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Así fue el monitoreo al embalse Topocoro, una tarea con participación comunitaria

(Información institucional) ISAGEN y la Fundación Natura presentaron los resultados de 11 años de monitoreo en la zona de influencia en el embalse Topocoro. El Estudio muestra que no se presentaron cambios de importancia climática o agrícola relacionados con el llenado el embalse en 2014.

12 de julio de 2023 - 02:26 p. m.
Cultivo de cacao.
Cultivo de cacao.
Foto: ISAGEN
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El desarrollo de los proyectos hidroeléctricos es uno de los pilares para la generación de energía, pues se encargan de cubrir cerca del 80 % de la demanda del país, de acuerdo con cifras de XM sobre el Sistema Interconectado Nacional de Colombia. (Le puede interesar: Leones marinos se han vuelto agresivos con las personas en California, ¿por qué?)

Sin embargo, la importancia de estas centrales no se encuentra solo en la generación de energía. Algunos proyectos vinculados a las centrales hidroeléctricas se conciben desde un enfoque participativo, en el que además se tienen en cuenta criterios de sostenibilidad ambiental y económica. El objetivo es, además de la generación de energía, tener un impacto positivo en el desarrollo de sus áreas de influencia.

El embalse Topocoro de la Central Hidroeléctrica Sogamoso, tiene un área de influencia compuesta por cinco municipios de Santander. Desde 2010, cuando se dio inicio al proyecto, Lebrija, San Vicente de Chucurí, Girón, Betulia y Zapatoca han sido partícipes del seguimiento y la evaluación del posible impacto del Embalse en sus cultivos.

Esta fue una de las inquietudes que surgió entre las comunidades vecinas del Embalse: ¿cambiaría el clima de la región?, ¿las actividades económicas que se realizan en este territorio?. A partir de esto, ISAGEN diseñó el “Programa para atender la percepción de la comunidad acerca de posibles cambios microclimáticos ocasionados por el embalse Topocoro”. (Le recomendamos: Siembran más de 150 árboles en el campus de la Universidad Nacional)

Para ejecutar este programa, junto a la Fundación Natura, ISAGEN desarrolló el “Proyecto de monitoreo del comportamiento climatológico en el área de influencia aguas arriba de la Central Hidroeléctrica Sogamoso”. Se instalaron siete estaciones meteorológicas que permitieron hacer una revisión de diferentes variables para estimar cambios en las condiciones climáticas en estos municipios. La temperatura, la humedad relativa, la radiación solar, las lluvias, y la evaporación y velocidad del viento, factores determinantes para el desarrollo de actividades agrícolas, hicieron parte del seguimiento.

Además, se estableció un sistema de monitoreo agronómico en 27 parcelas, 21 de ellas dedicadas al cultivo de cacao, cuatro al cultivo de café y dos al cultivo de tabaco. Allí, con revisiones quincenales, se buscó hacer seguimiento a los cambios que se evidenciaran en el cultivo a causa de variaciones en el clima, la incidencia de enfermedades o plagas y la productividad de cada parcela.

En total se monitorearon 42 meses de información meteorológica entre 2010 y 2014, período que se tomó para tener un panorama sobre las condiciones del área de influencia antes de que fuera llenado el Embalse. También se obtuvieron 36 meses de monitoreo en las parcelas productivas durante este mismo período de tiempo. (También puede leer: Premio BIBO 2023: un pacto por la biodiversidad del planeta)

Una vez se llenó el espejo de agua y entró en funcionamiento la Central, se dio inicio a la segunda etapa del monitoreo, que tuvo lugar entre 2015 y 2019, para tener una comparación frente a los datos obtenidos hasta 2014. Los resultados evidencian que, si bien se presentan variaciones en los diferentes aspectos medidos, estos no corresponden a un impacto causado por el Embalse.

Por ejemplo, la productividad promedio de los cultivos de cacao, uno de los principales productos agrícolas de la región, fue de 835 kilogramos por hectárea en 2012, en el caso de la variedad de cacao clonado. Para 2014, justo antes de que se llenara el Embalse, esta misma variedad tuvo una productividad de 682 kilogramos por hectárea al año. En 2015, luego de que se llenara el Embalse, el promedio se elevó a 761 kilogramos por hectárea, mientras que en 2019 se presentó un promedio de 646 kilogramos por hectárea en el año.

Estas variaciones irregulares en la productividad, como explica ISAGEN, no presentan tendencias a la disminución o el aumento de la productividad. Por esto fue posible establecer que no se dieron cambios en este cultivo a causa del Embalse, pero que sí se presentaron variaciones propias del cultivo debido a otro tipo de afectaciones. (Le puede interesar: ¿Los ojos en el Amazonas y la voz de quién?)

Las enfermedades de la planta del cacao, como la monilia, fitóptora y escoba de bruja, se presentaron durante todos los años del monitoreo y con variaciones irregulares en el porcentaje del cultivo afectado, evidenciando que no hay cambios en la incidencia de este tipo de enfermedades en ambos períodos de tiempo.

En el caso del café, el monitoreo estableció que su ciclo de desarrollo se mantuvo sin variaciones de importancia durante todos los años del monitoreo, teniendo como etapas de floración los tres primeros meses del año, la etapa de desarrollo del fruto entre marzo y agosto, y cosechas entre los meses de septiembre y octubre. (Le recomendamos: Con su dieta usted también puede ayudar a cambiar el planeta)

Por su parte, el tabaco, para el cual se monitorearon dos parcelas, presentó variaciones en su productividad, con una tendencia a la disminución en los últimos dos años. De acuerdo con ISAGEN, esta disminución estaría asociada a la cantidad de terreno dedicado a este cultivo, pues se están presentando procesos de sustitución.

Participación comunitaria

Además de establecer las variables meteorológicas que se medirían, así como los protocolos de recolección de información, el proyecto desarrollo una metodología de Monitoreo Climático Participativo. En ella se involucró a un total de 67 familias, que adquirieron los conocimientos para realizar la recolección de información en las estaciones de monitoreo.

Estas personas, dedicadas a la producción agrícola y con diferentes niveles educativos, desde primaria hasta educación superior, hicieron parte de la recopilación de datos para el análisis. Esto ha garantizado que, teniendo una capacidad instalada de conocimiento comunitario, se pueda hacer un monitoreo que garantice la solidez estadística necesaria, de acuerdo con ISAGEN. (Lea: Lo que debe saber sobre el tratado que busca eliminar la contaminación plástica)

De esta manera, con los 11 años de información recopilada, se estableció “como resultado determinante que las anomalías registradas en la incidencia de enfermedades, floración y consolidación de frutos sanos en el cultivo de cacao están correlacionadas con los fenómenos meteorológicos de escala global como lo son los fenómenos ENSO (El Niño y La Niña)”, explicó la entidad. Algo similar se evidenció en los cultivos de café y tabaco.

Como conclusión, la presentación de resultados mostró evidencia a la comunidad sobre la inquietud presentada en 2010. “Los registros meteorológicos permiten concluir que las variaciones interanuales del clima y la tendencia de su comportamiento en la zona de estudio no ha sufrido cambios posteriores al llenado del Embalse”.

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