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Científicos de la Fundación Khamai reportaron el descubrimiento de cinco nuevas especies de víboras de pestañas en los bosques y selvas de Colombia y Ecuador. Antes de esta investigación, estas especies habían sido catalogadas de manera errada como una única y variable que se distribuía desde México hasta el norte de Perú. No obstante, se descubrió que se trataría de un grupo de especies que no habían sido descritas y catalogados de manera oficial.
Estos hallazgos, que fueron publicados en la revista Evolutionary Systematics, hacen parte de una investigación de una década que empezó cuando uno de los autores del estudio fue mordido por una de las especies que permanecía por ser descubierta. El objetivo de esta búsqueda científica es conocer la biodiversidad de la cordillera de los Andes y sus valles, sobre la cual hay, aseguran los investigadores, aún hay mucho por descubrir.
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Tres de las cinco especies descubiertas, relatan los investigadores, son endémicas de la Cordillera Oriental de Colombia, donde ocupan bosques nubosos y plantaciones de café. Una de estas es conocida como la Picaflor de Rahim, que suele vivir en zonas remotas de la selva tropical del sur del Chocó.
Para catalogar estas nuevas especies, los investigadores realizaron una serie de análisis morfológicos de los individuos seleccionados, así como estudios de su ADN para confirmar que se tratarían de nuevas especies únicas de Los Andes.
“Las víboras de pestañas destacan por un rasgo distintivo: un conjunto de grandes escamas en forma de espinas situadas sobre sus ojos. Estas ‘pestañas´ les confieren un aspecto formidable y feroz, aunque se desconoce el verdadero propósito de esta característica”, explica Alejandro Arteaga, uno de los investigadores del estudio. “Las víboras de pestañas también son famosas por otra característica: son policromáticas. Para algunas de las especies, existe un morfo “navideño”, un morfo fantasma e incluso un morfo púrpura, y las distintas variedades a veces coexisten y se reproducen entre sí. La razón de estas increíbles variaciones de color es aún desconocida, pero probablemente permite a las víboras ocupar una amplia gama de perchas para emboscadas, desde ramas musgosas hasta heliconias amarillas brillantes.”
En este contexto, una de las conclusiones del estudio es que cuatro de las especies del grupo se enfrentan a un alto riesgo de extinción. Esto se debe a que tienen un área de distribución geográfica altamente limitada y, además, entre el 50 % y el 80 % de su hábitat ya ha sido destruido. Por lo tanto, los autores del estudio piden respuestas rápidas para salvar el hábitat restante.
“La necesidad de proteger a las víboras de pestañas es crucial, ya que, a diferencia de otras serpientes, no pueden sobrevivir sin una cubierta de copas adecuada. Su belleza, aunque digna de celebración, también debe protegerse y vigilarse cuidadosamente, ya que los cazadores furtivos tienen fama de elegir a las carismáticas víboras arborícolas para el comercio ilegal de animales exóticos como mascotas”, indicó Arteaga a Phys.org.
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Por el momento, los investigadores indicaron que establecieron una reserva para estudiar y proteger una potencial sexta especie que aún no ha sido descrita por este estudio. Estos resultados continuarían expandiendo los conocemos sobre esta especie.
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