Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
A finales de este año, Colombia será la anfitriona de la cumbre mundial de la biodiversidad, también conocida como Conferencia de las Partes, un evento que reúne a 196 de países de todos los continentes con el objetivo de evaluar y analizar las acciones tomadas desde todos los niveles para conservar la vida en el planeta.
Como parte de las funciones que implica ser sede del encuentro, el país tendrá la presidencia de la cumbre en su edición número 16 (COP16), y durante los próximos dos años, lo que significa que tendrá la tarea de presentar un plan de acción nacional e internacional, lograr un consenso entre las naciones y proponer nuevos enfoques para lograr cumplir el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, que establece un ambicioso programa hacia la consecución de las metas que buscan tener un mundo que viva en armonía con la naturaleza y la proteja. Estos objetivos deben cumplirse para 2030, en menos de seis años.
“Con esta presidencia esperamos influir en la agenda política de biodiversidad internacional en los próximos años. Esta agenda la hemos denominado ‘Paz con la Naturaleza’, que tiene como objetivo aterrizar cambios importantes que permitan que la sociedad en su conjunto se reconcilie con la naturaleza”, explica la ministra de Ambiente, Susana Muhamad.
De acuerdo con la ministra Muhamad, se trata de cambiar la forma en la que producimos y vivimos para lograr modos de vida más sostenibles y que permitan proteger y conservar los ecosistemas y la biodiversidad.
Pero, ¿de dónde surge esta visión, cuáles son sus fundamentos, y, al final de cuentas, cuál es la propuesta que hace el Gobierno Nacional?
La ministra Muhamad, revela que son cuatro retos a los que se dará relevancia en este evento: que se apruebe el plan de trabajo global para los pueblos étnicos, que se tenga una meta clara de financiación para proteger la biodiversidad, evaluar cómo va el mundo en el cumplimiento de las 23 metas de biodiversidad a nivel global, y establecer un marco justo de beneficios para los países de donde se extraen las cadenas genéticas.
La financiación y las comunidades étnicas
El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Ambiente, asegura que tiene cuatro metas para la COP de este año. La primera es que se establezca una meta clara de financiación que sea acorde a las 23 metas trazadas y adoptadas por el mundo hace dos años, que buscan detener la extinción de las especies para 2030 y su proliferación para 2050.
Estas consisten en adoptar medidas como incluir la biodiversidad en todos los niveles de gobierno, restaurar el 30 % de los ecosistemas degradados, detener el tráfico de especies, entre otros.
Estas metas convierten a Colombia, y a otros países con grandes porcentajes de biodiversidad, en escenarios centrales, pues le ofrecen beneficios ecosistémicos a todo el mundo. Para ponerlo en perspectiva, Colombia es el tercer país más biodiverso del mundo (detrás de Brasil e Indonesia), el primero en riqueza de aves, orquídeas y mariposas, y el segundo con más plantas, anfibios, peces dulceacuícolas, reptiles, palma y murciélagos.
“En Colombia habitan 29.459 especies de animales, 4.068 especies de orquídeas, 37.659 especies de plantas y, además, tenemos 5 de las 7 especies de tortugas marinas que habitan en todo el planeta. Nuestra riqueza endémica sobre pasa las 6.300 especies”, explica el Ministerio de Ambiente.
Además de esto, su posición en el mundo es singular. Es el único país de Suramérica con acceso a dos océanos, lo que significa una superficie marina que casi iguala la misma área del territorio continental.
Esta área tan extensa, como profunda, alberga miles de especies de fauna y flora. En ellas, por ejemplo, se encuentran más de 600 especies de macroalgas con tamaños desde menos de un milímetro hasta los cinco metros de altura, cinco especies de pastos marinos (con la pradera más grande en La Guajira), y ocho especies de mangle, la mayoría distribuidas a lo largo de la costa Pacífica, ecosistemas que son prioridad para el gobierno y sobre los cuales ya se desarrollan varios programas para su preservación.
Además de los recursos hídricos, Colombia también es un país de bosques. Según estimaciones oficiales estos representan el 51,9 % del territorio continental e insular del país. En otras palabras, contamos con 59.277.461 de hectáreas de bosque natural, es decir, más de 363 veces el tamaño de Bogotá.
“Colombia, está catalogada como uno de los doce países con mayor cobertura boscosa del planeta, representando cerca del 1,5 % del bosque en el planeta, lo cual a su vez aporta significativamente para que sea considerado un país megadiverso, solo superado por Brasil”, agrega la cartera de Ambiente.
