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Con millones de especies en riesgo de extinción, una de las metas que tienen las naciones para el 2030 es proteger por lo menos el 30 % de la superficie terrestre y marina del planeta. Con estos espacios, el objetivo es conservar y restaurar ecosistemas de bosques y humedales, así como de manglares y arrecifes de corales que juegan un papel clave en la preservación de la biodiversidad, la captura de carbono y, entre otros, la dinámica de los flujos de agua en los ecosistemas.
En esta apuesta, un elemento central es la creación y mejora de las áreas protegidas en el mundo. En el caso de Colombia, con la reciente adición de la Serranía de Manacacías, en el departamento del Meta, Parques Nacionales Naturales (PNN) tiene bajo su tutela 65 áreas naturales, incluidos tres Distritos Nacionales de Manejo Integrado, pertenecientes al Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia dedicados a la protección de ecosistemas claves para los colombianos, la región y, en general, el planeta.
Estas albergan casi el 20 % del territorio colombiano y protegen alrededor del 31 % de su biodiversidad, por lo que su gestión y mantenimiento representa una tarea necesaria y a la vez titánica, que debe ir en constante mejora.
Uno de los retos tiene que ver con la magnitud de la inversión, pues el presupuesto de Colombia por hectárea de superficie protegida es considerablemente menor que la de países como México y Costa Rica. Esto se traduce en problemas de movilidad y logísticos, de infraestructura y en carencia del personal necesario, para cumplir con los objetivos de conservación; elementos que se suman a desafíos de seguridad y orden público y a la no siempre suficiente oferta y viabilización de alternativas sostenibles a las comunidades locales que las integren a las actividades de protección de la naturaleza.
Para apoyar estos procesos, en los últimos nueve años, la cooperación de Alemania, a través del Banco de Desarrollo (KfW) y el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) ha implementado un programa de asistencia financiera no reembolsable entre 2015 y 2025.
Se trata de 35 millones de euros, movilizados en el marco del programa Áreas Protegidas y Diversidad Biológica (APDB), que han contribuido a la conservación y gestión sostenible de los recursos naturales en 37 áreas protegidas prioritarias en Colombia, que abarcan más de 4 millones de hectáreas.
Estas acciones han estado enfocadas en el fortalecimiento de estructuras de gestión en las áreas protegidas, fortalecimiento de esquemas de conservación y uso sostenible de la biodiversidad en las áreas protegidas y sus zonas con función amortiguadora. Además de esto, para lograr una sinergia con los esfuerzos nacionales, el programa está integrado con el Plan de Nacional Desarrollo, en particular en las metas de avanzar en el ordenamiento territorial en torno al agua.
La implementación de esta iniciativa está a cargo de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNNC), con el objetivo de una gestión coordinada de esos recursos.
Esta inversión se ha hecho con un enfoque particular, y es que las áreas protegidas, más allá de ser territorios para la conservación, son lugares que también requieren atención para la salud, el bienestar, la ciencia y la prosperidad económica de las comunidades locales de las áreas de influencias de las áreas protegidas.
Con esta mirada, el programa APDB ha logrado apoyar a la fecha, entre otros, la delimitación de tres nuevas áreas protegidas marino-costeras (Portete, Corales de Profundidad y Acandí), ha avanzado en la restauración de 1.075 hectáreas, se han firmado pactos socioambientales con 571 familias en parques terrestres y, entre otras acciones, se han adecuado y señalizados con vallas que facilitan actividades ecoturísticas en 3 áreas protegidas.
Hacia una mejor delimitación de las áreas protegidas
Desde su creación hace 47 años, en el extremo norte de la cordillera occidental de los Andes colombianos, entre los departamentos de Córdoba y Antioquia, el Paramillo ha experimentado innumerables retos.
A pesar de albergar ecosistemas claves como bosques subandinos, humedales interiores y cinco grandes cuencas hidrográficas, su localización privilegiada la ha expuesto a diversas presiones provenientes de sectores, en especial el minero-energético y la agroindustria. A esto se suma la presencia de grupos armados ilegales que han impulsado la deforestación en esta zona.
Uno de los principales retos de la protección del parque está relacionada con que, por limitaciones de la cartografía en el momento de su creación, los límites del parque no quedaron claros, complicando la tarea de controlar la transgresión de diversos actores en el área protegida.
Para atender esta situación, desde el Programa Áreas Protegidas y Diversidad Biológica de la cooperación alemana se han destinado recursos para la instalación de 163 hitos fronterizos (también conocidos como pseudomojones) así como 42 vallas en los límites del parque que registran mayores precisiones externas, con el objetivo de dar mayor visibilidad a los límites del parque, así como informar sobre la importancia de la protección del área protegida.
Otros de los resultados del Programa son el fortalecimiento de la infraestructura de las áreas protegidas del país, con la construcción de 13 cabañas y sedes, la dotación de 19 zonas protegidas terrestres y marinas y la caracterización, delimitación y señalización de 224 predios de Parques Nacionales Naturales.
Además de esto, para mejorar el estado de las zonas con función amortiguadora, se han realizado inversiones para fomentar prácticas sostenibles, promoviendo sistemas productivos como el cultivo de cacao, café, la ganadería sostenible y la pesca responsable. En total, más de 1.600 familias del Caribe, Pacífico, la Orinoquía, los Andes Occidentales y Noroccidentales han implementado sistemas sostenibles en zonas de influencia de los Parques bajo esta estrategia.
Por su parte, para la fase dos del programa, que se encuentra en implementación, se han impulsado los proyectos de ecoturismo con la elaboración de Planes de Ordenamiento Ecoturístico y el inicio de diseños de obras de infraestructura ecoturística para ocho parques nacionales naturales.
Con estos resultados, el programa de la cooperación alemana entra en su último año de implementación en el país, contribuyendo a la transformación de las áreas protegidas colombianas y como un ejemplo de la fórmula de cómo el trabajo conjunto de dos países puede avanzar en la protección de la vida en el planeta.