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Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo por metro cuadrado y una de las estrategias más efectivas (hasta el momento) para proteger esa riqueza han sido las áreas protegidas. De estas hay muchos tipos: parques nacionales, reservas de la sociedad civil, santuarios de fauna y flora, vía parques, e incluso territorios comunitarios como resguardos indígenas y territorios afro.
En 2018, diez organizaciones de la sociedad civil se unieron alrededor de la coalición Parques Cómo Vamos para hacer veeduría ciudadana al estado de las áreas protegidas del país y hoy, después de dos años de trabajo, el primer informe comprensivo del estado de las áreas protegidas del país ve la luz. En esta ocasión la información se concentra en los Parques Nacionales, justo el año en que el más viejo (Guácharos) cumple 60 años de declarado.
Las 59 áreas protegidas del país representan un poco más de 17 millones de hectáreas y equivalen al 12% del territorio colombiano y conservan 60 tipos de ecosistemas, lo que corresponde al 64,5% de los ecosistemas del país (según el mapa de ecosistemas del IDEAM).
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El Parque Nacional Natural con mayor diversidad de ecosistemas es Sierra Nevada de Santa Marta con 18, en segundo lugar, se encuentran La Macarena y El Cocuy con 14 ecosistemas cada uno, seguidos por Chiribiquete y Tayrona con 13 y 12 ecosistemas respectivamente. Los bosques (que son el tipo de ecosistema más común en los PNN) suman 12.349.741 hectáreas, la mayoría en la Amazonía (el 76%) y la Orinoquía (9.4%).
Otra es la historia de los humedales. Según el Instituto Humboldt, representan 26 millones de hectáreas en Colombia y como los bosques, son ecosistemas muy diversos. Sin embargo, apenas el 7.6% se encuentran en alguna categoría del Sistema de Parques Nacionales (con una superficie de1.964.941), especialmente en los parques Chiribiquete, Yaigojé Apaporis y El Tuparro. (Le puede interesar: Paola Andrea Arias, la colombiana que trabajó en el informe del IPCC, lo explica)
Uno de los datos más esperados era el de quiénes habitan los Parques Nacionales del país. Según el Censo Nacional Agropecuario, de 2014, reporta 22.371 personas viven dentro de parques nacionales, pero el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) calculó en 2018 que eran 10.555. Cabe recordar que las cifras del Censo Nacional Agropecuario no incluyen a los habitantes de los resguardos indígenas, ni de los territorios colectivos de las poblaciones afrodescendientes. Según el informe, los PNN son el hogar de más de 34 560 personas, de las cuales el 29,4% (que habita en 26 del total de estas áreas) se autorreconoce como perteneciente a un grupo étnico.
Las condiciones de vida de estas personas y sus actividades son diversas y aunque dependen de cada contexto, la precariedad es generalizada. Por ejemplo, solo el 9,5% de las viviendas tienen acceso a acueducto y el 53% de las unidades productivas tienen acceso al agua, siendo la fuente más frecuente un río, caño, quebrada o manantial (27%), seguido del agua lluvia. De las encuestas que declararon tener problemas de acceso al agua el 59%, relacionaron los problemas con la sequía. El 53% de las viviendas tiene acceso a la energía, mientras que sólo el 13% tienen acceso a alguna fuente de energía, siendo la red eléctrica y los combustibles las dos más frecuentes (5,6% y 4,6% respectivamente). El 47% de las viviendas no tienen acceso a algún servicio público y existen 1.425 acuerdos de uso, ocupación y tenencia, en 26 PNN. Es decir, solo un 44% de los parques cuenta con acuerdos de uso, ocupación y tenencia.
Sin embargo, la conflictividad con respecto al uso y tenencia del suelo no viene únicamente del uso que los habitantes de Parques le dan a las áreas protegidas. Por ejemplo, en 2013 existían 37 títulos mineros vigentes para la explotación de minerales en 14 áreas protegidas y, a lo largo de su historia, 37 de los 59 PNN han sido refugio de diversos actores armados y en 27 de ellos se ha tenido conocimiento de la presencia de minas antipersonal.
Otro dato interesante son los kilómetros de vías e infraestructura dentro de los parques. En total dentro de los PNN hay 941,24 km de vías. Dichas vías se encuentran en 35 de los 59 PNN. El 50% de la totalidad se encuentran en la Orinoquía. En segundo lugar, se ubica la territorial Caribe que tienen el 23% de las vías. El parque con mayor longitud de vías es el PNN El Tuparro en la territorial Orinoquía. De los 59 PNN, 14 cuentan con entre 10 y 100 km de vías. No obstante, 18 parques tienen menos de 10 km de vías. A 2021 se desconoce el estado de las vías, su uso y el impacto que generan en los ecosistemas. (Los puntos clave de la Ley de delitos ambientales aprobada en Colombia)
La deforestación, uno de los fenómenos que más preocupa, está en 32 de los PNN. Según las cifras del IDEAM sobre deforestación para el año 2018 corresponden a 20.977 hectáreas; mientras que los cultivos de uso ilícito están en 16 de los PNN, con 7.844 hectáreas (según cálculos del Observatorio de Drogas de Colombia).
