Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Hace varios años, por pedido de un cliente particular, Orlando Valderrama, más conocido como el Cholo Valderrama, maestro de la música llanera, compuso la canción En un baile sabanero. Burros, iguanas, caballos, matos y gavanes, entre muchos otros animales representativos de la Orinoquia, fueron los protagonistas de esa fiesta. Mientras el resto de especies se divertían, un oso melero y otro palmero apostaban sobre la pelea que estaba por ocurrir entre un tigre y un león.
Esta, de uno de los máximos exponentes de la cultura llanera, es solo una de las tantas apariciones que el oso hormiguero tiene en coplas, canciones y adivinanzas en esta región del país. Una presencia cultural que, a criterio de César Rojano, director científico de la Fundación Cunaguaro, no se corresponde con el olvido y desconocimiento científico que se tiene de este animal.
Puede ver: ¿Cómo cultivar hongos comestibles?: una apuesta de reservas naturales en Santander
En gran parte, el olvido que se tenía por este oso (que está más cerca de los perezosos y los armadillos que de los verdaderos osos) llevó a que en 2011 un grupo de científicos de la región creara la Fundación Cunaguaro. La organización, que tomó por nombre el uso local utilizado para referirse al tigruillo, “se creó en la época del boom petrolero en Casanare, cuando se veía toda esa efervescencia del petróleo y la explotación de hidrocarburos. Se creó pensando en cómo la gente local tenía la posibilidad de aprovechar ese boom, pero de manera sostenible”, cuenta Rojano, quien ahora es el coordinador del proyecto de conservación de hormigueros de Colombia, una iniciativa que surgió hace 10 años.
“Cuando nosotros arrancamos con el proyecto en Colombia no había prácticamente ningún tipo de información sobre qué estaba pasando con estos animales, no había muchas publicaciones, no sabíamos qué estaba pasando con los hormigueros”, señala Rojano desde Yopal, donde funciona la sede de la fundación. A raíz de este desconocimiento fue que se conformó un equipo interdisciplinario para estudiar la población de estos animales, sus beneficios para los ecosistemas en los que habita, así como las amenazas a las que se enfrenta.
Puede ver: Cambio climático y biodiversidad, núcleos de los eventos ambientales en 2022
En 2013, un año después de que se lanzara el proyecto, los investigadores empezaron a salir a campo, a estimar la densidad de estos alargados mamíferos y a estudiar las áreas de vida. O al menos a intentarlo, porque como cuenta Rojano, es muy difícil estudiarlos, ya que no suelen caer en trampas y su rastreo se hace más complicado. Sin embargo, a lo largo de esta década se han realizado avances significativos para conocerlos un poco más. Por ejemplo, se ha podido establecer que en el país habitan cinco especies de estos: una de palmero, dos de meleros y dos más de osito trueno o gran bestia.
También se ha logrado avanzar en el mapeo de las regiones en las que habitan, siendo las llanuras de la Orinoquia y algunos departamentos del Caribe, como Atlántico, Bolívar y Magdalena, su hogar. Allí cumplen importantes labores en el control de la población de hormigas, termitas, gusanos, larvas y otros insectos, los cuales constituyen su principal alimento al carecer de dientes y, a su vez, los hormigueros son presas de águilas, pumas y jaguares.
En 2019, estos vermilinguos, denominados así por la forma tubular de su particular lengua, fueron catalogados como una especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), dadas las distintas amenazas que los acechaban y que, en 10 años, los había llevado a disminuir en un 30 % su población en toda Latinoamérica.
Puede ver: Recuperación sostenible en A. Latina, ¿una oportunidad para la acción climática?
Tanto en Colombia como en la región el principal riesgo al que se enfrenta este animal es el atropellamiento en las vías. Su pobre dieta, su pésima visión y su gran tamaño (pueden medir de cabeza a cola casi dos metros y pesar más de 40 kilogramos), entre otros factores, los expone en las carreteras que han sido construidas cerca de sus hábitats. “Como salen a comer en las noches, cualquier vehículo, incluso los que respetan los límites de velocidad, tienen pocas probabilidades de frenar cuando sale uno de estos animales”, apunta Rojano.
Las otras dos amenazas que enfrentan los hormigueros tienen que ver con la transformación y quema de los ecosistemas en los que habitan. Mientras en el Caribe la ganadería ha impulsado el desplazamiento de estos animales, en los Llanos Orientales se responsabiliza a los cultivos de arroz, palma, soya y caña. Eso sí, en ambas regiones, sin distinción, los distintos cultivos y demás actividades generan quemas a lo largo del año causándoles quemaduras y la muerte a varios de ellos.
Puede ver: Un reconocimiento a aquellos que velan por el cuidado del planeta
Ante este panorama, la Fundación Cunaguaro desarrolla distintas actividades de conocimiento y sensibilización con las comunidades y con el sector privado del sur del país. Uno de estos proyectos lo adelantan con Covioriente, la empresa que tiene a cargo la concesión de la vía que lleva de Villavicencio a Yopal, donde están construyendo más de 50 pasos de fauna terrestres y aéreos, de los que esperan sean los hormigueros los más beneficiados. Mientras que con una empresa petrolera están llevando a cabo la Expedición Oso Palmero, que busca censar la cantidad de osos de esta especie que habitan en Casanare. A finales de este año, explica Rojano, esperan entregar los primeros resultados.