Antes del pánico: lo que debe saber del accidente con un tiburón en San Andrés
El incidente ocurrió en la zona conocida como “El Nirvana” con un apneista que se encuentra sin heridas graves y fuera de peligro. Las autoridades ambientales recuerdan que la regulación nacional y local protege a los tiburones en Colombia, que enfrentan graves amenazas por la sobrepesca en el mundo.
Como suele suceder cada vez que hay accidentes en encuentros con tiburones, este martes 18 de julio, a través de grupos y redes sociales de la Isla de San Andrés, empezó a circular información alarmante sobre un incidente que ocurrió en la en el área conocida como el Nirvana, en la isla.
Entre la desinformación se aseguraba que el accidente había sido provocado por un tiburón tigre y que la persona afectada habría perdido una de sus extremidades. Pero la información que circulaba estaba lejos de la realidad. (Le recomendamos: Todo ha sido un malentendido con los tiburones)
A través de un comunicado oficial, Coralina, la autoridad ambiental del Archipiélago de San Andrés y Providencia, explicó que la emergencia se había presentado cerca del mediodía, cuando varios tiburones oceánicos de puntas blancas (Carcharhinus longimanus), que frecuentan usualmente zonas profundas, se encontraban cerca de los apneistas y la costa.
“Uno de ellos mordió (por curiosidad) a uno de los apneistas identificado como Cristian Castaño, situación que no pasó a mayores gracias a la rápida reacción del personal de Coralina, que se encontraba en el área”, y al equipo de acompañamiento y rescate que se encontraba con el apneista. Al salir del agua, otros instructores de buceo que estaban en la costa ayudaron a estabilizar al deportista y despacharlo hacia el hospital regional. (Le recomendamos: Los tiburones están en un riesgo de extinción mucho mayor de lo que se creía)
Según informaron voces locales a este medio, los encuentros de apneistas o buzos con este tipo de tiburones oceánicos suelen ser muy rápidos, pues el animal se va rápidamente. Pero, esta vez, se encontraba “más activo de lo normal”, por lo que tomaron la decisión de salir del agua pronto. Durante el trayecto de salida se presentó el incidente.
Cristian Castaño, quien resulto levemente lesionado, es profesor de apnea y hace parte de la Selección Colombia de Apnea, con múltiples récords nacionales. Se encontraba entrenando, junto a otros apneistas, en la zona del Nirvana con el fin de competir entre el 19 y el 27 de agosto en el Mundial de Apnea de Profundidad de Roatán.
Tras el incidente, Castaño estuvo consciente y pudo salir por sus propios medios del agua. Allí lo recogió un bote de Coralina y, el deportista logró salir, por sí mismo, del agua a través de una escalera. “Estoy bien, estoy completo. Me están suturando un par de heridas. Nada grave”, aseguró en sus redes sociales aclarando la desinformación que circulaba. Sus heridas, confirmaron, no son graves y se encuentra fuera de peligro. (Le recomendamos: En el mercado de aletas de tiburón, el 70% son de especies amenazadas)
Eventos como este son un recordatorio de lo que la autoridad ambiental ha dicho en reiteradas ocasiones: “los tiburones están en su hábitat natural y es el hombre el que ingresa en sus dominios, por tanto, hay que tener mayor respeto con la naturaleza y tomar las precauciones ante este tipo de encuentros”.
Es importante recordar que en Colombia los tiburones están protegidos por normatividad nacional y que, además, San Andrés y Provicencia hacen parte de la Reserva de la Biósfera y el Área Marina Protegida de Seaflower, en donde hay protecciones especiales para estos animales. “Quien sea sorprendido tratando de agredirlos podrá ser objeto de sanciones ambientales y judiciales (incluso con penas privativas de la libertad), recuerdan desde Coralina. (Le recomendamos: El crítico panorama de los tiburones y las rayas en los arrecifes del mundo)
Aunque los ataques son poco frecuentes, estamos acabando con los tiburones
Los incidentes con tiburones en la Isla de San Andrés, en ocasiones pasadas, han sido detonantes para que los actos violentos hacia estos animales se incrementen. (Le recomendamos: “Uno de los últimos refugios de tiburones está en Colombia”)
Sin embargo, los encuentros accidentales, también conocidos como ataques no provocados de tiburones a humanos, se han ido reduciendo en el mundo y presentaron en 2022 la cifra más baja de la década. “Ataque no provocado”, en otras palabras, quiere decir que los accidentes ocurrieron en el hábitat natural de esos animales, sin que exista provocación humana.
