Comprar el banano pecoso y otras formas de comer más sostenible
La forma en la que consumimos alimentos genera grandes impactos ambientales y sociales. Solo en Colombia se desperdician anualmente 1.5 millones de toneladas de comida al año y, a nivel global, si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer emisor de gases de efecto invernadero después de China y Estados Unidos.
Desde que se cultiva, transporta, distribuye y consume, la cadena del sistema alimentario tiene unos graves impactos sobre el medio ambiente que se traducen en que, para la producción de estos, se utilice el 69% del agua y el 34% de la tierra disponibles en el planeta, así como el 40% de la tierra habitable, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Adicionalmente, la tendencia al alza en la demanda de alimentos alienta la deforestación y, con esta, el aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero, esos que calientan en exceso el planeta. Estas dinámicas resultan en que, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), la producción de alimentos sea la responsable en un 70% de la pérdida de biodiversidad en ecosistemas terrestres y un 50% en ecosistemas de agua dulce, además del 80% de la deforestación y de casi la tercera parte del total de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, los impactos de este sistema también se evidencian en la sociedad. Pese a que se produce una cantidad de alimentos suficiente para satisfacer la demanda del total de la población, la FAO estimó que en el 2020 más de 811 millones de personas alrededor del mundo pasaron hambre. En contraste, más de 2.000 millones de personas sufren de sobrepeso u obesidad según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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La FAO también advierte que alrededor de un tercio de la comida producida se desperdicia anualmente. Mientras en las fincas productoras de todo el mundo se pierden alrededor de 1.200 millones de toneladas de productos al año, en la venta minorista y consumo se desperdician 931 millones de toneladas. Para el caso colombiano, según cifras entregadas por el Departamento de Planeación Nacional (DNP), los hogares del país dejan perder 1.5 millones de toneladas de comida cada año.
Como lo ha señalado Camila Cammaert, coordinadora de Sistemas Alimentarios Sostenibles de WWF Colombia, señala que es necesario “transformar todas las interacciones entre los elementos que conforman el sistema alimentario, por ejemplo, desde la planificación de qué se va a producir hasta cómo va a distribuirse ese alimento”, incluyendo el consumo de estos. Para Cammaert, todas las fases y actores del sistema tienen la responsabilidad y capacidad de hacerlo más sostenible y equitativo.
El panorama respecto a este problema puede empeorar si se tiene en cuenta que para el 2050 la población mundial puede alcanzar los 9.000 millones de personas y la demanda de alimentos se duplicará. A esto se le suma que, en la actualidad, los consumidores parecen no reconocer las malas prácticas que tienen. Según un reciente estudio de WWF Colombia, los colombianos desperdician más comida de la que creen. Mientras el porcentaje de desperdicio o pérdida de alimentos se ubica en un 34%, tres de cada diez personas encuestadas manifestaron no desechar comida, lo que podría demostrar cierto grado de negación por parte de la población frente a esta práctica.
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Sin embargo, también existen una serie de iniciativas y recomendaciones que presentamos a continuación para que los consumidores ayuden a mitigar y solucionar esta situación.
Antes de que vaya a hacer las compras
El consumo de alimentos empieza en casa. Antes de que salga de su hogar, planee las comidas y tenga en cuenta la cantidad de comensales que tendrá. Además, revise la alacena, nevera y congelador para verificar los alimentos disponibles. Después de esto elabore una lista con los productos que realmente necesite de la tienda.
También tenga en cuenta los productos de temporada y los alimentos que se producen en Colombia para planear sus recetas. Asistir a mercados locales y adquirir productos que se hayan cultivado o elaborado más cerca de su casa ayuda a reducir las emisiones asociadas al transporte de los alimentos.
