Colombia es una pieza clave en el rompecabezas ambiental global
Pese a que los indicadores sobre la pérdida de biodiversidad y el cambio climático son alarmantes, el Informe Planeta Vivo 2022, que la organización WWF publicó la semana pasada, sirve como una alerta temprana que permitirá tomar acciones para revertir la situación. El Encuentro BIBO 2022 analizó el estudio a la luz del contexto colombiano.
“Es ahora o nunca”. Esa es una de las grandes conclusiones que deja el Informe Planeta Vivo 2022, presentado la semana pasada por WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza por sus siglas en inglés). Este estudio, que se publica cada dos años, y que mide qué tanto ha aumentado o disminuido el tamaño de casi 32.000 poblaciones de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces monitoreadas globalmente en los últimos 50 años, confirmó la grave crisis ambiental que enfrenta el planeta. Entre 1970 y 2018, según WWF, el tamaño de las poblaciones monitoreadas en todo el mundo ha disminuido un 69%. América Latina y el Caribe la región más afectada, con un declive promedio del 94% en ese periodo.
Estos resultados fueron presentados en el marco del Encuentro BIBO 2022, el evento de la campaña ambiental de El Espectador que anualmente reúne voces expertas en torno a los desafíos y oportunidades que hay para abordar la emergencia planetaria. Además de expertos de WWF Colombia, en el evento participaron George Hodgson, embajador del Reino Unido en Colombia; Claudia Lucía Álvarez Tobón, directora ambiental de ISAGEN; Julio César López, coordinador general de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC); Lorena Franco, subdirectora técnica de la Fundación Natura; y Felipe García, coordinador del programa de ciencia de la biodiversidad del Instituto Alexander von Humboldt.
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De acuerdo con Luis Germán Naranjo, director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia, las poblaciones de agua dulce monitoreadas por este indicador son las más afectadas; registran un declive de 83% desde 1970. “Es preocupante pensar que los animales acuáticos, y en particular los peces de agua dulce están teniendo una disminución de este calibre. Puede haber muchas explicaciones, una de ellas es el estado de los ríos, pero otro factor muy importante es la sobrepesca, que seguramente ha afectado a las poblaciones como lo hemos vivido en Colombia, por ejemplo, con la disminución de las pesquerías del río Magdalena”, explicó durante el Encuentro BIBO 2022.
Una de las principales conclusiones del conversatorio fue que es determinante insistir en el llamado del Informe Planeta Vivo para entender la crisis climática y la crisis de pérdida de naturaleza como dos caras de una misma moneda. Para abordarlas, sugiere el documento, hay que hacerlo de manera articulada. Es un tema que debe preocupar a todo el mundo, y especialmente a Colombia que, al ser uno de los países más biodiversos, juega un rol fundamental para conservar el patrimonio natural del planeta.
“Tenemos grandes compromisos frente al cambio climático en el país. Hace un par de años nos comprometimos a reducir en un 51% las emisiones de gases de efecto invernadero proyectadas para 2030, pero es fundamental contar con diferentes mecanismos financieros. Un primer llamado a la acción: revisar estos instrumentos financieros e incrementar las asignaciones presupuestales”, dijo Sandra Valenzuela, directora de WWF Colombia.
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Los participantes del Encuentro también resaltaron los desafíos que Latinoamérica y el Caribe enfrenta y la importancia de biomas claves a nivel regional y mundial como la Amazonia, así como el papel de las comunidades locales, que con sus conocimientos han aportado para que este ecosistema aún persista. “Esta región es crucial, no solamente por el número de especies que alberga, sino también por los beneficios para las personas que brinda a escala local, regional, y global, como regulador del clima mundial, y hogar de más de 500 pueblos indígenas que han sabido mantener la integridad de los ecosistemas durante siglos”, sostuvo Naranjo.
Teniendo en cuenta esto, otro de los llamados de WWF fue a proteger los derechos de las comunidades indígenas, afro y campesinas, especialmente de la Amazonía colombiana, en donde el 95% de los bosques de la zona oriental se mantienen en pie gracias a los indígenas que allí viven.