Entre las causas que han identificado para estos encuentros con desenlaces poco favorables está la alimentación y cebo de los tiburones cerca de la isla de San Andrés, atrayéndolos con fines turísticos.
En abril de este año, la autoridad ambiental del Archipiélago de San Andrés y Providencia, Coralina, alertó un aumento en los avistamientos de tiburones en las playas de San Andrés. Según explicaron, su cercanía y permanencia en la zona se debe a prácticas nocivas, en las que personas arrojan animales muertos al mar o “ceban” a los tiburones con desperdicios de alimentos humanos o animales.
Desde agosto del 2022, la autoridad ambiental emitió la Resolución 611, en la que se “prohíbe el cebado (alimentación) y manipulación de fauna marina, incluyendo peces, tiburones y rayas en todo el departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina”, que continúa en rigor. (Puede leer: Prohíben alimentar a tiburones en San Andrés)
Los tiburones y sus parientes cercanos, como las rayas y quimeras, son unos de los animales más amenazados en el mundo. Se estima que, anualmente, cerca de 100 millones de tiburones son extraídos de los océanos con fines comerciales o alimenticios. De acuerdo con el estudio internacional Global Fin Print, que analizó durante cinco años 391 arrecifes de 67 países y territorios, cerca de un tercio de las especies se encuentran amenazadas con la extinción.
Tras revisar más de 22.000 horas de videos submarinos, el estudio publicado en la revista Science, evidenció que, en promedio, cinco de las principales especies de tiburón que viven en los arrecifes de coral (como el tiburón gris de arrecife, el tiburón aletiblanco, tiburón de aleta negra, el tiburón nodriza y el tiburón de arrecife del caribe) han presentado un declive en sus poblaciones del 63%.
No ha sido la única señal de alerta. Otra investigación, liderada por el científico colombiano Diego Cardeñosa, encontró que, entre las casi 6.000 toneladas de aletas de tiburón que llegan a Hong Kong cada año (uno de los centros de importación, reexportación y consumo de aletas de tiburón más grandes del mundo), dos tercios son de especies amenazadas.
Y aunque las películas y la desinformación en redes sociales los ha estigmatizado como animales violentos y vengativos, como lo muestra la imagen que acompaña este texto, el riesgo de morir atacado por un tiburón es de 1 en 3,748,067. Es más probable fallecer por un accidente en bicicleta o por un choque de tren. A diferencia de los cerca de 70 ataques de tiburón que se producen cada año en promedio (lo que resulta en de 1 a 5 muertes) los mosquitos que transmiten la malaria causan unos 627.000 fallecimientos.
Como suele suceder cada vez que hay accidentes en encuentros con tiburones, este martes 18 de julio, a través de grupos y redes sociales de la Isla de San Andrés, empezó a circular información alarmante sobre un incidente que ocurrió en la en el área conocida como el Nirvana, en la isla.
Entre la desinformación se aseguraba que el accidente había sido provocado por un tiburón tigre y que la persona afectada habría perdido una de sus extremidades. Pero la información que circulaba estaba lejos de la realidad. (Le recomendamos: Todo ha sido un malentendido con los tiburones)
A través de un comunicado oficial, Coralina, la autoridad ambiental del Archipiélago de San Andrés y Providencia, explicó que la emergencia se había presentado cerca del mediodía, cuando varios tiburones oceánicos de puntas blancas (Carcharhinus longimanus), que frecuentan usualmente zonas profundas, se encontraban cerca de los apneistas y la costa.
“Uno de ellos mordió (por curiosidad) a uno de los apneistas identificado como Cristian Castaño, situación que no pasó a mayores gracias a la rápida reacción del personal de Coralina, que se encontraba en el área”, y al equipo de acompañamiento y rescate que se encontraba con el apneista. Al salir del agua, otros instructores de buceo que estaban en la costa ayudaron a estabilizar al deportista y despacharlo hacia el hospital regional. (Le recomendamos: Los tiburones están en un riesgo de extinción mucho mayor de lo que se creía)
Según informaron voces locales a este medio, los encuentros de apneistas o buzos con este tipo de tiburones oceánicos suelen ser muy rápidos, pues el animal se va rápidamente. Pero, esta vez, se encontraba “más activo de lo normal”, por lo que tomaron la decisión de salir del agua pronto. Durante el trayecto de salida se presentó el incidente.
Cristian Castaño, quien resulto levemente lesionado, es profesor de apnea y hace parte de la Selección Colombia de Apnea, con múltiples récords nacionales. Se encontraba entrenando, junto a otros apneistas, en la zona del Nirvana con el fin de competir entre el 19 y el 27 de agosto en el Mundial de Apnea de Profundidad de Roatán.
