¿Cómo comemos los colombianos y qué tiene que ver eso con la crisis ambiental?
Un informe de la organización WWF analizó la relación de los ciudadanos con la comida en ocho ciudades. A quienes participaron en la encuesta les preguntaron sobre los hábitos de compra, consumo y desperdicio. Aunque el sistema alimentario es la principal causa de pérdida de biodiversidad en el mundo, en el país aún no tenemos conocimiento sobre este impacto.
Cada vez que alguien arroja un banano a la caneca porque está muy maduro, seguro no se imagina que también está desperdiciando agua. En su máxima demanda, una planta de banano requiere hasta 50 litros de agua por día. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la forma cómo producimos y consumimos alimentos es responsable del 70 % de la pérdida de biodiversidad en ecosistemas terrestres y del 50 % en ecosistemas de agua dulce, y genera el 29 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global.
¿Si cambiamos cómo comemos podría haber un menor impacto ambiental? ¿Qué tan conscientes estamos de los posibles impactos de desperdiciar comida? ¿Cómo escogemos qué comer? Hace poco, el WWF quiso responder algunas de estas preguntas en la investigación “El verdadero valor de los alimentos”, donde abordó los hábitos alimenticios de los colombianos. Junto a la agencia Sancho BBDO realizaron 1.950 encuestas y visitaron 47 hogares de ocho ciudades del país: Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Medellín, Florencia, San José del Guaviare y Leticia.
“Los colombianos realizan cambios en su alimentación motivados por la salud, sin entender que una alimentación sana, depende de un planeta sano. Un 70 % de los encuestados han realizado cambios en su alimentación motivados por estar más sanos y un 49 %, afirma que esta es la principal razón por la que su forma de comer cambió. Mientras tanto, ayudar al ambiente se encuentra en último lugar con un 3 %, lo que denota un desconocimiento de la relación entre alimentación y naturaleza”, resalta el informe. Por eso, analizó las diferencias y similitudes en los hábitos de compra, consumo y desperdicio de los alimentos en las ciudades, así como las creencias que tienen sobre la relación entre el alimento y el medio ambiente.
¿Los colombianos creen que lo que comen tiene impactos ambientales?
A pesar de que el sistema alimentario es el mayor impulsor de pérdida de biodiversidad, la mayoría de los colombianos no están conscientes de esto. De hecho, aunque el 63 % de los encuestados dijeron conocer el impacto de la producción de alimentos en la naturaleza, la gran mayoría de personas no piensan que sea la principal causa de degradación de los ecosistemas en el país. Sólo el 18 % de los colombianos consideran que la forma en que nos alimentamos es la principal causa de la pérdida de naturaleza y la degradación ambiental. La mayoría de la población es optimista: el 65 % de los encuestados creen que se puede producir alimentos sin tener un impacto negativo en la naturaleza. (También puede leer: Poca biodiversidad, el negativo legado que dejó el cambio de uso del suelo)
Barranquilla es la ciudad donde más conocen acerca de este impacto y también el lugar donde más personas dijeron que la forma de alimentación contribuye a la degradación de la naturaleza en el país. Cali tiene el promedio más bajo en el conocimiento sobre el impacto de la producción de alimentos en la naturaleza y los ecosistemas, con un 59,2 %, debajo del promedio nacional, que está en 63,2 %. Bogotá también está por debajo de este promedio, mientras que Bucaramanga está un poco más arriba de esa cifra.
Los antioqueños son los que más están dispuestos a volverse vegetarianos o veganos como una estrategia para ayudar al medio ambiente.
¿Cómo y qué suelen comprar los colombianos?
Primero, el informe les preguntó a los colombianos sobre sus hábitos de compra. Con qué frecuencia lo hacen y qué suelen adquirir al ir al mercado, fueron algunos de los interrogantes que les formularon. Los resultados de Bogotá dejaron ver que esta es la ciudad donde se compra con más frecuencia pollo, carne y pescado, así como alimentos de panadería y repostería. El plan de ir al mercado, además, se hace una o dos veces al mes, por lo que la lista de comida puede ser más organizada. El clima de la capital, agregan los investigadores, podría influir en que los alimentos duren más tiempo.
