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De la mano de la Unión Europea (UE), la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y en el marco de la estrategia “Rutas territoriales de política pública”, del programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial Fase II (DRET II), en alianza con la Fundación Alpina, se dio inicio a un proyecto que define una ruta para que las mujeres puedan acceder de forma más efectiva y sostenible a la oferta del sector agricultura y desarrollo rural. Se trata de una de las seis rutas territoriales que buscan incluir de manera activa a los territorios en la revisión, construcción y apropiación de políticas públicas que se impulsan desde las instancias nacionales en Colombia.
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El proyecto “Mujer rural y políticas públicas”, además de buscar ser un insumo para el Ministerio de Agricultura y Desarrollo rural para mejorar la participación de las mujeres en los territorios, quiere involucrar a diferentes grupos de mujeres con toda la normatividad e institucionalidad existente, la cual se resume en tres ejes principales: acceso a tierras, financiación y asistencia técnica. “Es un hecho que las brechas de género se incrementan en el campo. Muchas veces se cree que las tareas domésticas no son trabajo y se invisibilizan esos roles. Parte de lo que quiere este proyecto es presentarles a las mujeres un portafolio de elementos para que gestionen sus iniciativas”, explica Giovanni Redondo, coordinador del proyecto de la Fundación Alpina.
Otro de los objetivos de este proceso, dice Redondo, es crear capacidades en tres niveles: informar, comprender y apropiar. “Queremos que las mujeres se apropien de esas rutas de gestión y que, por sus propios medios, puedan desarrollar las iniciativas que mejor les convengan a sus proyectos productivos. Así el piloto se termine, queremos que queden herramientas útiles”, añade. Esta apuesta se desarrolla con un enfoque territorial en el municipio de Barranca, en La Guajira, y en los municipios de Balboa, Mercaderes y Popayán, en Cauca.
“Por ejemplo, hay un grupo de mujeres que están trabajando con un galpón de gallinas ponedoras de huevos. De acuerdo con su plan de negocio, vamos a ver, en conjunto, qué es lo que más necesitan, si acceso a tierra, asistencia técnica o financiación. Con base en eso, la idea es acompañarlas para que de manera autónoma puedan desarrollar un proceso de gestión y acceder a la oferta sectorial”, menciona Redondo.
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El proyecto contempla una capacitación continua a las mujeres en estos temas, visibilizar su rol en el campo, así como la relevancia que tienen en la gestión del desarrollo de los territorios. Más que una asistencia, afirma la Fundación Alpina, es un acompañamiento y una orientación para que estos grupos de mujeres puedan continuar aprovechando los conocimientos que adquirieron y sus proyectos productivos. “Quedan muchos temas urgentes por resolver, pero esperamos poder aportar a los tres mencionados. Con la apropiación de una ruta clara para poder gestionarlos, a lo mejor puedan encontrar la solución para otros”, dice Redondo. Adicionalmente, es una buena oportunidad para que la Dirección de Mujer Rural del Minagricultura pueda contrastar sus estrategias de llegada a los territorios y hacer los ajustes que puedan ser necesarios para que sean más efectivas y eficientes.
Esta es una de las seis rutas territoriales que el programa DRET II estará ejecutando en los próximos ocho meses en los departamentos de Guaviare, Cauca, Valle del Cauca, Cundinamarca, La Guajira, Atlántico, Bolívar, Magdalena, Sucre y Córdoba. Para 2023, el programa espera completar 16 rutas en otros territorios de Colombia.