Así es como el cambio climático puede incrementar el precio de los tampones
Las pérdidas que han generado las sequías en los principales estados de EE.UU. donde se cultiva algodón, es el mejor ejemplo de cómo el fenómeno climático puede afectar nuestra cotidianidad. Tampones, gasas y vendas, entre los artículos que han incrementado de valor en ese país.
Por estos días, hace un año, el mundo conoció un informe muy inquietante sobre los efectos cambio climático. Publicado por el grupo de científicos que estudia de cerca este fenómeno, el documento mostraba que no estamos parados sobre un buen escenario. Aunque había noticias alentadoras como la reducción del precio de las energías renovables, los datos sugerían que las emisiones de CO2 no habían parado de crecer. Si no actuábamos ahora, sentenciaba el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el planeta estaría en serios problemas para el final de siglo.
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Por estos días, hace un año, el mundo conoció un informe muy inquietante sobre los efectos cambio climático. Publicado por el grupo de científicos que estudia de cerca este fenómeno, el documento mostraba que no estamos parados sobre un buen escenario. Aunque había noticias alentadoras como la reducción del precio de las energías renovables, los datos sugerían que las emisiones de CO2 no habían parado de crecer. Si no actuábamos ahora, sentenciaba el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el planeta estaría en serios problemas para el final de siglo.
En los últimos años, de hecho, varios países han sido testigos de lo que implica esa situación. Fenómenos cada vez más extremos, como olas de calor, inundaciones y sequías, han afectado diversas regiones. Un buen ejemplo es lo que ha sucedido en los últimos meses en Texas, Estados Unidos. Allí, los productores de algodón sufrieron pérdidas récord en el 2022.
Los nuevos datos, presentados por el Departamento de Agricultura, indican que el año pasado fue desastroso para quienes se dedican al cultivo del “algodón upland”, la especie que más han plantado en el país norteamericano y que es clave para fabricar utensilios de uso diario como gasas o tampones. Según la entidad, el 74% de sus cultivos sembrados fueron abandonados por el calor o la sequía del suelo.
“Este es uno de los peores años de agricultura que he visto”, le aseguró a The New York Times, un productor de algodón de Texas.
EE.UU., de hecho, está entre los principales productores de algodón junto a Brasil, China, Pakistán e India. De acuerdo con la FAO, se estima que 100 millones de agricultores familiares de 80 países dependen directamente de la industria del algodón. Se trata de una industria que en 2021 fue valorada en unos US$50.000 millones, mientras que el comercio mundial en US$20.000 millones.
Pero la situación, como recoge el periódico estadounidense, es tan grave que ya se está viendo reflejada en el valor de algunos elementos. En ese país, señala, los tampones ya incrementaron un 13% su precio en el último año. Los pañales de tela, un 21%. Las bolas de algodón, un 9%; y las vendas de gasa aumentaron un 8%.
“A medida que el clima extremo continúa afectando los cultivos y la capacidad de producción, el costo de las necesidades seguirá aumentando”, le dijo a The New York Times Nicole Corbett, vicepresidenta de NielsenIQ, una prestigiosa firma de investigación de mercado.
Justamente, según advirtió a ese medio, Jon Devine, economista de Cotton Incorporated, una empresa de investigación y de marketing, “entre los productos de algodón más sensibles al precio de las materias primas están los artículos de cuidado personal como tampones y vendas de gasa, pues requieren muy poca mano de obra o procesamiento como teñir, hilar o tejer,”.
Otro buen ejemplo de cómo el cambio climático está afectando este cultivo es lo sucedido en Pakistán. A mediados del año pasado, las lluvias monzónicas inundaron buena parte del país, causando la muerte de más de 1.300 personas. También echaron a perder la mitad de las cosechas de “algodón upland”.
Los científicos, por su parte, ya han dado varias señales de lo que puede suceder en el futuro con estos cultivos. Un artículo publicado en 2020 por la American Society of Agricultural and Biological Engineers, sugería que el estrés por calor debido al aumento de la temperatura del aire ha reducido la productividad del algodón en el desierto bajo de Arizona, en EE.UU. Tras hacer varios modelos para entender qué sucedería en el futuro, encontraron que, posiblemente, el rendimiento del algodón se reduciría en, al menos, un 40 % y un 51 % a mediados y finales del siglo XXI. Así mismo, preveían una mayor demanda de extracción de agua dulce para esos cultivos.
Forum For Future, una organización que trabaja con las empresas, los gobiernos y la sociedad civil para acelerar el cambio hacia un futuro sostenible, es otro actor que ha advertido la complejidad de la situación del algodón.
“Es probable que los impactos del cambio climático, como los cambios en los patrones de lluvia, la disponibilidad de agua, el aumento de las temperaturas y la competencia por la tierra, resulten en una interrupción del suministro futuro de la industria. Al estar continuamente despojados de recursos, la tierra, los trabajadores y los agricultores han estado absorbiendo una cantidad desproporcionada del riesgo de la industria durante demasiado tiempo e inevitablemente se están desmoronando bajo la presión”, señalan en su página web de Cotton 2040, una iniciativa para incentivar la sostenibilidad en la industria algodonera.
“Para sobrevivir en un mundo cada vez más perturbado por el cambio climático, el sistema algodonero requiere un cambio significativo, en algunos casos radical”, indica en otro apartado.
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