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Por varios años ya, se ha hablado de las consecuencias del cambio climático en las capas de hielo del Ártico, por ejemplo. Un grupo de científicos terminó hace poco una expedición para recoger datos sobre la alimentación de los pingüinos, así como sobre el hielo y los océanos en la Antártida.
Lo que encontraron en su investigación fue “dramático”, según describió la semana pasada desde Punta Arenas (Chile) el oceanógrafo Carlos Moffat, de la Universidad de Delaware, quien participó de la expedición. Los investigadores se encontraron con que sus viajes se caracterizaron por un océano inquietantemente cálido y una cobertura de hielo marino sin precedentes. (También puede leer: El mayor criadero de rinocerontes del mundo será subastado)
“Incluso para alguien que lleva décadas observando estos sistemas cambiantes, me sorprendió lo que vi, el grado de calentamiento”, afirmó Moffat. “No sabemos cuánto va a durar. No comprendemos del todo las consecuencias de este tipo de fenómenos, pero parece una ola de calor marina extraordinaria”.
Agregó que todavía es muy pronto para asociar estas condiciones a un proceso de calentamiento global más prolongado, hasta que se publiquen algunas investigaciones revisadas por pares. Sin embargo, lo que sí es claro es que, si estas condiciones se prolongan en la Antártida, ese lugar se podría enfrentar a una desestabilización rápida de sus glaciares y ecosistemas costeros. Esto, a su vez, afectaría el sistema climático mundial.
Esto es lo que ya se ha reportado por algún tiempo con las capas de hielo del Ártico. Uno de los riesgos más conocidos es que, a medida que estas se derriten, es más probable que el nivel del océano suba, lo que pondría en peligro otras partes del mundo. (Le puede interesar: Los linces en Francia se podrían extinguir en los próximos 30 años)
Que se estén presentando altas temperaturas en la Antártida es “muy, muy preocupante... y bastante sorprendente, porque hasta hace 10 años estábamos absolutamente convencidos de que la capa de hielo de Groenlandia y el Ártico era el más sensible de los dos polos”, explicó a Inside Climate News Johan Rockström, director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático.
Durante su última expedición, Moffat recogió datos que incluyen las primeras lecturas de los sensores de temperatura y salinidad que se instalaron hace unos años en la Antártida. Esto dará a los científicos un punto de partida para las comparaciones entre las temperaturas de las últimas décadas.
Esa investigación permitiría sacar observaciones más concluyentes sobre lo que está pasando en este lugar. “Pero me parece que podría tratarse de un fenómeno sin precedentes”, afirmó a Inside Climate News Moffat. “Estos episodios de calentamiento relativamente rápido del océano que pueden persistir durante meses se han producido en todas partes. No han sido habituales en esta región”.
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