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Las grandes aves rapaces de África, esas que utilizan su pico y garras para cazar presas y alimentarse, como las águilas o halcones, se enfrentan a una crisis de extinción. Así lo afirma un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Biología de la Universidad de St Andrews y The Peregrine Fund, publicado recientemente en la revista Nature Ecology & Evolution.
El estudio analizó 42 especies de aves rapaces y encontró que casi el 90 % ha tenido disminuciones significativas en sus poblaciones, por lo que sugiere que más de dos tercios pueden calificarse como amenazados globalmente. (Lea: Los nuevos requerimientos para que la Armada pueda construir una base en Gorgona)
De acuerdo con los investigadores, las grandes especies de aves rapaces han experimentado disminuciones significativamente más pronunciadas que las especies más pequeñas. Esta situación se presenta particularmente en tierras desprotegidas. Este tipo de aves ha disminuido el doble de rápido fuera de los parques nacionales, reservas y otras áreas protegidas que dentro de ellas.
Esta situación, menciona el estudio, presenta un factor preocupante: muchas de las aves que han experimentado las mayores disminuciones se han vuelto más dependientes de las áreas protegidas.
“Una de las aves rapaces más emblemáticas de África, el pájaro secretario, está al borde de la extinción”, explicó a través de un comunicado la Dr. Darcy Ogada, una de las investigadoras que dirigió el estudio. En la lista también se encuentran especies propias de África como el águila de Wahlberg, el águila halcón africana, el águila de cresta larga, el halcón aguilucho africano, el águila serpiente marrón y el azor cantor oscuro. (Lea: ¿Qué hace un venado asiático en Antioquia? Se teme que sea otro invasor)
Aunque muchas de estas están clasificadas en la categoría de “menor preocupación”, el estudio señala que es probable que ya estén amenazadas a nivel mundial por el ritmo al que están disminuyendo.
¿Pero, cuál es la razón? Los investigadores mencionan diferentes factores: la disminución de hábitat adecuado, así como de suministros de alimentos y de los lugares de reproducción. También está en la lista la persecución de pastores, cazadores furtivos de marfil y agricultores, el envenenamiento involuntario, la electrocución en postes de energía y la colisión con líneas eléctricas y turbinas eólicas, así como la caza para fines alimentarios, basados en creencias.
“Desde la década de 1970, extensas áreas de bosque y sabana se han convertido en tierras de cultivo, mientras que otras presiones que afectan a las aves rapaces africanas también se han intensificado. Dado que se prevé que la población humana se duplicará en los próximos 35 años, la necesidad de ampliar la red de áreas protegidas de África –y mitigar las presiones en las áreas no protegidas– es ahora mayor que nunca”, sostuvo el Dr. Phil Shaw, otro de los investigadores.
Para llegar a estos resultados, el grupo de científicos hizo recuentos de estudios de carreteras realizados en cuatro regiones africanas, con antigüedad de entre 20 y 40 años. Estos datos les permitió conocer los patrones de cambio en la abundancia de especies de rapaces de la sabana.
Los autores del estudio concluyen que si no se abordar las amenazas de manera efectiva es poco probable que las especies de águilas y buitres que habitan en la región persistan en gran parte de las tierras desprotegidas del continente para la segunda mitad de este siglo.