Según un estudio de Nature, el 44% de la población se pudo alimentar gracias a los fertilizantes de nitrógeno para el 2020.
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Digamos que la historia podría empezar con el alemán Fritz Haber, aunque habrá quienes la rastreen de mucho antes. En 1905, unos cuantos años después de recibir su doctorado en química orgánica, Haber logró un objetivo con el que se saboreaban los científicos del momento: fijar el nitrógeno que está en el aire. (Le sugerimos: El hombre que salvó al mundo y luego lo envenenó (Parte I))