Tras el incidente, Castaño estuvo consciente y pudo salir por sus propios medios del agua. Allí lo recogió un bote de Coralina y, el deportista logró salir, por sí mismo, del agua a través de una escalera. “Estoy bien, estoy completo. Me están suturando un par de heridas. Nada grave”, aseguró en sus redes sociales aclarando la desinformación que circulaba. Sus heridas, confirmaron, no son graves y se encuentra fuera de peligro. (Le recomendamos: En el mercado de aletas de tiburón, el 70% son de especies amenazadas)
Eventos como este son un recordatorio de lo que la autoridad ambiental ha dicho en reiteradas ocasiones: “los tiburones están en su hábitat natural y es el hombre el que ingresa en sus dominios, por tanto, hay que tener mayor respeto con la naturaleza y tomar las precauciones ante este tipo de encuentros”.
Es importante recordar que en Colombia los tiburones están protegidos por normatividad nacional y que, además, San Andrés y Provicencia hacen parte de la Reserva de la Biósfera y el Área Marina Protegida de Seaflower, en donde hay protecciones especiales para estos animales. “Quien sea sorprendido tratando de agredirlos podrá ser objeto de sanciones ambientales y judiciales (incluso con penas privativas de la libertad), recuerdan desde Coralina. (Le recomendamos: El crítico panorama de los tiburones y las rayas en los arrecifes del mundo)
Aunque los ataques son poco frecuentes, estamos acabando con los tiburones
Los incidentes con tiburones en la Isla de San Andrés, en ocasiones pasadas, han sido detonantes para que los actos violentos hacia estos animales se incrementen. (Le recomendamos: “Uno de los últimos refugios de tiburones está en Colombia”)
Sin embargo, los encuentros accidentales, también conocidos como ataques no provocados de tiburones a humanos, se han ido reduciendo en el mundo y presentaron en 2022 la cifra más baja de la década. “Ataque no provocado”, en otras palabras, quiere decir que los accidentes ocurrieron en el hábitat natural de esos animales, sin que exista provocación humana.
Entre las causas que han identificado para estos encuentros con desenlaces poco favorables está la alimentación y cebo de los tiburones cerca de la isla de San Andrés, atrayéndolos con fines turísticos.
En abril de este año, la autoridad ambiental del Archipiélago de San Andrés y Providencia, Coralina, alertó un aumento en los avistamientos de tiburones en las playas de San Andrés. Según explicaron, su cercanía y permanencia en la zona se debe a prácticas nocivas, en las que personas arrojan animales muertos al mar o “ceban” a los tiburones con desperdicios de alimentos humanos o animales.
Desde agosto del 2022, la autoridad ambiental emitió la Resolución 611, en la que se “prohíbe el cebado (alimentación) y manipulación de fauna marina, incluyendo peces, tiburones y rayas en todo el departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina”, que continúa en rigor. (Puede leer: Prohíben alimentar a tiburones en San Andrés)
Los tiburones y sus parientes cercanos, como las rayas y quimeras, son unos de los animales más amenazados en el mundo. Se estima que, anualmente, cerca de 100 millones de tiburones son extraídos de los océanos con fines comerciales o alimenticios. De acuerdo con el estudio internacional Global Fin Print, que analizó durante cinco años 391 arrecifes de 67 países y territorios, cerca de un tercio de las especies se encuentran amenazadas con la extinción.
Tras revisar más de 22.000 horas de videos submarinos, el estudio publicado en la revista Science, evidenció que, en promedio, cinco de las principales especies de tiburón que viven en los arrecifes de coral (como el tiburón gris de arrecife, el tiburón aletiblanco, tiburón de aleta negra, el tiburón nodriza y el tiburón de arrecife del caribe) han presentado un declive en sus poblaciones del 63%.
No ha sido la única señal de alerta. Otra investigación, liderada por el científico colombiano Diego Cardeñosa, encontró que, entre las casi 6.000 toneladas de aletas de tiburón que llegan a Hong Kong cada año (uno de los centros de importación, reexportación y consumo de aletas de tiburón más grandes del mundo), dos tercios son de especies amenazadas.
Y aunque las películas y la desinformación en redes sociales los ha estigmatizado como animales violentos y vengativos, como lo muestra la imagen que acompaña este texto, el riesgo de morir atacado por un tiburón es de 1 en 3,748,067. Es más probable fallecer por un accidente en bicicleta o por un choque de tren. A diferencia de los cerca de 70 ataques de tiburón que se producen cada año en promedio (lo que resulta en de 1 a 5 muertes) los mosquitos que transmiten la malaria causan unos 627.000 fallecimientos.