A diferencia de esto, en ciudades como Barranquilla y San José del Guaviare la frecuencia de compra tiene en cuenta el clima, pues los alimentos se deterioran más rápido. En la capital del Guaviare, por ejemplo, se trata de hacer el mercado a diario. Los barranquilleros, por su parte, son los que más se preocupan por la estética y buena apariencia de los alimentos, y son quienes más compran diariamente frutas y verduras. Es un hábito que practican el 17,1 % de los encuestados (el promedio nacional es del 12,4 %). (Le puede interesar: Producir y conservar: el caso de la ganadería en las sabanas inundables de la Orinoquia)
En Antioquia, donde lo que más se tiene en cuenta a la hora de comprar es la frescura de los alimentos y la fecha de vencimiento. Esto también sucede en Cali, donde el 96 % de los encuestados manifestó que son los elementos que más les importan al hacer compras. Otra característica que distingue a los antioqueños del resto del país es que el 57 % busca que su comida sea baja en químicos y grasas, y también son los que más prefieren consumir alimentos nacionales por encima de los importados. “La forma en que se compra es una de las claves para que empecemos a tener una alimentación que piense en el planeta. Preferir lo local y ojalá lo producido más cerca, elegir alimentos variados y no comprar en exceso si esto lleva al desperdicio, son elementos que deben empezar a incorporarse para una alimentación más consciente”, sostiene Carolina Escallón, oficial de Consumo Sostenible del WWF Colombia y quien participó en el estudio.
¿Qué tan variado comemos en el país?
Un elemento importante por el que se indagó es la variedad de alimentación que tienen los colombianos. El WWF indica que sólo nueve alimentos representan el 66 % del total de la producción agrícola global. “Esta forma poco variada de producción implica un mayor desgaste para el suelo y sus nutrientes, la pérdida de variedades de alimentos y la cultura en torno a ellos, y en ocasiones, un mayor uso de fertilizantes”, dice el Fondo.
En este aspecto, son los bogotanos quienes le dan más importancia a comer variado. En su dieta, por ejemplo, son los que más frutas distintas consumen a la semana. El 32,7 % de los barranquilleros también afirman que su alimentación es muy diversa y que usualmente no repiten nada, ni siquiera alimentos como el arroz o la arepa. En ciudades amazónicas como Leticia se resaltó que los frutos cambian por temporada, lo que hace que la dieta cambie frecuentemente. Por otra parte, en Florencia se encontró que, a pesar de contar con una gran diversidad de frutas y verduras, las personas no cuentan con una dieta variada. En general, esta es la conclusión para todo el país: a pesar de que los colombianos afirmen que comen variado, casi siempre frecuentan las mismas marcas y tiendas, por rutina o falta de tiempo.
¿Cuánta comida se desperdicia en Colombia?
El WWF destaca que aproximadamente el 40 % de la comida que se produce en el mundo no se consume y representa el 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero globales. Por esto, también indagaron sobre la frecuencia con que los colombianos dicen desperdiciar comida. A nivel nacional, los encuestados afirmaron desechar alimentos 1,9 veces por semana. En Barranquilla indicaron que lo hacen 2,12 veces por semana, en promedio, mientras que en Bucaramanga dicen que lo hacen 1,56 veces en ese mismo lapso. Aunque estas cifras parecen bajas, la realidad es que en el país se pierden o desperdician muchos alimentos: el 34 % de lo que se produce, según el DNP. Esto revela que las personas tal vez no saben en realidad cuánto desperdician y la frecuencia con que lo hacen. (Le recomendamos: Alimentación sostenible, según el dueño de un restaurante con 3 estrellas Michelin)
Ciudades como Medellín y Cali botan comida con un promedio muy cercano al nacional. En general, sin embargo, los colombianos consideran muy importante no desperdiciar. Algunas de las razones detrás del desperdicio son el vencimiento de los productos, querer mantener productos frescos en la alacena y cocinar más alimento del que se necesita. Alrededor del 36 % de los bogotanos desecharon comida por haberse vencido, siendo la ciudad donde esto más sucede. En Medellín, un 33,7 % de las personas también expresó botar la comida por la misma razón.
¿Qué podemos hacer?