Para Julio César López, coordinador general de la OPIAC, el principal motor de la deforestación, uno de los grandes problemas de la Amazonía, es no reconocer el sistema de conocimiento de los pueblos amazónicos. “Quieren imponer un sistema de conocimiento de afuera que choca porque es extractivista, de imponer las armas y destruir”.
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Sin embargo, la protección de este bioma no es solo responsabilidad de Colombia, sino de los demás países que lo componen, que, en conjunto, deben tomar acciones concretas para su protección. A nivel general, según Lorena Franco, subdirectora técnica de la Fundación Natura, debe existir un compromiso por parte de los ciudadanos y ciudadanas, de las empresas, gobiernos locales, nacionales y regionales, y de la cooperación internacional, ya que la acción de la especie humana ha sido la principal causante de la pérdida de la biodiversidad.
Los participantes concluyeron que la publicación del Informe se da en el momento preciso, tanto internacional como nacionalmente, pues estamos a pocos días de que empiece la COP27 de Cambio Climático, en la que líderes mundiales y expertos revisarán qué tanto se está cumpliendo el Acuerdo de París (el máximo compromiso internacional que los países han asumido para mitigar el cambio climático y adaptarnos a sus efectos); en diciembre, los países acordarán las metas globales para detener y revertir la pérdida de naturaleza de acá a 2030 durante la COP15 de Biodiversidad. A nivel nacional, el Gobierno está construyendo el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, la hoja de ruta en la que es determinante que queden consignados objetivos específicos para abordar de manera efectiva la crisis ambiental.
En línea con ese mensaje, Lorena Franco, sostuvo que hay que reconocer que los derechos de las personas no son independientes de la integridad ecológica, algo que se debe tener en cuenta en el Plan Nacional de Desarrollo y las conferencias globales de cambio climático y biodiversidad. “Este país tiene que desarrollar una estrategia de comunicación, difusión, educación, comprensiva y permanente sobre el vínculo de la sociedad y la naturaleza”, sostuvo.
Justamente, sobre el Plan Nacional de Desarrollo, la directora de WWF Colombia recalcó la importancia de tener claro el panorama tan preocupante que el Informe Planeta Vivo revela, de tal forma que este mecanismo de planeación permita que, en los próximos cuatro años, el país contribuya al cumplimiento de los objetivos de clima y naturaleza globales de manera efectiva.
“Es ahora o nunca”. Esa es una de las grandes conclusiones que deja el Informe Planeta Vivo 2022, presentado la semana pasada por WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza por sus siglas en inglés). Este estudio, que se publica cada dos años, y que mide qué tanto ha aumentado o disminuido el tamaño de casi 32.000 poblaciones de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces monitoreadas globalmente en los últimos 50 años, confirmó la grave crisis ambiental que enfrenta el planeta. Entre 1970 y 2018, según WWF, el tamaño de las poblaciones monitoreadas en todo el mundo ha disminuido un 69%. América Latina y el Caribe la región más afectada, con un declive promedio del 94% en ese periodo.
Estos resultados fueron presentados en el marco del Encuentro BIBO 2022, el evento de la campaña ambiental de El Espectador que anualmente reúne voces expertas en torno a los desafíos y oportunidades que hay para abordar la emergencia planetaria. Además de expertos de WWF Colombia, en el evento participaron George Hodgson, embajador del Reino Unido en Colombia; Claudia Lucía Álvarez Tobón, directora ambiental de ISAGEN; Julio César López, coordinador general de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC); Lorena Franco, subdirectora técnica de la Fundación Natura; y Felipe García, coordinador del programa de ciencia de la biodiversidad del Instituto Alexander von Humboldt.
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De acuerdo con Luis Germán Naranjo, director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia, las poblaciones de agua dulce monitoreadas por este indicador son las más afectadas; registran un declive de 83% desde 1970. “Es preocupante pensar que los animales acuáticos, y en particular los peces de agua dulce están teniendo una disminución de este calibre. Puede haber muchas explicaciones, una de ellas es el estado de los ríos, pero otro factor muy importante es la sobrepesca, que seguramente ha afectado a las poblaciones como lo hemos vivido en Colombia, por ejemplo, con la disminución de las pesquerías del río Magdalena”, explicó durante el Encuentro BIBO 2022.
