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El próximo 18 de noviembre, en el Hotel Hilton de Bogotá, se llevará a cabo el evento “Transición energética en Colombia. Aciertos y oportunidades”, organizado por la Embajada de Dinamarca y El Espectador. Allí se discutirá acerca del enorme potencial que tienen las energías renovables en Colombia, justo antes de la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026. En este espacio, patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen) e ISAGEN, se pondrán sobre la mesa los puntos clave a considerar en la discusión nacional sobre transición energética, desde perspectivas económicas, políticas y sociales.
“Nosotros hemos identificado a Colombia como socio clave en América Latina por el potencial que tiene para generar energías limpias a un costo competitivo. Queremos ayudarlos a cumplir con la meta de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% para el 2030″, manifestó Erik Høeg, embajador de Dinamarca, un país que se ha convertido en referente mundial sobre transición energética.
A pesar de no tener energía nuclear ni hidroeléctrica, Dinamarca se encuentra entre los tres primeros lugares del Índice del Trilema Energético del Consejo Mundial de la Energía, el cual evalúa a 129 países en materia de equidad energética, sostenibilidad medioambiental y seguridad energética. Además, la Agencia Internacional de Energía (AIE) lo considera el país más avanzado en cuanto a integración de energías renovables, ya que el 50 % del consumo bruto de su electricidad es suministrado por energía eólica y solar.
Según explicó el embajador Høeg, el camino de Dinamarca hacia la transición energética ha sido largo pero satisfactorio. La gran crisis del petróleo en 1972 y el aumento de los precios llevó a repensar su modelo energético. Aunque al principio hubo escepticismo sobre las nuevas tecnologías, teniendo en cuenta que era uno de los países pioneros y que el precio por megavatio era alto en comparación con las fuentes tradicionales, ahora gozan de un modelo exitoso que quieren compartir con Colombia.
“Hay condiciones excelentes para muchas fuentes renovables no convencionales en Colombia, vientos muy buenos que se establecen en departamentos como La Guajira o Atlántico”, aseguró el embajador, a la vez que resaltó los alcances que ha dejado en Colombia la Iniciativa Danesa de Transición Energética (DETI), de la Agencia Danesa de Energía. “Le dimos prioridad a Colombia y fue uno de los tres países seleccionados, justamente por su potencial y por los avances que hay en el marco regulatorio para llegar a la ansiada transición”.
Para Høeg, una de las claves para lograr este objetivo es pensar metas a largo plazo y planificar de manera integral la relación con las comunidades. Según explicó, el Estado tiene una gran responsabilidad garantizando que los procesos sean participativos y asegurando transparencia para que las personas puedan intervenir en condiciones de igualdad.
“Entendemos que este gobierno tiene un enfoque más fuerte en el relacionamiento con las comunidades y que quiere asegurar que sus intereses se vean representados. Estamos listos para intercambiar experiencias y aportar lo nuestro, pero hasta ahora vemos un rumbo interesante para la transición energética”, manifestó el embajador. Aunque resaltó el éxito que supuso establecer un modelo de beneficios para las comunidades en Dinamarca —en el que muchas veces terminaron siendo accionistas de los proyectos—, reconoció que se deben contemplar las particularidades del caso colombiano, entre ellas, los acuerdos que se deben establecer con pueblos indígenas y afro.
En la transición danesa, los beneficios económicos en forma de subvenciones o incentivos fiscales se han utilizado durante mucho tiempo como herramienta para lograr objetivos en el sector energético. Así, poco a poco, las empresas energéticas que han invertido significativamente en energías renovables están superando a las grandes petroleras en capitalización de mercado.
Tal es el caso de la compañía Ørsted, la cual superó a British Petroleum en 2020. Hace 16 años, el estado danés era el propietario del 81% de la empresa y su cartera estaba basada en un 85% en combustibles fósiles, lo que la convertía en una de las que más usaba carbón en Europa, con representación de casi un tercio de las emisiones del país. Ahora, con un nuevo modelo de negocio, para 2019 estaba compuesta en un 90% por energía renovable y el estado poseía apenas un 50,1% de la compañía.
“Es fundamental que haya una buena cooperación para que empresarios nacionales y extranjeros lleguen con su capital, sus tecnologías y sus experiencias en el manejo de este tipo de proyectos”, expresó el embajador Høeg, aunque dijo que el caso colombiano debe analizarse desde sus diferentes esferas. “Nosotros fuimos autosuficientes con gas y petróleo en un período, pero nunca el petróleo tuvo el mismo porcentaje en las exportaciones que en Colombia. Cada país tiene que manejarse con una estrategia a largo plazo, teniendo claro cómo ir cambiando de hidrocarburos a fuentes limpias, a la vez que se genera empleo”, agregó.
El alto diplomático aseguró que el próximo año van a fortalecer la cooperación con Colombia, asignando un consejero energético de manera permanente en la embajada, para profundizar la alianza en el sector energético.
“Pensamos que Colombia tiene un potencial enorme en mercado y en condiciones naturales, solamente se necesita desarrollar un marco regulatorio que traiga inversiones, tecnología y experiencia”, indicó, a la vez que mostró altas expectativas por el evento del 18 de noviembre que liderará junto a El Espectador. “Ojalá este espacio pueda servir como insumo para la nueva estrategia del gobierno Petro porque realmente hay un consenso sobre los beneficios de la transición energética”, concluyó.
Inscríbete al evento “Transición energética en Colombia. Aciertos y oportunidades” aquí.