ANLA asegura que explotación en la Serranía de La Macarena no afectará Caño Cristales
Entre tanto, el alcalde del municipio, el Concejo, ambientalistas y la población se oponen a dicha exploración petrolera porque afectaría el ecosistema y los ríos Guayabero, Duda y Lozada.
Redacción Medio Ambiente
La licencia para la explotación petrolera en la Serranía de La Macarena otorgada por la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) a la empresa Hupecol es hoy centro de críticas y polémica tras la denuncia que conoció El Espectador sobre la afectación que sufriría el ecosistema de la región, entre otros, el río Caño Cristales reconocido mundialmente por sus cinco colores, y que lo mantiene como principal destino turístico.
El alcalde del municipio La Macarena, Ismael Medellín Dueñas, ambientalistas y hasta la misma población se han opuesto rotundamente a que se permita dicha exploración petrolera en este lugar porque lo consideran un ataque frontal contra el medio ambiente. (Lea: El río de los cinco colores)
Aunque ellos tienen claro que la explotación no se desarrollará directamente en Caño Cristales, dicen que lo afectaría gravemente porque se realiza muy cerca de los nacimientos de los ríos Guayabero, Duda y Lozada, los cuales podrían llegar a contaminarse.
Inmediatamente se conoció esta denuncia y a su vez se volvió tendencia en redes sociales el hashtag #LaMacarenaNOseToca, el director de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Fernando Iregui, concedió una rueda de prensa en la que intentó aclarar el supuesto “mal entendido”.
Para la ANLA, dicha explotación de hidrocarburos no afectará el ecosistema porque se realizará lejos de estos lugares. Asegura que mucho menos causará algún daño al afluente de Caño Cristales porque se desarrollará a 68 kilómetros de allí, a 25 km del río Guayabero y a 48 km del río Duda. “El bloque licenciado no toca al parque”.
Iregui explica que de las 34.000 hectáreas que pidió la empresa fueron licenciadas 30.000, de estas sólo el 43% puede ser usado para la exploración porque el otro 57% está declarado como zona de exclusión, lo que quiere decir que en este lugar hay ecosistemas sensibles que no pueden ser intervenidos. Si la empresa llegara a afectar estas zonas podría ser objeto de un proceso sancionatorio, aclaró el funcionario.
La licencia para la explotación petrolera en la Serranía de La Macarena otorgada por la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) a la empresa Hupecol es hoy centro de críticas y polémica tras la denuncia que conoció El Espectador sobre la afectación que sufriría el ecosistema de la región, entre otros, el río Caño Cristales reconocido mundialmente por sus cinco colores, y que lo mantiene como principal destino turístico.
El alcalde del municipio La Macarena, Ismael Medellín Dueñas, ambientalistas y hasta la misma población se han opuesto rotundamente a que se permita dicha exploración petrolera en este lugar porque lo consideran un ataque frontal contra el medio ambiente. (Lea: El río de los cinco colores)
Aunque ellos tienen claro que la explotación no se desarrollará directamente en Caño Cristales, dicen que lo afectaría gravemente porque se realiza muy cerca de los nacimientos de los ríos Guayabero, Duda y Lozada, los cuales podrían llegar a contaminarse.
Inmediatamente se conoció esta denuncia y a su vez se volvió tendencia en redes sociales el hashtag #LaMacarenaNOseToca, el director de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Fernando Iregui, concedió una rueda de prensa en la que intentó aclarar el supuesto “mal entendido”.
Para la ANLA, dicha explotación de hidrocarburos no afectará el ecosistema porque se realizará lejos de estos lugares. Asegura que mucho menos causará algún daño al afluente de Caño Cristales porque se desarrollará a 68 kilómetros de allí, a 25 km del río Guayabero y a 48 km del río Duda. “El bloque licenciado no toca al parque”.
Iregui explica que de las 34.000 hectáreas que pidió la empresa fueron licenciadas 30.000, de estas sólo el 43% puede ser usado para la exploración porque el otro 57% está declarado como zona de exclusión, lo que quiere decir que en este lugar hay ecosistemas sensibles que no pueden ser intervenidos. Si la empresa llegara a afectar estas zonas podría ser objeto de un proceso sancionatorio, aclaró el funcionario.