Una de las principales conclusiones del conversatorio fue que es determinante insistir en el llamado del Informe Planeta Vivo para entender la crisis climática y la crisis de pérdida de naturaleza como dos caras de una misma moneda. Para abordarlas, sugiere el documento, hay que hacerlo de manera articulada. Es un tema que debe preocupar a todo el mundo, y especialmente a Colombia que, al ser uno de los países más biodiversos, juega un rol fundamental para conservar el patrimonio natural del planeta.
“Tenemos grandes compromisos frente al cambio climático en el país. Hace un par de años nos comprometimos a reducir en un 51% las emisiones de gases de efecto invernadero proyectadas para 2030, pero es fundamental contar con diferentes mecanismos financieros. Un primer llamado a la acción: revisar estos instrumentos financieros e incrementar las asignaciones presupuestales”, dijo Sandra Valenzuela, directora de WWF Colombia.
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Los participantes del Encuentro también resaltaron los desafíos que Latinoamérica y el Caribe enfrenta y la importancia de biomas claves a nivel regional y mundial como la Amazonia, así como el papel de las comunidades locales, que con sus conocimientos han aportado para que este ecosistema aún persista. “Esta región es crucial, no solamente por el número de especies que alberga, sino también por los beneficios para las personas que brinda a escala local, regional, y global, como regulador del clima mundial, y hogar de más de 500 pueblos indígenas que han sabido mantener la integridad de los ecosistemas durante siglos”, sostuvo Naranjo.
Teniendo en cuenta esto, otro de los llamados de WWF fue a proteger los derechos de las comunidades indígenas, afro y campesinas, especialmente de la Amazonía colombiana, en donde el 95% de los bosques de la zona oriental se mantienen en pie gracias a los indígenas que allí viven.
Para Julio César López, coordinador general de la OPIAC, el principal motor de la deforestación, uno de los grandes problemas de la Amazonía, es no reconocer el sistema de conocimiento de los pueblos amazónicos. “Quieren imponer un sistema de conocimiento de afuera que choca porque es extractivista, de imponer las armas y destruir”.
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Sin embargo, la protección de este bioma no es solo responsabilidad de Colombia, sino de los demás países que lo componen, que, en conjunto, deben tomar acciones concretas para su protección. A nivel general, según Lorena Franco, subdirectora técnica de la Fundación Natura, debe existir un compromiso por parte de los ciudadanos y ciudadanas, de las empresas, gobiernos locales, nacionales y regionales, y de la cooperación internacional, ya que la acción de la especie humana ha sido la principal causante de la pérdida de la biodiversidad.
Los participantes concluyeron que la publicación del Informe se da en el momento preciso, tanto internacional como nacionalmente, pues estamos a pocos días de que empiece la COP27 de Cambio Climático, en la que líderes mundiales y expertos revisarán qué tanto se está cumpliendo el Acuerdo de París (el máximo compromiso internacional que los países han asumido para mitigar el cambio climático y adaptarnos a sus efectos); en diciembre, los países acordarán las metas globales para detener y revertir la pérdida de naturaleza de acá a 2030 durante la COP15 de Biodiversidad. A nivel nacional, el Gobierno está construyendo el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, la hoja de ruta en la que es determinante que queden consignados objetivos específicos para abordar de manera efectiva la crisis ambiental.
En línea con ese mensaje, Lorena Franco, sostuvo que hay que reconocer que los derechos de las personas no son independientes de la integridad ecológica, algo que se debe tener en cuenta en el Plan Nacional de Desarrollo y las conferencias globales de cambio climático y biodiversidad. “Este país tiene que desarrollar una estrategia de comunicación, difusión, educación, comprensiva y permanente sobre el vínculo de la sociedad y la naturaleza”, sostuvo.
Justamente, sobre el Plan Nacional de Desarrollo, la directora de WWF Colombia recalcó la importancia de tener claro el panorama tan preocupante que el Informe Planeta Vivo revela, de tal forma que este mecanismo de planeación permita que, en los próximos cuatro años, el país contribuya al cumplimiento de los objetivos de clima y naturaleza globales de manera efectiva.