A inicios de este año, un documento del sexto informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), escrito por más de 200 científicos del mundo, incluyó por primera vez un capítulo sobre cómo el comportamiento de las personas, traducido en sus hábitos de consumo, puede tener un efecto sobre el cambio climático. El IPCC subrayó que el sector de la alimentación es el que tiene mayor potencial de mitigación de gases de efecto invernadero. De aquí a 2050, los cambios en la demanda de alimentos podrían evitar la emisión de 8.000 toneladas de dióxido de carbono.
Todo esto significa que los consumidores tenemos también un papel importante que jugar en los cambios que podemos llevar a cabo. El WWF señala que las tres claves son: comer más local, más variado y evitar el desperdicio. Con respecto a este último, Carolina Escallón, oficial de Consumo Sostenible de WWF Colombia, indica que las acciones para evitar el desperdicio van desde la compra del alimento hasta el momento del consumo.
Escallón sugiere que, al comprar alimentos, las personas no se fijen tanto en la estética y que adquieran productos próximos a vencerse si se van a consumir pronto. También, dice, se debe aprender cuál es la mejor manera de almacenar productos de acuerdo con sus características. “Un buen ejemplo son los bananos, que se conservan mejor colgados y lejos de otras frutas. Si están junto a ellas, las tienden a madurar también rápido”, explica Escallón. (Le puede interesar: Crean índice para medir la conectividad de las áreas protegidas del mundo)
En la preparación de comida también se puede evitar desechar partes de alimentos, como las cáscaras de papa y los tallos de brócoli, que son perfectamente comestibles. La experta de WWF aconseja que los tallos de distintos vegetales se guarden para después preparar un fondo o una salsa. Por último, Escallón subraya la importancia de aprender a cocinar y servir únicamente lo que sabemos que vamos a comer, pues “la preparación excesiva de alimentos lleva muchas veces al desperdicio”. A raíz de estos hallazgos, la organización creó una campaña que busca que los colombianos empecemos a reconocer el verdadero valor de los alimentos, explicándole a la gente cuántos recursos naturales implica producir lo que consumimos a diario y compartiendo consejos para reducir el desperdicio de alimentos. Los ciudadanos pueden compartir sus experiencias a través de redes sociales y la página web www.vivesindesperdicio.com. Allí también podrán encontrar datos y tips sobre cómo manejar y utilizar las sobras de comidas como el arroz, aguacate, banano, pan, pollo, papa, tomate, entre otros.
Cada vez que alguien arroja un banano a la caneca porque está muy maduro, seguro no se imagina que también está desperdiciando agua. En su máxima demanda, una planta de banano requiere hasta 50 litros de agua por día. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la forma cómo producimos y consumimos alimentos es responsable del 70 % de la pérdida de biodiversidad en ecosistemas terrestres y del 50 % en ecosistemas de agua dulce, y genera el 29 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global.
¿Si cambiamos cómo comemos podría haber un menor impacto ambiental? ¿Qué tan conscientes estamos de los posibles impactos de desperdiciar comida? ¿Cómo escogemos qué comer? Hace poco, el WWF quiso responder algunas de estas preguntas en la investigación “El verdadero valor de los alimentos”, donde abordó los hábitos alimenticios de los colombianos. Junto a la agencia Sancho BBDO realizaron 1.950 encuestas y visitaron 47 hogares de ocho ciudades del país: Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Medellín, Florencia, San José del Guaviare y Leticia.
“Los colombianos realizan cambios en su alimentación motivados por la salud, sin entender que una alimentación sana, depende de un planeta sano. Un 70 % de los encuestados han realizado cambios en su alimentación motivados por estar más sanos y un 49 %, afirma que esta es la principal razón por la que su forma de comer cambió. Mientras tanto, ayudar al ambiente se encuentra en último lugar con un 3 %, lo que denota un desconocimiento de la relación entre alimentación y naturaleza”, resalta el informe. Por eso, analizó las diferencias y similitudes en los hábitos de compra, consumo y desperdicio de los alimentos en las ciudades, así como las creencias que tienen sobre la relación entre el alimento y el medio ambiente.
¿Los colombianos creen que lo que comen tiene impactos ambientales?
