Del 30 de noviembre al 12 de diciembre, 198 países se reunieron en Dubái para participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28). El objetivo para la edición de 2023, en términos generales, era concretar acciones para frenar el aumento de la temperatura que tiene en aprietos al planeta, teniendo en cuenta un aspecto clave: la reducción del uso de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas).
Durante la COP se presentó el primer balance global, una evaluación de los compromisos que se pactaron en el Acuerdo de París de 2015, que busca limitar el aumento de la temperatura del planeta por debajo de los 2 °C para final de siglo, y hacer lo posible para mantenerlo en 1,5 °C.
Los resultados no fueron muy alentadores, pues este balance mostró que aún estamos muy lejos de cumplir esta meta. Para poder lograrlo, el mundo debe reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) —que provocan el calentamiento global— en un 42 %, con respecto a los niveles de 2010, para el año 2030. Sin embargo, las proyecciones demuestran que la reducción sería solo del 14 %, si seguimos avanzando al paso que vamos. (Lea: Las claves para proteger el agua en el Caribe, la Orinoquia y Amazonas)
Para esto, los países debían tomar una decisión urgente: ¿Qué hacer con los combustibles fósiles, responsables del 80 % de las emisiones de los GEI? En ese sentido, por primera vez en la historia, los países acordaron alejarse de los combustibles fósiles, algo histórico, pues desde el Acuerdo de París solo se había hecho referencia al carbón.
“El resultado de esta COP28 fue muy importante para Colombia. Fuimos el primer país del mundo en lanzar un portafolio de acción climática que representa oportunidades de inversión que permitirán cumplir con nuestras metas climáticas. Adicionalmente, apoyamos el tratado de no proliferación de combustibles fósiles, convirtiéndonos en el primer país continental en hacerlo y esperamos el apoyo de más naciones”, sostuvo la ministra de Ambiente, Susana Muhamad.
En la COP28, explica la ministra, se lograron nuevas inversiones para la Amazonía colombiana, gracias al apoyo de los gobiernos de Reino Unido, Noruega y Alemania, que aportaron cerca de US$34 millones.
Pero ¿por qué es importante este acuerdo? Hoy el mundo enfrenta las consecuencias del cambio climático, que a su vez está ligado con otra gran crisis: la pérdida de biodiversidad. “La ciencia ha evidenciado y reiterado los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad desde hace décadas y señala a la naturaleza como la principal solución para adaptar y mitigar nuestra sociedad a los efectos del cambio climático. Para nuestro beneficio, la naturaleza propone respuestas innovadoras a los retos que implica una Colombia vulnerable al clima, pero también un país que asume una transición reconociendo en su biodiversidad un factor de desarrollo humano”, dice Hernando García Martínez, director general del Instituto Humboldt.
Al respecto, se estima que el 28 % del total de las especies evaluadas hasta hoy están amenazadas, según la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Para el caso de Colombia, de las 75.157 especies, en su gran mayoría de plantas y animales, 1.302 están catalogadas en amenaza. (Lea: ¿Tiene pensado viajar? Estas son algunas recomendaciones para ser un turista sostenible)
Las razones son varias, y el cambio climático es una de estas. “Si bien todavía no se ha asumido una agenda científica para indagar sobre las cercanas e interdependientes relaciones clima-biodiversidad y sobre cómo acercar estos frecuentes encuentros con otras formas de conocimiento, la mirada desde la ciencia demuestra que en el pasado estuvieron conceptualmente menos separados”, sostiene Germán Ignacio Andrade, asesor científico del Instituto Humboldt y miembro del Panel de Expertos Multidisciplinarios MEP de la IPBES.
La biodiversidad del planeta juega un papel muy importante para el equilibrio del aire, la atmósfera y los ecosistemas. Sin embargo, con su pérdida, la capacidad de los bosques y los océanos, por ejemplo, disminuye para absorber dióxido de carbono, el cual influye en el aumento de las temperaturas.
Por esto, dice García, ante la urgencia de llevar la biodiversidad a la primera fila de las discusiones sobre cambio climático, el Instituto Humboldt presenta el Reporte Bio, que es sobre “el estado y tendencias de la biodiversidad continental de Colombia, con un enfoque hacia soluciones para la crisis climática”.
Reporte Bio: un diagnóstico para tomar decisiones
La más reciente edición de este reporte está enfocada en explorar las dinámicas que existen entre el clima y la biodiversidad nacional; dos variables que convergen aquí para documentar, diagnosticar y ofrecer soluciones que permitan mitigar los efectos del cambio climático. Entre el material recopilado hay inventarios de especies, estudios de distribución y monitoreos, así como análisis de varios escenarios de cambio climático y sus efectos sobre especies y ecosistemas.
Con una mirada amplia, que involucra herramientas científicas, conocimientos tradicionales, a la sociedad civil y a las entidades responsables de la gestión del territorio, el Reporte Bio plantea la importancia de la biodiversidad para asumir los retos que implica el cambio climático y de entender cómo la naturaleza ofrece soluciones innovadoras para su mitigación.