En la tienda o supermercado
Compre los alimentos que incluyó en la lista que elaboró en la casa. No adquiera una mayor cantidad de productos únicamente porque estos se encuentren en promoción. Si ve un banano pecoso o una papaya blandita, cómprelos. Según la FAO, del total de alimentos que se desperdician en el país, el 62% son frutas o vegetales. Si la textura no le agrada puede usarlas para preparar salsas, jugos, mermeladas o batidos.
Adquiera más productos de origen vegetal para sus preparaciones e intente variar las especies de plantas que compra, ya que actualmente tres cuartas partes del suministro de alimentos provienen exclusivamente de 12 plantas y cinco animales. Si va a consumir productos de origen marino verifique el origen de este para asegurarse que no esté comprando especies en vía de extinción o en temporada de veda. Tampoco compre especies exóticas pues estas pueden encontrarse en estado crítico de conservación.
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Por último, lleve con usted bolsas de tela para empacar su mercado y evite comprar productos que estén envasados en plástico. Menos del 10% de los envases de este material se reciclan a nivel mundial y se estima que en 30 años haya más plástico que peces en el mar.
De regreso a casa
Cuando llegue del supermercado, tienda o plaza, refrigere las frutas, huevos y pan, y congele las carnes y pescados. Organice los demás productos en la alacena y refrigerador de tal manera que los pueda ver constantemente y así evite su vencimiento. Cuando se disponga a cocinar hágalo teniendo en cuenta la cantidad de comensales que tendrá y procure no preparar más alimentos de los que piensa consumir.
Si sobraron alimentos, trate de encontrar estrategias que le permitan reutilizarlos. En internet encontrará muchas ideas para evitar el desecho de estos. Recuerde que en el país se desperdician 1.5 millones de toneladas de comida al año y que, si el desperdicio de alimentos fuera un país, este sería el tercer emisor de gases de efecto invernadero, solo después de China y Estados Unidos.
Para finalizar, conozca la diferencia entre la fecha de vencimiento de un producto y la fecha de consumo preferente (no son lo mismo y muchas veces desechamos alimentos que aún pueden consumirse), y esté atento al proceso de maduración de las frutas y verduras para que no se vayan a perder. Para aprovecharlos, puede establecer un día para cocinar todos los alimentos que estén próximos a vencerse o a descomponerse.
Desde que se cultiva, transporta, distribuye y consume, la cadena del sistema alimentario tiene unos graves impactos sobre el medio ambiente que se traducen en que, para la producción de estos, se utilice el 69% del agua y el 34% de la tierra disponibles en el planeta, así como el 40% de la tierra habitable, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Adicionalmente, la tendencia al alza en la demanda de alimentos alienta la deforestación y, con esta, el aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero, esos que calientan en exceso el planeta. Estas dinámicas resultan en que, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), la producción de alimentos sea la responsable en un 70% de la pérdida de biodiversidad en ecosistemas terrestres y un 50% en ecosistemas de agua dulce, además del 80% de la deforestación y de casi la tercera parte del total de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, los impactos de este sistema también se evidencian en la sociedad. Pese a que se produce una cantidad de alimentos suficiente para satisfacer la demanda del total de la población, la FAO estimó que en el 2020 más de 811 millones de personas alrededor del mundo pasaron hambre. En contraste, más de 2.000 millones de personas sufren de sobrepeso u obesidad según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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La FAO también advierte que alrededor de un tercio de la comida producida se desperdicia anualmente. Mientras en las fincas productoras de todo el mundo se pierden alrededor de 1.200 millones de toneladas de productos al año, en la venta minorista y consumo se desperdician 931 millones de toneladas. Para el caso colombiano, según cifras entregadas por el Departamento de Planeación Nacional (DNP), los hogares del país dejan perder 1.5 millones de toneladas de comida cada año.
Como lo ha señalado Camila Cammaert, coordinadora de Sistemas Alimentarios Sostenibles de WWF Colombia, señala que es necesario “transformar todas las interacciones entre los elementos que conforman el sistema alimentario, por ejemplo, desde la planificación de qué se va a producir hasta cómo va a distribuirse ese alimento”, incluyendo el consumo de estos. Para Cammaert, todas las fases y actores del sistema tienen la responsabilidad y capacidad de hacerlo más sostenible y equitativo.