A pesar de que el sistema alimentario es el mayor impulsor de pérdida de biodiversidad, la mayoría de los colombianos no están conscientes de esto. De hecho, aunque el 63 % de los encuestados dijeron conocer el impacto de la producción de alimentos en la naturaleza, la gran mayoría de personas no piensan que sea la principal causa de degradación de los ecosistemas en el país. Sólo el 18 % de los colombianos consideran que la forma en que nos alimentamos es la principal causa de la pérdida de naturaleza y la degradación ambiental. La mayoría de la población es optimista: el 65 % de los encuestados creen que se puede producir alimentos sin tener un impacto negativo en la naturaleza. (También puede leer: Poca biodiversidad, el negativo legado que dejó el cambio de uso del suelo)
Barranquilla es la ciudad donde más conocen acerca de este impacto y también el lugar donde más personas dijeron que la forma de alimentación contribuye a la degradación de la naturaleza en el país. Cali tiene el promedio más bajo en el conocimiento sobre el impacto de la producción de alimentos en la naturaleza y los ecosistemas, con un 59,2 %, debajo del promedio nacional, que está en 63,2 %. Bogotá también está por debajo de este promedio, mientras que Bucaramanga está un poco más arriba de esa cifra.
Los antioqueños son los que más están dispuestos a volverse vegetarianos o veganos como una estrategia para ayudar al medio ambiente.
¿Cómo y qué suelen comprar los colombianos?
Primero, el informe les preguntó a los colombianos sobre sus hábitos de compra. Con qué frecuencia lo hacen y qué suelen adquirir al ir al mercado, fueron algunos de los interrogantes que les formularon. Los resultados de Bogotá dejaron ver que esta es la ciudad donde se compra con más frecuencia pollo, carne y pescado, así como alimentos de panadería y repostería. El plan de ir al mercado, además, se hace una o dos veces al mes, por lo que la lista de comida puede ser más organizada. El clima de la capital, agregan los investigadores, podría influir en que los alimentos duren más tiempo.
A diferencia de esto, en ciudades como Barranquilla y San José del Guaviare la frecuencia de compra tiene en cuenta el clima, pues los alimentos se deterioran más rápido. En la capital del Guaviare, por ejemplo, se trata de hacer el mercado a diario. Los barranquilleros, por su parte, son los que más se preocupan por la estética y buena apariencia de los alimentos, y son quienes más compran diariamente frutas y verduras. Es un hábito que practican el 17,1 % de los encuestados (el promedio nacional es del 12,4 %). (Le puede interesar: Producir y conservar: el caso de la ganadería en las sabanas inundables de la Orinoquia)
En Antioquia, donde lo que más se tiene en cuenta a la hora de comprar es la frescura de los alimentos y la fecha de vencimiento. Esto también sucede en Cali, donde el 96 % de los encuestados manifestó que son los elementos que más les importan al hacer compras. Otra característica que distingue a los antioqueños del resto del país es que el 57 % busca que su comida sea baja en químicos y grasas, y también son los que más prefieren consumir alimentos nacionales por encima de los importados. “La forma en que se compra es una de las claves para que empecemos a tener una alimentación que piense en el planeta. Preferir lo local y ojalá lo producido más cerca, elegir alimentos variados y no comprar en exceso si esto lleva al desperdicio, son elementos que deben empezar a incorporarse para una alimentación más consciente”, sostiene Carolina Escallón, oficial de Consumo Sostenible del WWF Colombia y quien participó en el estudio.
¿Qué tan variado comemos en el país?
Un elemento importante por el que se indagó es la variedad de alimentación que tienen los colombianos. El WWF indica que sólo nueve alimentos representan el 66 % del total de la producción agrícola global. “Esta forma poco variada de producción implica un mayor desgaste para el suelo y sus nutrientes, la pérdida de variedades de alimentos y la cultura en torno a ellos, y en ocasiones, un mayor uso de fertilizantes”, dice el Fondo.
En este aspecto, son los bogotanos quienes le dan más importancia a comer variado. En su dieta, por ejemplo, son los que más frutas distintas consumen a la semana. El 32,7 % de los barranquilleros también afirman que su alimentación es muy diversa y que usualmente no repiten nada, ni siquiera alimentos como el arroz o la arepa. En ciudades amazónicas como Leticia se resaltó que los frutos cambian por temporada, lo que hace que la dieta cambie frecuentemente. Por otra parte, en Florencia se encontró que, a pesar de contar con una gran diversidad de frutas y verduras, las personas no cuentan con una dieta variada. En general, esta es la conclusión para todo el país: a pesar de que los colombianos afirmen que comen variado, casi siempre frecuentan las mismas marcas y tiendas, por rutina o falta de tiempo.