En este contexto, la Amazonia es un gran foco de biodiversidad y de servicios ecosistémicos para todo el planeta. En esta gran región habitan 1104 especies de peces, 68% de la diversidad de peces de agua dulce del país, 9793 especies de plantas y 69 especies de plantas endémicas. Además, esta zona es responsable de una importante absorción de gases de efecto invernadero, así como de la estabilidad hídrica y la temperatura de la región y el resto del mundo.
Toda esta riqueza, no obstante, está en riesgo por diferentes amenazas que ha dejado como consecuencia la pérdida de biodiversidad, que desemboca en un desequilibrio ecológico, pues la desaparición de especies puede alterar las interacciones y relaciones en el ecosistema, llevando a desequilibrios en las poblaciones de otras especies.
Aunque la mayor parte de la biodiversidad conservada se encuentra en territorios en donde habitan comunidades indígenas. “Recordemos que el 80 % de la biodiversidad están en manos de comunidades indígenas y comunidades locales, por eso Colombia quiere apoyar su voz y su rol en estos procesos, este es otro de nuestros objetivos en la COP16″, explica la ministra de Ambiente, Susana Muhamad.
La evaluación del avance de los compromisos
Otra de las metas claves es saber cómo avanza el mundo en los compromisos de biodiversidad. Este es un proceso en el que Colombia ya ha adelantado esfuerzos que se evidencian en decisiones informadas, el trabajo con comunidades y el abordaje transversal a la protección de la naturaleza.
Recientemente, el Ministerio de Ambiente lideró un exhaustivo proceso técnico y científico con la participación Institutos de investigación, universidades, asociaciones, centros de investigación y especialistas que buscaba dar un mayor conocimiento e información más detallada sobre qué le estaba pasando a las especies y el punto de no retorno de nuestra biodiversidad.
Esta investigación encontró que Colombia cuenta con 75.157 especies, de las cuales 2.106 están amenazadas, una cifra que incrementaría aproximadamente a 800 especies en 7 años. Entre los principales factores que afectan la biodiversidad están la deforestación de cuencas por agricultura y minería, la contaminación por vertimientos, el desarrollo urbano, la densidad poblacional, la intervención humana, la disminución de los humedales y, por supuesto, el cambio climático.
“Entre la fauna amenazada, se encuentra el tití cabeciblanco, el pez sierra, la tortuga del río, el manatí amazónico y del caribe, la abeja amazónica, el bagre, la turpia real, entre otros”, indica el Ministerio de Ambiente.
Este conocimiento, según el Gobierno Nacional ha sido incorporado en un plan de acción que busca salvar la biodiversidad a partir de cinco puntos: acuerdos sociales de conservación con las comunidades, la consolidación de la economía forestal y de la biodiversidad, agenda ambiental para la paz, fortalecimiento institucional en los territorios, investigación criminal para llegar a los determinadores de la deforestación y despliegue de la Fuerza Pública.
Además de esto, en el país se han implementado programas como Conservar Paga, el cual ha triplicado los incentivos para las familias que se comprometen a la no deforestación del bosque, con pagos de hasta $900.000 en los departamentos del Caquetá y Guaviare, y que en los próximos meses llegarán a más de 10.000 familias beneficiadas.
Otras de las acciones que se destacan en los últimos meses es la declaratoria del nuevo Parque Nacional Natural, el número 61 del país, la Serranía de Manacacías, que cuenta con más de 68.000 hectáreas nuevas protegidas.
Con esta nueva área protegida se busca fortalecer la protección de los bosques, las fuentes hídricas y la fauna que presenta algún grado de amenaza, así como salvaguardar especies como la danta, el venado de cola blanca, la tonina, el jaguar, la tortuga charapa, el caimán llanero, la nutria gigante, el paujil colicastaño, el oso palmero y, entre otros, el armadillo gigante. La idea es llevar todos estos procesos a un escenario internacional.
El plan para el mundo y los recursos genéticos
Con todo este contexto y experiencia, el país busca consolidarse como un referente mundial en la lucha por conservar la biodiversidad en el planeta. En el centro está la visión de tener ‘Paz con la Naturaleza’.
“Esto último implica tener que hacer cambios económicos, pero también tener en el centro de la agenda la influencia que tienen los conflictos armados y los derechos humanos de las personas que defienden la naturaleza en la apuesta por la biodiversidad”, explica la ministra de Ambiente, Susana Muhamad.
Una de las apuestas más innovadoras que serán lideradas por el país, es la de construir un plan de beneficios sobre cadenas genéticas para que la industria retribuya justamente a todos los países megabiodiversos que alojan, en sus territorios, la riqueza natural del planeta.
Con estos elementos, el país se prepara para ser sede de la cumbre mundial de biodiversidad y lograr un acuerdo mundial para lograr la Paz con la Naturaleza.