, especialmente por el protagonismo que tendrá Colombia con la organización de la COP16 en octubre de este año.
Es un enfoque claro que el Gobierno Nacional deja explícito en su cartilla de lineamientos para que los mandatarios incorporen la dimensión ambiental en los PDT. El documento indica que “vivir en uno de los países más biodiversos del mundo, significa acelerar las transiciones territoriales para trascender la destrucción sistemática de la biodiversidad”. Asimismo, recomienda como un aspecto central del proceso de planificación territorial el reconocimiento de diversos actores, como las empresas, organizaciones civiles, grupos étnicos, academia y medios de comunicación. Esto asegura el balance de intereses y genera un ambiente de confianza y legitimidad que facilite la toma de decisiones.
Es por esta razón que desde IRI-Colombia esperamos que el punto de partida de los Planes de Desarrollo Territorial amazónicos sea el reconocimiento de la problemática de la deforestación, su impacto y la urgencia de ponerle fin a este flagelo. Asimismo, que se visibilice el poder transformador de la comunidad, que ocupa un lugar crucial en la retadora tarea de conservar y restaurar los ecosistemas amazónicos y, finalmente, se plasme la urgencia de asegurar los recursos necesarios para los programas y proyectos que contribuyan con la protección de nuestra selva amazónica.
Como líderes religiosos y personas de fe, es nuestro deber ético y moral proteger la naturaleza. Como ciudadanos es nuestro deber trabajar por esta loable misión, para asegurar un planeta para nuestras futuras generaciones. Allí radica la importancia de espacios como los Consejos Territoriales de Planeación, desde donde líderes religiosos, sociales o comunitarios, como los miembros de los capítulos locales de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales en Colombia pueden contribuir a la formulación de los PDT.
Por su parte, es necesario que los gobernantes locales y regionales escuchen a sus Consejos Territoriales de Planeación, se rodeen de quienes conocen a fondo las necesidades sociales, ambientales y económicas de sus comunidades y tiendan puentes con otras entidades financiadoras para que puedan ejecutar con éxito sus planes.
La Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales, IRI-Colombia, trabaja desde hace más de cinco años por la protección de nuestra Amazonia. Conformar esta red de gobernanza y de participación ciudadana nos da la esperanza de que las promesas y firmas de campaña no se queden en el papel y sean una realidad tangible para el bien de nuestro planeta y de las generaciones venideras.
*Presidente de la Confederación Evangélica de Colombia y miembro del consejo asesor de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales, IRI-Colombia.
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