¿Cuánta comida se desperdicia en Colombia?
El WWF destaca que aproximadamente el 40 % de la comida que se produce en el mundo no se consume y representa el 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero globales. Por esto, también indagaron sobre la frecuencia con que los colombianos dicen desperdiciar comida. A nivel nacional, los encuestados afirmaron desechar alimentos 1,9 veces por semana. En Barranquilla indicaron que lo hacen 2,12 veces por semana, en promedio, mientras que en Bucaramanga dicen que lo hacen 1,56 veces en ese mismo lapso. Aunque estas cifras parecen bajas, la realidad es que en el país se pierden o desperdician muchos alimentos: el 34 % de lo que se produce, según el DNP. Esto revela que las personas tal vez no saben en realidad cuánto desperdician y la frecuencia con que lo hacen. (Le recomendamos: Alimentación sostenible, según el dueño de un restaurante con 3 estrellas Michelin)
Ciudades como Medellín y Cali botan comida con un promedio muy cercano al nacional. En general, sin embargo, los colombianos consideran muy importante no desperdiciar. Algunas de las razones detrás del desperdicio son el vencimiento de los productos, querer mantener productos frescos en la alacena y cocinar más alimento del que se necesita. Alrededor del 36 % de los bogotanos desecharon comida por haberse vencido, siendo la ciudad donde esto más sucede. En Medellín, un 33,7 % de las personas también expresó botar la comida por la misma razón.
¿Qué podemos hacer?
A inicios de este año, un documento del sexto informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), escrito por más de 200 científicos del mundo, incluyó por primera vez un capítulo sobre cómo el comportamiento de las personas, traducido en sus hábitos de consumo, puede tener un efecto sobre el cambio climático. El IPCC subrayó que el sector de la alimentación es el que tiene mayor potencial de mitigación de gases de efecto invernadero. De aquí a 2050, los cambios en la demanda de alimentos podrían evitar la emisión de 8.000 toneladas de dióxido de carbono.
Todo esto significa que los consumidores tenemos también un papel importante que jugar en los cambios que podemos llevar a cabo. El WWF señala que las tres claves son: comer más local, más variado y evitar el desperdicio. Con respecto a este último, Carolina Escallón, oficial de Consumo Sostenible de WWF Colombia, indica que las acciones para evitar el desperdicio van desde la compra del alimento hasta el momento del consumo.
Escallón sugiere que, al comprar alimentos, las personas no se fijen tanto en la estética y que adquieran productos próximos a vencerse si se van a consumir pronto. También, dice, se debe aprender cuál es la mejor manera de almacenar productos de acuerdo con sus características. “Un buen ejemplo son los bananos, que se conservan mejor colgados y lejos de otras frutas. Si están junto a ellas, las tienden a madurar también rápido”, explica Escallón. (Le puede interesar: Crean índice para medir la conectividad de las áreas protegidas del mundo)
En la preparación de comida también se puede evitar desechar partes de alimentos, como las cáscaras de papa y los tallos de brócoli, que son perfectamente comestibles. La experta de WWF aconseja que los tallos de distintos vegetales se guarden para después preparar un fondo o una salsa. Por último, Escallón subraya la importancia de aprender a cocinar y servir únicamente lo que sabemos que vamos a comer, pues “la preparación excesiva de alimentos lleva muchas veces al desperdicio”. A raíz de estos hallazgos, la organización creó una campaña que busca que los colombianos empecemos a reconocer el verdadero valor de los alimentos, explicándole a la gente cuántos recursos naturales implica producir lo que consumimos a diario y compartiendo consejos para reducir el desperdicio de alimentos. Los ciudadanos pueden compartir sus experiencias a través de redes sociales y la página web www.vivesindesperdicio.com. Allí también podrán encontrar datos y tips sobre cómo manejar y utilizar las sobras de comidas como el arroz, aguacate, banano, pan, pollo, papa, tomate, entre otros.