El panorama respecto a este problema puede empeorar si se tiene en cuenta que para el 2050 la población mundial puede alcanzar los 9.000 millones de personas y la demanda de alimentos se duplicará. A esto se le suma que, en la actualidad, los consumidores parecen no reconocer las malas prácticas que tienen. Según un reciente estudio de WWF Colombia, los colombianos desperdician más comida de la que creen. Mientras el porcentaje de desperdicio o pérdida de alimentos se ubica en un 34%, tres de cada diez personas encuestadas manifestaron no desechar comida, lo que podría demostrar cierto grado de negación por parte de la población frente a esta práctica.
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Sin embargo, también existen una serie de iniciativas y recomendaciones que presentamos a continuación para que los consumidores ayuden a mitigar y solucionar esta situación.
Antes de que vaya a hacer las compras
El consumo de alimentos empieza en casa. Antes de que salga de su hogar, planee las comidas y tenga en cuenta la cantidad de comensales que tendrá. Además, revise la alacena, nevera y congelador para verificar los alimentos disponibles. Después de esto elabore una lista con los productos que realmente necesite de la tienda.
También tenga en cuenta los productos de temporada y los alimentos que se producen en Colombia para planear sus recetas. Asistir a mercados locales y adquirir productos que se hayan cultivado o elaborado más cerca de su casa ayuda a reducir las emisiones asociadas al transporte de los alimentos.
En la tienda o supermercado
Compre los alimentos que incluyó en la lista que elaboró en la casa. No adquiera una mayor cantidad de productos únicamente porque estos se encuentren en promoción. Si ve un banano pecoso o una papaya blandita, cómprelos. Según la FAO, del total de alimentos que se desperdician en el país, el 62% son frutas o vegetales. Si la textura no le agrada puede usarlas para preparar salsas, jugos, mermeladas o batidos.
Adquiera más productos de origen vegetal para sus preparaciones e intente variar las especies de plantas que compra, ya que actualmente tres cuartas partes del suministro de alimentos provienen exclusivamente de 12 plantas y cinco animales. Si va a consumir productos de origen marino verifique el origen de este para asegurarse que no esté comprando especies en vía de extinción o en temporada de veda. Tampoco compre especies exóticas pues estas pueden encontrarse en estado crítico de conservación.
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Por último, lleve con usted bolsas de tela para empacar su mercado y evite comprar productos que estén envasados en plástico. Menos del 10% de los envases de este material se reciclan a nivel mundial y se estima que en 30 años haya más plástico que peces en el mar.
De regreso a casa
Cuando llegue del supermercado, tienda o plaza, refrigere las frutas, huevos y pan, y congele las carnes y pescados. Organice los demás productos en la alacena y refrigerador de tal manera que los pueda ver constantemente y así evite su vencimiento. Cuando se disponga a cocinar hágalo teniendo en cuenta la cantidad de comensales que tendrá y procure no preparar más alimentos de los que piensa consumir.
Si sobraron alimentos, trate de encontrar estrategias que le permitan reutilizarlos. En internet encontrará muchas ideas para evitar el desecho de estos. Recuerde que en el país se desperdician 1.5 millones de toneladas de comida al año y que, si el desperdicio de alimentos fuera un país, este sería el tercer emisor de gases de efecto invernadero, solo después de China y Estados Unidos.
Para finalizar, conozca la diferencia entre la fecha de vencimiento de un producto y la fecha de consumo preferente (no son lo mismo y muchas veces desechamos alimentos que aún pueden consumirse), y esté atento al proceso de maduración de las frutas y verduras para que no se vayan a perder. Para aprovecharlos, puede establecer un día para cocinar todos los alimentos que estén próximos a vencerse o a descomponerse.