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La destrucción de la región amazónica se ha convertido en uno de los principales dolores de cabeza de las autoridades ambientales. La tala, los incendios, el incremento de pastizales para ganado y para producción agrícola y la especulación de tierras han sido problemas muy difíciles de contener. Varios departamentos están padeciendo las consecuencias. Entre ellos Guaviare, donde está una joya arqueológica: la Serranía la Lindosa. (Lea Reportan en Providencia un ave que no había sido vista desde hace 10 años)
Si situación es grave. Para 2016, la cobertura boscosa de esta serranía del Guaviare se redujo en un 17 %, área que corresponde al aumento de vegetación secundaria y pastizales en la zona. (Lea Cierran temporalmente el primer parque nacional que tuvo Colombia)
De igual manera, los focos de fuego detectados se concentraron en el noroeste y sureste de la Serranía, puntos que coinciden con las zonas de bosque primario y de pastizal consolidadas.
Así lo demostró el estudio de Diana Monroy, investigadora del Grupo de Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), después de analizar los cambios de uso del suelo en el periodo 2012-2016 y los eventos de fuego entre 2016 y 2018 en la Serranía de La Lindosa, a partir de información oficial y sensores remotos.
Los resultados indican que allí existe un proceso activo de deforestación que fragmenta la matriz boscosa dejando parches de bosque aislados, lo cual tendría repercusiones sobre su biodiversidad.
Así mismo, “la correlación entre dicho proceso y el uso de fuego se muestra como amenaza constante, a diferentes escalas, sobre sus ecosistemas”, señala la investigadora, quien analizó la información recopilada por el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas Sinchi.
A partir del análisis de imágenes satelitales de las más de 22.000 hectáreas (ha) de la Serranía, se evidenció que entre 2012 y 2016 se perdieron 8.674 de cobertura boscosa y 6.802 de bosques fragmentados, que se reflejan en el aumento de pastizales en 4.190 ha y de la vegetación secundaria en 11.787 ha.
Para 2016 la cobertura de pastizales alcanzó la mayor extensión, con 100.400 ha, cerca de un 48 % del área de la zona de estudio, mientras que la extensión de bosques decreció a 61.318 ha, llegando a un 29 % del área de estudio.
En cuanto a la detección de eventos de fuego, se contabilizaron 370 focos para 2016, 292 para 2017 y 501 entre enero y marzo de 2018, según la información recopilada a partir de puntos de calor y anomalías térmicas detectadas por medio de sensores remotos incorporados en el monitoreo de incendios en la Amazonia colombiana.
“Los puntos se concentraron especialmente en la sección noroeste del área de estudio, hacia la Sierra de la Macarena, en el Meta. Los pastizales fueron los más afectados por eventos de fuego, casi el triple frente a otras coberturas, con 2.793 ha afectadas”, comenta la investigadora.
Entre marzo de 2017 y enero de 2018 los eventos de fuego dejaron cicatrices de quema que suman más de 3.000 ha. Aunque no se estudiaron sus causas, estos podrían obedecer a los cambios del clima de la zona y a las condiciones de humedad que suelen disminuir, lo que hace el territorio más susceptible.
Estas cifras demuestran que no existe una administración ni manejo efectivos para frenar los procesos de deforestación, sostiene la investigadora.
“Se debe dar mayor atención a la gestión sobre la Serranía de La Lindosa, ya que las principales fuentes de agua que abastecen esa zona del municipio nacen allí, y además la habitan muchas especies endémicas”, concluye la investigadora.