Proteger la Amazonia también reduce las enfermedades respiratorias
Cuando se habla de la Amazonia, y de las medidas de protección que se deben implementar allí, hay un tema que no se suele tener en cuenta: el impacto que estas acciones pueden tener en la salud de sus pobladores. Un reciente estudio de científicos alemanes y brasileños, demostró que proteger este importante bioma también mejora la salud de quienes la habitan.
Con el ritmo de la deforestación actual de la Amazonia, que podría llevarla a un punto de no retorno en los próximos 10 años, los llamados a protegerla por parte de los científicos, líderes mundiales y de las comunidades que la habitan, han sido recurrentes en las últimas décadas.
La tala de bosques, a lo largo y ancho del bosque tropical más grande del mundo, está teniendo impactos en la regulación del ciclo hídrico de la región, la captura de CO₂, y la provisión de los innumerables servicios ecosistémicos que le brinda a los millones de personas que habitan su cuenca.
Por estas razones, en la mayoría de eventos climáticos (como la COP16 de biodiversidad, que se realizó en Cali hace unas semanas, o en la de cambio climático, que se lleva a cabo en Bakú, Azerbaiyán), siempre se hace un llamado de urgencia a protegerla.
Recientemente, un grupo de investigadores de las universidades de Bonn (Alemania) y la Federal de Minas Gerais (Brasil), adelantaron una investigación en el bioma amazónico para indagar sobre una relación que suele pasar desapercibida: la conservación del Amazonas y su impacto en la salud de las personas que la habitan.
Con este fin, analizaron el impacto que tuvieron tres medidas, aprobadas entre 2004 y 2010, que buscaban frenar la deforestación. Para hacerlo, tomaron la separación que tiene la región amazónica de Brasil: la Amazonia legalmente definida, que sigue las fronteras de los estados amazónicos, y el bioma amazónico, que sigue la frontera forestal original.
La razón, explicó el científico Yannic Damm, de la universidad alemana, es que las tres medidas, que entraron en vigencia en 2006, solo aplican al bioma amazónico, pero no en la Amazonia legal, que goza de un estado de protección menor.
Con esta diferencia clara, los investigadores compraron varios centenares de municipios en los que sí aplicaban las medidas, con otras localidades donde estas no tenían efecto. “De este modo, pudimos determinar qué efecto tuvo el aumento de las medidas de protección en la salud pública”, añadió Damm, quien agregó que se concentraron en la contaminación del aire por partículas.
En el estudio publicado en la revista académica Nature Communications, Earth & Environment, los investigadores resaltan que “la concentración de partículas finas de polvo en el aire descendió en todas las regiones investigadas después de 2006″. Sin embargo, el descenso fue casi un 7 % mayor en los municipios donde aplicaban las medidas.
Al mejorar la calidad del aire, el número de tratamientos hospitalarios y muertes por enfermedades respiratorios y cardiovasculares también descendió. De hecho, los científicos estiman que cada año se salvaron unas 680 vidas gracias a la reducción de la contaminación atmosférica.
Para Jan Börner, de la Universidad de Bonn, el estudio tiene dos mensajes: “En primer lugar, que se puede frenar con éxito la destrucción de la selva tropical. Y, en segundo lugar, que esto beneficia no solo a la diversidad de especies y al clima global, sino también de forma muy específica y rápida a la población local. Este es un aspecto que todavía se tiene demasiado poco en cuenta a la hora de evaluar las medidas de protección”.
*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.
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Con el ritmo de la deforestación actual de la Amazonia, que podría llevarla a un punto de no retorno en los próximos 10 años, los llamados a protegerla por parte de los científicos, líderes mundiales y de las comunidades que la habitan, han sido recurrentes en las últimas décadas.
La tala de bosques, a lo largo y ancho del bosque tropical más grande del mundo, está teniendo impactos en la regulación del ciclo hídrico de la región, la captura de CO₂, y la provisión de los innumerables servicios ecosistémicos que le brinda a los millones de personas que habitan su cuenca.
Por estas razones, en la mayoría de eventos climáticos (como la COP16 de biodiversidad, que se realizó en Cali hace unas semanas, o en la de cambio climático, que se lleva a cabo en Bakú, Azerbaiyán), siempre se hace un llamado de urgencia a protegerla.
Recientemente, un grupo de investigadores de las universidades de Bonn (Alemania) y la Federal de Minas Gerais (Brasil), adelantaron una investigación en el bioma amazónico para indagar sobre una relación que suele pasar desapercibida: la conservación del Amazonas y su impacto en la salud de las personas que la habitan.
Con este fin, analizaron el impacto que tuvieron tres medidas, aprobadas entre 2004 y 2010, que buscaban frenar la deforestación. Para hacerlo, tomaron la separación que tiene la región amazónica de Brasil: la Amazonia legalmente definida, que sigue las fronteras de los estados amazónicos, y el bioma amazónico, que sigue la frontera forestal original.
La razón, explicó el científico Yannic Damm, de la universidad alemana, es que las tres medidas, que entraron en vigencia en 2006, solo aplican al bioma amazónico, pero no en la Amazonia legal, que goza de un estado de protección menor.
Con esta diferencia clara, los investigadores compraron varios centenares de municipios en los que sí aplicaban las medidas, con otras localidades donde estas no tenían efecto. “De este modo, pudimos determinar qué efecto tuvo el aumento de las medidas de protección en la salud pública”, añadió Damm, quien agregó que se concentraron en la contaminación del aire por partículas.
En el estudio publicado en la revista académica Nature Communications, Earth & Environment, los investigadores resaltan que “la concentración de partículas finas de polvo en el aire descendió en todas las regiones investigadas después de 2006″. Sin embargo, el descenso fue casi un 7 % mayor en los municipios donde aplicaban las medidas.
Al mejorar la calidad del aire, el número de tratamientos hospitalarios y muertes por enfermedades respiratorios y cardiovasculares también descendió. De hecho, los científicos estiman que cada año se salvaron unas 680 vidas gracias a la reducción de la contaminación atmosférica.
Para Jan Börner, de la Universidad de Bonn, el estudio tiene dos mensajes: “En primer lugar, que se puede frenar con éxito la destrucción de la selva tropical. Y, en segundo lugar, que esto beneficia no solo a la diversidad de especies y al clima global, sino también de forma muy específica y rápida a la población local. Este es un aspecto que todavía se tiene demasiado poco en cuenta a la hora de evaluar las medidas de protección”.
*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.
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