¿Cómo hacen las jirafas para encontrar pareja? La clave está en la orina
Un estudio de la Universidad de California Davis estudió los comportamientos de los mamíferos más altos del mundo a la hora de aparearse. Así es como reconocen los machos a las hembras que ya están listas para reproducirse.
Ser jirafa y reproducirse puede llegar a ser una tarea complicada. A diferencia de los gatos o los perros, estos gigantes animales, que pueden pesar en promedio 1.200 kilos, no entran en celo. Tampoco tienen una temporada de cría como muchos mamíferos, ni llaman la atención de los machos, como en el caso de las aves.
Mientras las hembras alcanzan la madurez sexual a los 4 años de edad, los machos tardan dos años más. Sin embargo, para poder reproducirse deben demostrar ante la manada ser lo suficientemente fuertes. Es por esto, que, por lo general, estos animales se reproducen cuando alcanzan los 10 años. (Lea: La minería en aguas profundas podría causar problemas de salud en cetáceos)
Pero, al llegar a esta edad, ¿cómo hacen para reconocer a las hembras que están listas para reproducirse? Live Lynnette Hart, profesora de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de California Davis, y Benjamin Hart, profesor emérito de la misma facultad de veterinaria, observaron estos comportamientos entre las jirafas durante excursiones al Parque Nacional de Etosha, en Namibia al suroeste de África.
En su estudio, publicado en la revista Animals, explican que el primer paso lo debe dar el macho, quien empuja a la hembra para oler sus genitales y también para provocar su orina y posteriormente olerla. (Lea: México prohíbe el turismo para ver tiburones blancos en la isla Guadalupe)
En ese momento, el macho realiza una “mueca”, conocida como la “respuesta flehmen” que consiste en abrir ligeramente la boca y retraer los labios tras oler un aroma intenso. Este gesto le permite al macho detectar las feromonas, unas sustancias químicas que buscan provocar un comportamiento específico en animales de la misma especie, en este caso, para saber si la hembra está lista para aparearse. Cuando el macho no encuentra esta sustancia, deja a la hembra sola, y repite el proceso con otra.
Al encontrar la jirafa indicada, ambos hacen una especie de baile donde acarician sus cuellos mutuamente. Una vez la hembra lo acepta, llega el momento de la consumación, que solo dura unos segundos. Si logra quedar embarazada, deberá esperar quince meses para tener su cría.
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Ser jirafa y reproducirse puede llegar a ser una tarea complicada. A diferencia de los gatos o los perros, estos gigantes animales, que pueden pesar en promedio 1.200 kilos, no entran en celo. Tampoco tienen una temporada de cría como muchos mamíferos, ni llaman la atención de los machos, como en el caso de las aves.
Mientras las hembras alcanzan la madurez sexual a los 4 años de edad, los machos tardan dos años más. Sin embargo, para poder reproducirse deben demostrar ante la manada ser lo suficientemente fuertes. Es por esto, que, por lo general, estos animales se reproducen cuando alcanzan los 10 años. (Lea: La minería en aguas profundas podría causar problemas de salud en cetáceos)
Pero, al llegar a esta edad, ¿cómo hacen para reconocer a las hembras que están listas para reproducirse? Live Lynnette Hart, profesora de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de California Davis, y Benjamin Hart, profesor emérito de la misma facultad de veterinaria, observaron estos comportamientos entre las jirafas durante excursiones al Parque Nacional de Etosha, en Namibia al suroeste de África.
En su estudio, publicado en la revista Animals, explican que el primer paso lo debe dar el macho, quien empuja a la hembra para oler sus genitales y también para provocar su orina y posteriormente olerla. (Lea: México prohíbe el turismo para ver tiburones blancos en la isla Guadalupe)
En ese momento, el macho realiza una “mueca”, conocida como la “respuesta flehmen” que consiste en abrir ligeramente la boca y retraer los labios tras oler un aroma intenso. Este gesto le permite al macho detectar las feromonas, unas sustancias químicas que buscan provocar un comportamiento específico en animales de la misma especie, en este caso, para saber si la hembra está lista para aparearse. Cuando el macho no encuentra esta sustancia, deja a la hembra sola, y repite el proceso con otra.
Al encontrar la jirafa indicada, ambos hacen una especie de baile donde acarician sus cuellos mutuamente. Una vez la hembra lo acepta, llega el momento de la consumación, que solo dura unos segundos. Si logra quedar embarazada, deberá esperar quince meses para tener su cría.
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