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En cuanto a ganadería, el inventario ganadero en el contexto de los municipios donde se encuentran los PNN es de 5.202.584 animales que corresponden al 18% del inventario nacional; del inventario alrededor de los PNN el 86.8% son bovinos, 6.8% ovinos y 6.4% caprinos.
En cuanto a cultivos industriales (que constituyen el tipo con mayor área sembrada para el país) suman una superficie de 957.536 hectáreas dentro de Parques Nacionales, es incluyen cultivos de café, palma de aceite, caña para azúcar, caña para panela, cacao, soya, algodón, caucho, tabaco, fique, entre otros, especialmente en los Parques Sumapaz, Farallones y Corales del Rosario
El informe continúa en detalle con cada una de las 59 áreas protegidas con información como áreas deforestadas, cultivos de uso ilícito y de uso lícito, minería, número de habitantes, extensión y otros datos relevantes.
Pero tal vez lo más interesante está en las reflexiones territoriales (por zona) que hace Parques Como Vamos, especialmente importante en tiempos de crisis climática. La primera es que la información sobre las áreas protegidas es heterogénea, insuficiente, lo que limita la comprensión del valor de estas áreas protegidas y las pone en peligro aún más.
La segunda reflexión es que el 64.5% de los ecosistemas del país están representados (y protegidos) en estas áreas, pero aún hay algunos que están en deuda, como las áreas de humedales, los ecosistemas marinos, las sabanas estacionales inundables de la Orinoquía, los ecosistemas de áreas pantanosas de la depresión momposina, etc. En las áreas protegidas se conservan 25% de los ecosistemas más amenazados del país.
A pesar de que el nivel de amenazas dentro de los parques varía en intensidad y clase entre parque y parque, los parques del Caribe requieren de especial atención por ser en donde se encuentran la mayor cantidad de ecosistemas en peligro crítico.
Por otro lado, el informe reconoce que los procesos de declaratoria de los Parques no siempre se han hecho sobre territorios vacíos. Aún persisten muchos conflictos sobre uso y tenencia del suelo. Censo Nacional Agropecuario no incluyen a los habitantes de los resguardos indígenas, ni de los territorios colectivos de las poblaciones afrodescendientes.
“La característica multicultural de los habitantes de los parques nacionales, agrega un elemento fundamental para gestionar de manera diferencial esta convivencia. Enriquecer la gobernanza de la conservación de la biodiversidad con el conocimiento ecológico tradicional y sus prácticas es una tarea que esta por ser desarrollada en plenitud en los 30 Parques Nacionales Naturales donde existe traslape con los resguardos indígenas y se comparte con los territorios colectivos de las comunidades afrodescendientes; por esto es urgente avanzar de manera acelerada en la coordinación de acciones y el ajuste de marcos normativos que fortalezcan y valores estos mecanismos multiculturales de gestión de la conservación de la biodiversidad”, reza el informe.
También advierten que el reconocimiento de las áreas protegidas por parte de la sociedad colombiana es muy pobre. El ejemplo más claro es el agua: 25 millones de personas dependen directa o indirectamente del agua regulada por los parques nacionales. Por ejemplo, el 80% del agua que se consume en Bogotá y algunos municipios de Meta y Cundinamarca viene del PNN Chingaza y el 50% del agua del Eje Cafetero viene del PNN Los Nevados. También se calcula que los parques son esenciales para el 20% de la regulación ecológica del agua que abastece de energía eléctrica al país. Y a pesar de todo esto, 45 de los 59 presentan algún tipo de amenaza.
Por último advierte sobre el papel vital de las áreas protegidas en la lucha contra el cambio climático, que también afectará a las zonas más protegidas y conservadas del país, especialmente en los parques de alta montaña y secos, en donde se encuentran los glaciares andinos y páramos, así como en los parques de tierras bajas y secos en donde se encuentran humedales, lagunas costeras y manglares.
“Ante las bajas tasas de regeneración natural, la situación de los ecosistemas amenazados y los procesos de deterioro por deforestación o cultivos de coca que se presentan en algunos de los Parques Nacionales Naturales colombianos, es prioritario fortalecer los mecanismos de restauración en estos parques”, concluye el informe.