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2022, un año clave para revertir la pérdida de biodiversidad

Se calcula que entre 1970 y 2016 las poblaciones de mamíferos, aves, peces, anfibios y reptiles se han reducido en promedio un 68 %, según WWF. A lo largo de este año, los líderes mundiales tomarán decisiones políticas claves sobre el tema. Esto no solo será determinante para la biodiversidad, sino también para el futuro de la humanidad.

23 de febrero de 2022 - 11:42 p. m.
Según el informe “Planeta Vivo 2020”, de WWF, entre 1970 y 2016 se identificó una disminución promedio del 68 % de 21.000 poblaciones estudiadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces.
Según el informe “Planeta Vivo 2020”, de WWF, entre 1970 y 2016 se identificó una disminución promedio del 68 % de 21.000 poblaciones estudiadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces.
Foto: Jhonattan Vanegas
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A comienzos de este año, el Foro Económico Mundial publicó la 17ª edición del “Reporte global de riesgos”, una encuesta realizada a líderes mundiales que indaga por los 10 principales riesgos que enfrenta la humanidad en esta década. De la decena de amenazas, la mitad son ambientales, siendo la pérdida de biodiversidad la tercera más importante, solo precedida por el fracaso de la acción climática y el aumento de la temperatura.

Precisamente sobre la pérdida de biodiversidad, la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes, por su sigla en inglés) señaló hace tres años que en las próximas décadas alrededor de un millón de especies de animales y plantas podrían desaparecer. Por eso, esta plataforma no ha dudado en llamar el momento que atraviesa el planeta como el camino a la sexta extinción masiva.

Luis Germán Naranjo, director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia, precisa esta afirmación: “No es que nos estemos acercando a la sexta extinción masiva, es que ya estamos en ella”. El ritmo al que estamos perdiendo especies así lo indica, explica.

Según el informe “Planeta Vivo 2020”, de WWF, entre 1970 y 2016 se identificó una disminución promedio del 68 % de 21.000 poblaciones estudiadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces. Una pérdida que es aún más dramática en nuestra región, ya que a pesar de que América Latina y el Caribe solo representa el 16 % de la superficie terrestre del planeta, las poblaciones de estos animales se redujeron hasta un 94 %.

La pérdida de biodiversidad terrestre se debe, principalmente, a los cambios en el uso del suelo que, como explica el informe, “ha convertido hábitats autóctonos originales en tierras de cultivo”. Mientras tanto, en los ecosistemas acuáticos el principal motor de esta pérdida está relacionada con la sobreexplotación de especies y recursos.

La exacerbación de estas dinámicas en los últimos años, motivadas por el aumento de la población humana, el consumo, el comercio mundial y la urbanización han llevado a las especies animales y vegetales a este aterrador panorama que amenaza su existencia y, por ende, la nuestra. Como lo explica Naranjo, “cada cosa con la que interactuamos y que hace posible nuestro bienestar y nuestra supervivencia es biodiversidad. Si entendemos el mundo así, es claro que los seres humanos y las sociedades de todos los tiempos no podrían existir sin esta”.

El aire que respiramos y la comida que consumimos a diario son, para este experto, dos de los ejemplos más básicos, pero fundamentales para entender nuestra dependencia de la biodiversidad de la que somos parte. Pero no solo nuestra seguridad alimentaria y el bienestar de las especies animales y vegetales están en riesgo por el accionar de la humanidad. La pandemia de covid-19, que vivimos desde inicios de 2020, es otra de las consecuencias evidentes y más notables de lo que la presión de los seres humanos sobre la naturaleza puede causar.

De acuerdo con WWF, entre 1945 y 2005, el cambio del uso del suelo, la principal causa de pérdida de biodiversidad a escala global, ha facilitado casi la mitad de las enfermedades zoonóticas entre los seres humanos. Es decir, las enfermedades infecciosas transmisibles desde animales a seres humanos. Esta es, hasta el momento, la teoría más aceptada mundialmente sobre la aparición de virus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad de covid-19.

Se trata de un problema que podría agravarse en las próximas décadas. Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2050 el planeta será habitado por 10.000 millones de personas, lo que implica un aumento de más de un tercio respecto a la población de 2009. Esto, a su vez, aumentaría la demanda global de alimentos que, de no controlarse, impulsaría aún más el cambio del uso del suelo.

Todo está conectado. La pérdida de naturaleza genera cambio climático, el cambio climático impulsa la pérdida de la naturaleza, el cambio climático afecta la seguridad alimentaria y la manera como producimos y consumimos alimentos agudiza el cambio climático. En otras palabras, si el planeta está sano, nosotros lo estamos.

Y entonces, ¿qué hacer para revertir la pérdida de biodiversidad?

La respuesta a esa pregunta resulta tan compleja como el problema que se enfrenta. Varias de las acciones que se adoptan para frenar y revertir la pérdida de biodiversidad son discutidas en escenarios internacionales. Quizá la más importante será la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP15), ya que allí se debe concretar el Marco Global para la Biodiversidad Pos-2020, algo así como la “hoja de ruta” que deberá seguir el mundo durante los próximos años para enfrentar esta crisis, como lo explica Ximena Barrera, directora de Relaciones de Gobiernos y Relaciones Internacionales de WWF Colombia. Esta conferencia ha sido pospuesta en varias ocasiones debido a la pandemia por covid-19 y se espera que este año se lleve a cabo en la ciudad de Kunming (China).