Las investigaciones compiladas en el Reporte Bio muestran diferentes resultados. Uno de estos es que el 78 % (1.536) de las especies de las aves de Colombia serán vulnerables o altamente vulnerables por variaciones del clima.
Por ello, se considera a este grupo de especies como un potencial bioindicador; es decir, un grupo cuya presencia y distribución dan cuenta de ciertas características ecológicas, como los efectos del cambio climático en el país.
Otros análisis revelan que entre 2030 y 2050 se proyecta un aumento en la distribución de especies exóticas en las zonas altas de los Andes, lo que pondría en riesgo las especies nativas de esta región, así como fuertes cambios en la composición de especies en la Orinoquía, con una tendencia hacia su homogeneización, lo que amenaza los servicios ecosistémicos asociados a la biodiversidad en esta importante región del país.
¿Qué hacer ante esta situación? Prevenir, controlar y erradicar a las especies que representen una amenaza para la biodiversidad nativa es fundamental, de acuerdo con el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). En el país, menciona el Reporte, los efectos del cambio climático sobre la distribución de las especies exóticas de fauna y flora han sido poco estudiados, por lo que priorizar los análisis de proyecciones climáticas puede determinar cambios en la distribución potencial de estos grupos y sugerir escenarios futuros.
Otro panorama que presenta el Reporte Bio es que entre 2041 y 2060 se proyecta que las zonas altas de Colombia, los Andes, la Sierra Nevada de Santa Marta y la Amazonía serán las de mayor vulnerabilidad de las especies endémicas (aquellas que habitan una zona específica y no se encentran en ninguna otra parte), debido al cambio climático. Sin embargo, aquellas que habitan otras regiones como la Orinoquía y las costas también serían afectadas.
Según el documento, un factor común en este tipo de especies es que los hábitats que ocupan tienen un alto grado de transformación a causa de la deforestación para cultivos legales e ilegales, la ganadería, la contaminación, las especies invasoras y el desarrollo de vías y asentamientos humanos, especialmente en la región Andina. Para enfrentar esta situación, es importante, entre otras cosas, tener información del número aproximado de las especies endémicas y los mapas de distribución, que aún son escasos.
En términos más generales, el Reporte Bio indica que la biodiversidad de todo el país ha evidenciado una disminución promedio del 18 %, debido a actividades relacionadas con el uso del suelo, pero esta cifra podría aumentar si mantenemos el mismo patrón de explotación y consumo. Por esto, la gestión de la crisis climática exige un esfuerzo nacional para lograr el diseño y la implementación de políticas, instrumentos legales y herramientas científicas y financieras que permitan trabajar de forma integral para enfrentar la pérdida de biodiversidad asociada al cambio climático.
Para esto, se proponen acciones como la restauración ecológica a gran escala, una herramienta útil para reducir la pérdida de biodiversidad, mitigar el cambio climático y mejorar la prestación de servicios ecosistémicos, o las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), reconocidas como las principales aliadas para enfrentar los desafíos de la crisis climática. (Lea: ¿Cómo combatir el cambio climático? La naturaleza es una gran aliada)
El Instituto ya está preparando la próxima edición del Reporte, donde se recopila material relacionado con los motores de transformación que ponen en riesgo nuestra biodiversidad y se proyectan escenarios de cambios a 2030.
¿En qué consiste el Reporte BIO?
El Reporte de estado y tendencias de la biodiversidad continental de Colombia (Reporte Bio) es un compromiso del Instituto Humboldt ante el Ministerio de Ambiente, con el cual debe entregar un balance anual sobre el estado del medio ambiente y los recursos naturales renovables, así como recomendaciones y alternativas para lograr un desarrollo en armonía con la naturaleza, en las áreas geográficas o temáticas de su competencia.
Sin embargo, para el Instituto es más que esto. Desde el 2014, en su nueva versión infográfica, se transformó en una apuesta por la divulgación científica y la búsqueda de nuevas formas de representación que permitan comunicar información científica de calidad a un público amplio. El Reporte Bio, que es tanto un producto editorial impreso como un producto digital transmedia (reporte.humboldt.org.co), tiene como propósito informar al país sobre la biodiversidad continental de acuerdo con el contexto político, social, económico, cultural y ambiental, y se constituye tanto en una línea base de conocimiento de la biodiversidad y de ecosistemas estratégicos como en una herramienta de síntesis de información y soporte para su gestión integral e insumo para la toma de decisiones, según Luz Adriana Moreno, editora académica del Reporte.
Asimismo, el Reporte ha sido una plataforma para que los actores relacionados con temas ambientales (SINA, academia, ONG, sectores productivos, etc.) publiquen sus investigaciones y que los lectores tengan información de calidad, con un riguroso proceso de curaduría de información, recursos gráficos sencillos, datos claves y narrativas innovadoras que permitan tanto la democratización del conocimiento como la toma de decisiones ambientales.