Asimismo, del 14 al 29 de marzo se van a llevar a cabo en Ginebra (Suiza) reuniones claves en el marco del Convenio de Diversidad Biológica, en las cuales se va a avanzar en los procesos de negociación de esa hoja de ruta. Y si bien Barrera es optimista sobre lo que allí se puede alcanzar, reconoce que aún hay temas pendientes.

Desde 2016, las distintas partes han tenido espacios para negociar las medidas y estrategias que se deben poner en marcha para frenar y revertir la pérdida de biodiversidad de aquí a 2030. El problema, como advirtieron desde enero de este año más de 50 científicos de todo el mundo, es que las acciones parecen quedarse cortas.

El análisis, que fue coordinado por bioDISCOVERY, un programa de la organización Future Earth, y Geo Bon, la Red de Observación de la Biodiversidad del Grupo de Observaciones de la Tierra, concluye que, aunque el primer borrador de negociación tiene avances frente al texto anterior, es aún insuficiente para evitar la pérdida de biodiversidad y que es necesario fortalecer las metas y acciones que permitan enfrentar los motores de pérdida de biodiversidad.

La principal razón, tanto para el medio centenar de científicos como para WWF, es que no hay un objetivo específico. “El Marco Global de Biodiversidad debe tener una misión clara, que sea ambiciosa. Necesitamos que los gobiernos aseguren un acuerdo mundial sobre biodiversidad que sea al menos tan completo, basado en la ciencia y ambicioso, como el Acuerdo de París sobre cambio climático”, señala Barrera, haciendo alusión al principal objetivo que se pactó en el Acuerdo de París en 2016: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2° C y hacer los mayores esfuerzos para estar por debajo de los 1,5° C para finales de siglo y en comparación con los niveles preindustriales.

Es necesario un acuerdo que busque revertir la pérdida de biodiversidad para asegurar un mundo positivo para la naturaleza para 2030, en beneficio de todas las personas y del planeta. Esto significa que la pérdida de naturaleza se revierta para que en 2030 tengamos más naturaleza de la que hay ahora. De igual forma, se requiere avanzar en los mecanismos adecuados para evaluar la implementación de las metas y acciones que se contemplen. La ausencia de estos criterios, en opinión de Barrera, explica el fracaso de las metas Aichi, que integraron el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020. Según un reporte publicado por la Convención de Diversidad Biológica (CBD, por su sigla en inglés) en 2020 ninguna de las metas Aichi se cumplió globalmente, y solo seis de las 20 se alcanzaron parcialmente.

Por eso Barrera señala: “Lo que se busca en el Marco Global para la Biodiversidad Pos-2020 es que realmente existan unos indicadores que sean medibles, que existan métricas que permitan evaluar cómo vamos en la implementación de los compromisos e incrementar la ambición frente a esos compromisos”.

Frente a los avances en texto de negociación, WWF apoya el objetivo de conservar al menos el 30 % de la tierra, el agua dulce y el océano a escala mundial para 2030, siempre que se logre mediante un enfoque basado en los derechos que respeten y aseguren los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales a sus tierras y aguas respetando su consentimiento libre, previo e informado.

Para Barrera, se necesitan más acciones de conservación y restauración, pero los esfuerzos para revertir la pérdida de la naturaleza no tendrán éxito a menos de que reduzcamos a la mitad la huella de nuestra producción y consumo para 2030. Para hacer esto, debe haber acciones ambiciosas y transformadoras en los sectores productivos claves.

Además, advierte WWF, es necesario involucrar al sector privado en esta discusión. Actualmente, la mayor parte de la financiación para la conservación de la biodiversidad viene de fondos públicos. Por eso, explica Barrera, es necesario alinear los flujos financieros públicos y privados, con prácticas positivas para la naturaleza y que se eliminen los incentivos perversos.

A menos de un mes de las reuniones del CBD, los científicos de bioDISCOVERY y WWF consideran que, es fundamental que los tomadores de decisiones tengan en cuenta los reparos que se han realizado al documento que se discutirá en Kunming. De este, como han señalado, dependen las acciones que los países pongan en marcha para evitar la pérdida de biodiversidad de aquí a 2030 y el colapso que esto traería para los humanos.

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fulpo(02077)01 de marzo de 2022 - 02:28 p. m.
Jajajaj 3pleh&p 🔥impossible porque Buque le regalo' los paramo a la pecueca Saudi, y El resto del Pais a Los marines de las multinacionales Yankees. Y ademas continuar la criminal aspersion de glifosato, Tala de los arboles en Las selvas, masacre y desplazamiento indigena aborigen y negritudes via narcoparamilitares que Expanden y multiplican las cocinas coqueras Para obtener cocaina 🔥🔥🔥🔥🔥
TITO(59413)28 de febrero de 2022 - 03:24 p. m.
Excelente artículo - solo creo que gran parte de todo el problema tiene y tendrá una estrecha relación con el agua ( potable) La realidad es que este tema no se toca al nivel de su importancia. Se habla mucho de Energías Renovables pero del agua, estamos como el Avestruz. Nosotros precisamente ante esta situación ( llamada por las Naciones Unidas como la próxima gran Pandemia) ( sigue)
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